Testimonios

A 49 grados, en pleno caos y oyendo el silbido de las balas: así evangelizan estas 4 monjas en Chad

De los 189 países analizados en el informe sobre desarrollo humano de la ONU, Chad se encuentra en el puesto 187, y desde hace años ocupa las listas de los países más pobres de todo el mundo.

La situación del país, agravada por el analfabetismo, el desempleo y el Covid, es crítica. Por pequeña que parezca su ayuda, las hermanas de la Compañía del Santo Niño Jesús son para muchos su única esperanza.

Patricia Thomas es, junto con sor Emmanuella Adinnu, sor Nadège Mongar y la Hermana Theresa Nwaigwe, la cuarta religiosa de la comunidad instalada en Chad desde 1990, y fundada en 1846 en Derby (Inglaterra).

Ha contado a Global Sisters Report cómo los efectos de la pandemia han colocado al país al borde del colapso. En medio del sufrimiento, su confianza en Dios y la oración se mantienen incólumnes.

Evangelización y educación para salvar a la infancia

Como vienen realizando desde 1930, la Compañía del Santo Niño Jesús se dedica especialmente a la evangelización a través de las escuelas primarias, secundarias y de formación de maestros. También buscan preparar a los jóvenes para el matrimonio e impulsan centros domésticos, de higiene y el cuidado de niños rechazados por sus familias.

El Covid ha sido devastador en el país. También para esta pequeña comunidad, que se dedica a fomentar la educación entre los más jóvenes de la localidad de N’Djamena.

Una vez que llegó la pandemia, ya no pudimos pagar a nuestro personal porque dependemos de las cuotas escolares, que dejaron de llegar  cuando los padres perdieron sus trabajos y no pudieron pagar durante el cierre”, explica la hermana Thomas.

El 99% de sus estudiantes son pobres y gran parte de ellas sobreviven como empleadas domésticas.

«Muchas son huérfanas y contraen matrimonios precoces. Algunas tienen quien les ayuda a pagar las cuotas escolares para aprender a confeccionar ropa para bebés, pero como muchos de los patrocinadores perdieron sus trabajos o no se les pagaron los salarios, ya no pueden pagar las tarifas necesarias”.

La hermana Patricia explica que se les acaba el tiempo y como medida desesperada para no cerrar la escuela, ofrecen a los padres la posibilidad de pagar en efectivo a final de mes, aunque sean pequeñas fracciones del total.

Guarderías, bibliotecas y escuelas de costura en medio de la pobreza

“Nuestro planteamiento educativo es formal e informal. A quienes no pueden asistir a la escuela formal, les enseñamos costura, cocina y otras manualidades que les permitan generar ingresos”.

Recientemente han abierto una guardería, y tratan de «trasladar a los padres que la educación de sus hijas no es solo una pérdida de dinero”.

En Chad, explica, recibir educación y poder conseguir ingresos proporciona gran seguridad e independencia frente a la amenaza de los matrimonios precoces, que en ocasiones se adelantan a los 13 años.

Por ello, la Compañía del Santo Niño Jesús ha hecho de la educación su principal campo de trabajo.

Hombres y mujeres de Chad aprendiendo a tejer.

Junto con la informática, la cocina o la propia «escuela formal» como llaman a los estudios más reglados, la costura es otra de las ramas potenciadas por las hermanas. 

Uno de sus principales dedicaciones son la costura y el tejido, con cerca de 70 alumnos inscritos en esta actividad en el curso 2019/2020.

También dedican especial atención a la cocina -que contó con 15 alumnos en el mismo curso- y la informática, gracias a sus 4 escasos pero útiles ordenadores. Además, 17 jóvenes se inscribieron en la biblioteca, donde los alumnos pueden preparar sus exámenes.

Mujeres de Chad aprenden cocina con monjas.

Algunas de las mujeres que gracias a las hermanas de la Sociedad del Santo Niño Jesús pueden aprender a cocinar y generar ingresos en uno de los países más pobres del mundo.

Llevando la fe entre el silbido de las balas

Junto con la pobreza y la crisis sanitaria, el desempleo, la política económica del país y las propias condiciones ambientales son una dificultad añadida.

Thomas explica que, aunque se descubrió petróleo en el sur del país –actualmente es de los mayores productores petrolíferos de África–, nada ha cambiado mucho para la familia en Chad.

La mayoría de nuestras familias se gana la vida a duras penas con la agricultura, a pesar de que gran parte del país es desértico y las temperaturas alcanzan los 49 grados”.

Por si fuera poco, añade, “la guerra casi constante” es otro de los causantes del bloqueo del país.

Vivir en guerra día tras día es estresante, corriendo por tu vida escuchando disparos o amenazas de grupos rebeldes que entran en la ciudad. La inseguridad lleva a un alto número de desplazados a salir del país y agota los recursos humanos necesarios para construir la nación”.

Las hermanas se muestran optimistas por compleja que sea su situación. «Al mirar al futuro, lo hacemos con entusiasmo y un espíritu lleno de esperanza y confianza en Dios, que nos ha llamado a cada una a la misión de servirle en toda su plenitud».

Pese a los desafíos sostienen que, por encima de su labor social, “todo lo que podemos hacer es esperar y confiar en Dios y orar para que las mentes y los corazones puedan cambiar”.

Misa de Navidad en Chad.

Fe, educación y supervivencia se unen en las comunidades establecidas por la Sociedad del Santo Niño Jesús en África.

Una de las iglesias más jóvenes del mundo

Actualmente, el islam es la creencia mayoritaria entre los chadianos, con un 54% de seguidores en el país. Otro14% de ellos son protestantes y el 20% profesa la fe católica, en una de las iglesias más jóvenes de todo el mundo. Tanto que estas navidades Chad celebra el 75 aniversario de su primera misa.

La labor de las hermanas forma parte de la coordinación de la Unión Nacional de Asociaciones Diocesanas de Ayuda y Desarrollo (UNAD).

Colegio en Nigeria de las Hermanas del Nino Jesus.

La Sociedad del Santo Niño Jesús dispone de colegios repartidos por el continente africano, especialmente en Nigeria y Chad, y ha hecho de la educación su principal área de ayuda y apostolado. 

Junto con Caritas, esta organización busca transmitir la fe, la caridad y el amor al prójimo a través de cuatro ejes fundamentales: garantizar los servicios sociales básicos, el contacto con el gobierno para la prevención de conflictos y gestión de recursos y la colaboración en emergencias y acciones humanitarias.-

J. M. Carrera / ReL

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