Venezuela

Sindicalistas desmienten al Gobierno: Industrias básicas de Guayana operan al 6%

Denuncian que amedrentamiento a la clase obrera, reducción de nóminas, desmantelamiento de unidades de producción, desidia y desinversión, como las causas del descalabro del complejo industrial guayanés

El amedrentamiento a la clase obrera, la reducción de las nóminas, el desmantelamiento de unidades de producción, la desidia y la desinversión han empujado a las industrias básicas de Guayana a padecer el peor momento de su historia, por lo que han perjudicado a las poblaciones tanto de Bolívar como de Amazonas que dependen de esas actividades económicas.

La destrucción del aparato productivo venezolano no se ha detenido, pese a los discursos de “milagro económico” que intenta promover el Gobierno y el diminuto repunte del producto interno bruto (PIB) experimentado en el 2021.

Más allá del discurso y la propaganda oficialista, se esconde una realidad funesta para las industrias del país, especialmente la operada por el Estado, que ha sido sometida a una desidia sin precedentes.

La nula inversión en la industria, el desmantelamiento de unidades de producción enteras e incluso la venta de chatarra como mecanismo para que el Estado obtenga dinero han puesto en jaque a industrias históricas con importancia vital para la economía venezolana.

Este proceso de desindustrialización tiene relación directa con el gobierno de Maduro, aunque este y sus acólitos afirmen que la crisis económica es consecuencia de sanciones de Estados Unidos y la comunidad internacional, además de la supuesta “guerra económica” que acusaba a los empresarios de promover.

No en vano, actualmente hay mínima producción en las industrias básicas de Guayana, reconocidas históricamente por su significativa producción de materia prima que acaba en las industrias transformadoras, para producir productos que acaban siendo utilizados en la producción de actividades económicas como la construcción, la industria automotriz, el sector farmacéutico, el agroalimentario y un largo etcétera.

Durante 2021, Sidor apenas produjo un 6,88% de la capacidad que tiene instalada, con algunas unidades de producción totalmente paralizadas durante meses.

Las cifras detalladas, proporcionadas por trabajadores de la empresa, reflejan promedios diminutos de producción en todas las materias primas que elabora Sidor.

A lo largo del año se produjeron 1.093.459 toneladas métricas de pellas (15,2% de capacidad instalada), 136.430 toneladas métricas de hierro de reducción directa (3,6%), 7.014 toneladas métricas de cabillas (1,2%), 72.387 toneladas métricas de alambrón (11,1%) y 150.970 toneladas métricas de palanquillas, que junto a 10.050 toneladas métricas de planchones conformaban un total de 169.020 toneladas métricas de acero (3,3%).

Estos resultados demuestran el deplorable estado de Sidor, una de las estatales más representativas del grupo de industrias básicas de Guayana.

Los resultados, además, contradicen al ministro de Industrias y Producción Nacional José Gregorio Biomorgi, quien declaró a inicios de año que se ha impulsado la recuperación en las empresas básicas de Guayana, al punto de que se ha alcanzado una producción del 50% de la capacidad instalada.

El coordinador del Comité de Seguridad y Salud Laboral de Sidor, Carlos Ramírez, denunció que el discurso oficialista no refleja en absoluto el estado de las industrias de Guayana.

“Desde la intersectorial de trabajadores de Guayana queremos decir que este es otro ministro más de los embusteros que han ido a Guayana. Nosotros no sabemos de dónde saca ese ministro que las empresas básicas trabajan al 50%”, exclamó.

De acuerdo con el dirigente sindical, ninguna empresa básica de la región tiene una producción cuando menos aceptable. Todos los porcentajes son bajos y se proyecta que la situación continúe igual para 2022.

Las cifras de producción de enero son paupérrimas. Se contabilizan hasta ahora 113.359 toneladas métricas de pellas, 31.905 toneladas métricas de hierro de reducción directa, 1.900 toneladas métricas de alambrón, 324 toneladas métricas de cabillas, 23.906 toneladas métricas de acero líquido y 23.611 toneladas métricas de acero sólido.

Carlos Ramírez es otra víctima del ensañamiento del Gobierno contra los trabajadores del sector público a través de la mengua de sus derechos laborales.

