Opinión

El Gato y El Ratón

Elinor Montes:

La comunidad internacional y la gente de lo que hasta 1999 fue la República de Venezuela, hoy Cubazuela -miserable colonia cubana-, están distraídos y a la espera de los resultados del proceso de “negociación” en curso entre el régimen y la oposición cuyo objetivo, para los demócratas es el logro de unas condiciones mínimas que permitan la realización de elecciones libres y justas, proceso que para el régimen, que no negocia el poder, no es tal, sino una táctica dilatoria, una emboscada más y por ahora, puede dar algunas concesiones. Las elecciones regionales venideras son las migajas de ficticio poder que el régimen acostumbra conceder a la oposición para mantener la apariencia de democracia -para quien se quiere engañar porque de democracia no queda nada-; mientras, el Socialismo del Siglo XXI profundiza la sovietización de Cubazuela mediante la promulgación de la Ley Orgánica de las Comunas, a todas luces inconstitucional, que entre otros dejará a las Alcaldías, a las Gobernaciones, a los Concejos Municipales y a los Consejos Legislativos a “elegir” como ilusorias instituciones del Poder Público Estadal y Municipal,  meras figuras decorativas, aún más de lo que ya son, en virtud de la cantidad de recursos y facultades que les han sido arrebatadas por el Estado-partido rojo rojote durante estos 22 años de destrucción, de refundación de la república, de instauración de una democracia participativa y protagónica en la cual se establecen las comunas, para ser totalmente contraladas y sometidas al Soviet Supremo Cubazuelano, que reunidas en asambleas aprobarán en votaciones a mano alzada lo que se les ordene.

A estas alturas del partido ya deberían todos saber que este es el juego del gato y el ratón, todavía estamos sufriendo las consecuencias de lo que ocurrió en las elecciones de la Asamblea Nacional en el 2015, con el triunfo de la oposición y la neutralización de los 3 diputados opositores electos por el Estado Amazonas, que ejecutó el TSJ con rapidez y eficacia, para arrebatarle al pueblo la representación de los 2/3 que necesitaba para renovar con personas probas e independientes las autoridades del Poder Público Judicial, Electoral y Ciudadano, y no contento con esto el régimen, mediante la Sala Constitucional, en clara violación de la Constitución y de la Ley que rige al TSJ, declaró en un supuesto desacato a la Asamblea Nacional para cesarla de sus funciones, a pesar de que no tiene tal facultad y para colmo este máximo Tribunal se atribuyó las funciones de la AN. El remate final lo hizo en las elecciones regionales del 2017 cuando el CNE rojo, con total impudicia le atribuyó al régimen el triunfo de la mayoría de los cargos electos, lo que ocasionó que finamente la oposición entendiera que ser mayoría no es suficiente porque el régimen hace con las elecciones lo que le da la gana. Lo mismo ocurrió con el rechazo del pueblo en el Referéndum de la Reforma Constitucional propuesta por el difunto Chávez en diciembre de 2007, quien luego, mediante una Enmienda Constitucional logró establecer la reelección indefinida y en diversas leyes se han ido incluyendo las normas rechazadas de dicha Reforma, la más reciente, la comuna.

¿Cómo se puede pensar que un Estado totalitario, que va a pasos de vencedores hacia el Estado Comunal para radicalizar el control social -control total sobre la gente y sus bienes-, va a realizar unas elecciones para que la oposición democrática acceda al poder?

“Por sus frutos los conoceréis” (Lc. 6,43-44, Mateo 7,17-18), basta echar un vistazo a todo el proceso totalitario en Cubazuela, caracterizado por el engaño, las manipulaciones, las emboscadas y la falta de moral, escrúpulos y límites de sus ejecutores, para entender que el régimen siempre ha trazado el camino hacia una salida electoral, porque las elecciones son estratégicas para acceder al poder en la democracia no así en el totalitarismo, y en ese camino la gente de Cubazuela lleva ya 22 años y los que faltan si siguen dándose golpes contra la pared.

Una cosa es lo ideal, lo que uno quiere que suceda y otra lo posible y muchas veces lo ideal no es posible, pero hasta que esto no se entiende la gente sigue caminando por años en el laberinto sin salida de lo ideal y jamás encuentra el camino que lleva a lo posible. Cuando esto ocurre, no sería bueno buscar otra ruta a ver si por fin se encuentra la verdadera salida.-

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