Trabajos especiales

Día de los Santos Inocentes

Alejo García:

Según algunos historiadores afirman que en el mandato del Rey Herodes I El Grande (113 a.C -43 a.C), Rey de Judea, obsesionado por el poder que ejercía y temeroso ante el anuncio de los Reyes Magos del nacimiento de un niño, el cual suponía iba a ser el Mesías y nuevo monarca de ese territorio. Ante tal advenimiento del niño Jesús, el déspota monarca entró en cólera y ordenó a su ejército matar a los niños menores de 2 años de edad que vivían en Belén. Así eliminaría de inmediato al futuro Mesías. De acuerdo a la leyenda de los Magos, relataron que habían recibido una advertencia de Dios para evitar que el recién nacido y sus padres la Virgen María y San José no fueran a Jerusalén y regresaran a su destino por una vía alterna. Esta previsión ocasionó en Herodes gran disgusto y ánimo para incrementar la represión que ejercía en su cruel mandato.

Los relatos históricos afirman que un Ángel advirtió a San José para dirigirse a Egipto. Al arribar los soldados al lugar donde supuestamente estaba el menor, no lo encontraron porque había huido fuera de Belén. Al no hallar al infante dio motivo a los soldados para iniciar y asesinar a todos los pequeños que vivían en eso región. A raíz de este cruel y doloroso suceso en oposición de los menores de dos años de vida, decidido por Herodes con la finalidad de asesinar al recién nacido Jesús de Nazaret y así evitar que el estimado Mesías le quitara el trono que desempeñaba. Desde entonces y según el Evangelio de San Mateo, se evoca el 28 de diciembre como “La Masacre de los Inocentes# o el “Día de los Inocentes”.

Al transcurrir el tiempo la solemnidad de ese acontecimiento luctuoso se ha desfigurado y convertido en ciertos lugares del universo en un conjunto de bromas a los seres humanos. Asimismo, los medios de comunicación publican noticias falsas o exageradas de ese infanticidio lamentable. En contraste a eso, la Iglesia Católica rememora ese incruento hecho infantil como una forma de honrar sus memorias.

Es común en esos escritos o decirles frases a las personas, tales como: “caíste por inocente” o “que la inocencia te valga”, acompañados de carcajadas. Varios autores afirman que esta tradición corresponde a que el Día de los Santos Inocentes se fue asociando con la fiesta de los locos, efectuada entre Navidad y Año Nuevo durante la Edad Media por los clérigos jóvenes. Eran festividades muy carnavalescas, burlonas e irreverentes. En las mismas los muchachos jugaban, bebían, comían en los altares, cantaban canciones sarcásticas y obscenas, hacían castigos graciosos, se disfrazaban y parodiaban a los sacerdotes. También seleccionaban al obispo o Papa de los locos, se colocaban las indumentarias al revés y hacían procesiones hacia atrás.

La fiesta de los locos era una forma de expresar la inconformidad y protestar mediante la burla, la situación que vivían en el seno de las iglesias. Es recomendable que las bromas que se practiquen sean de buen gusto e inofensivos para que las individuos que las reciban, ya que el fin es sorprenderlas y pasar un momento ameno.

En el pasado era común practicar un conjunto de bromas utilizadas en el Día de los Santos Inocentes. Entre ellas se destacan: colocar una moneda o billete en el suelo, para que alguien intente recogerlo, enviar un mensaje de texto o de voz a alguien conocido, anunciando una situación o noticia falsa, en el cubículo de un baño colocar un par de zapatos y un pantalón para dar a entender que el baño está ocupado, servir una bebida fría o caliente como zumos, té o café y colocar sal en lugar de azúcar, hacer llamadas falsas a personas con identificación fingida, entregar un regalo vacío y al destaparlo no contiene nada, adelantar o retrasar las horas del reloj en un instante de descuido de la víctima, colocar un monigote o muñeco de papel en la espalda de la víctima, sin qué se dé cuenta y así sucesivamente otras ocurrencias comunes practicadas en esta conmemoración.

Rememoremos el 28 de diciembre el Día de los Santos Inocentes como un lamentable infanticidio practicado por orden del criminal Rey Herodes en la antigüedad y pidámosle al Todopoderoso que no se repita esa acción espantosa.-

El Pizarròn/

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