En este sentido, Ramírez pone signos de interrogación en los proyectos que encabeza el gobierno chavista, pues mientras Maduro anuncia números récord de construcción de casas con la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV), las empresas básicas no producen materias primas para el sector construcción.

“¿De dónde están sacando ellos las cabillas para producir las casas que dice Nicolás Maduro que está construyendo? Nosotros no estamos produciendo cabilla”, cuestionó.

Cifras falsas del Gobierno

Las declaraciones de Biomorgi no constituyen el primer intento del chavismo por maquillar sus balances de producción para presentar una imagen más adecuada de la empresa y de la gestión oficialista.

Ya el año pasado presentaban sus intenciones de abultar sus cifras de producción y dar la falsa idea de que están impulsando a la industria en este contexto de “recuperación económica” experimentado durante 2021.

Sin embargo, nuevamente los sindicalistas fueron los encargados de desmentir el discurso oficial, con lo que quedó demostrado que el tímido crecimiento de la economía se produjo casi en su totalidad por esfuerzos de la empresa privada.

A mediados de noviembre de 2021, Sidor publicó un comunicado en el que informaban que el mes anterior, en octubre, lograron producir 25 mil toneladas de acero líquido, la cantidad más elevada desde agosto de 2016.

Es decir, por primera vez en cinco años se veía un impulso importante en la producción y se alcanzaba un acumulado de 126 mil toneladas de acero líquido.

En aquella oportunidad, era nuevamente Carlos Ramírez, junto al delegado sindical César Soto, los encargados de desmentir a su propia empresa. Calificaron el informe como un intento de manipulación y engaño.

“Es sabido que Sidor es una empresa siderúrgica integrada, con una capacidad de producción anual de acero líquido (objeto social, razón de ser y misión de Sidor), de 5.100.000 toneladas métricas (TM), mientras que la producción acumulada desde enero hasta octubre de 2021 (10 meses), alcanza a 126.069 TM, lo que indica que la operatividad o uso de la capacidad productiva de Sidor durante el transcurso de 2021 es solo del 2,5%. En razón de ello, los guayaneses se preguntan ¿cuál es el récord?”, resaltaba un comunicado firmado por ambos sindicalistas reseñado por Correo del Caroní.

De igual forma, pusieron en duda las declaraciones referentes a la recuperación de plantas de producción, puesto que las autoridades de Sidor hablaban de la recuperación de 13 plantas: de pellas, de reducción directa, de cal, chatarra, agua, la separadora de aire VI, la acería de palanquillas, el tren de barras y alambrón, la planta de agua y hielo, la de tubos y cal hidratada, entre otras.

En este contexto, aclararon que reconocían la recuperación de una planta, el tren de barras. Sin embargo, acotaron que de igual forma su operatividad hasta el mes de octubre era ínfima, de apenas 0,7%.

Bolívar deprimida

Las empresas básicas de Guayana son la piedra angular de la economía de los estados Bolívar y Amazonas. No solo son el principal empleador sino que generan la mayor cantidad de dinero que se puede producir en la región.

Esto quiere decir que la calidad de vida de los residentes de estos estados depende, en gran medida, de la operatividad de estas empresas y de la remuneración digna de los trabajadores, que son quienes consumen bienes y servicios de otras compañías.

Debido a la contracción en la producción, la reducción de las nóminas y los salarios de hambre que reciben los trabajadores de estas industrias, esta crisis se ha trasladado a toda la región.

“No hay empleo, los comercios están en el suelo. Al mediodía ya no ves carros ni microbuses ni gente caminando por las calles; los centros comerciales están cerrados. Si como trabajadores movilizamos la economía en Guayana, pero no tenemos un trabajo digno, estamos fregados”, argumentó Ramírez.

Después de 36 años de servicio, Ramírez fue jubilado de forma forzosa en febrero de 2021. Le ofrecieron una liquidación de apenas $500 y recibe una remuneración mensual de 50 bolívares, equivalente a unos $11 aproximadamente.

“¿Quién come con eso? ¿Acaso Biomorgi, Ramón Rivero (ministro del Trabajo) o Nicolás Maduro comen con un salario de 50 bolívares? Ese es el amedrentamiento que tienen contra nosotros”, denunció.-

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