Iglesia Venezolana

El Cardenal Jorge Urosa. Aproximación a una biografía

Presentaciónal final de la Eucaristía celebrada por el cardenal Porras, acompañado de obispos, el clero de Caracas y una representación del clero de Valencia, por el primer aniversario del fallecimiento de nuestro querido cardenal Urosa, en el iglesia de la Sagrada familia en La Tahona

 

Palabras de Julio César Arreaza B:

Como un homenaje a una vida consagrada a Dios y al prójimo sale hoy a la luz el libro El Cardenal Jorge Urosa.  Aproximación a una biografía, al verificarse un año de su partida. Fue escrito con estilo elegante, sobrio y directo, por la pluma del presbítero Ramón Vinke, entrañable discípulo y amigo del biografiado. El padre Vinke es un historiador con oficio que investiga desde las fuentes auténticas donde brota el agua cristalina. Con el rigor propio de un matemático y respondiendo a su formación en la escuela alemana, documenta su escritura y paralelamente desarrolla, de primera mano, en el contexto de los hitos que describen la trayectoria existencial de Jorge Liberato Urosa Savino, historia contemporánea, que es un aporte en sí mismo.

El magnífico libro que hoy presentamos fue editado, cuidando cada uno de los detalles y apegado a los estándares de le excelencia, por los esposos María Denisse y Luis Felipe Capriles, católicos comprometidos. La diagramación y el diseño del libro estuvo a cargo de la talentosa joven Valentina Calatrava, una referencia en su oficio.

Se trata de la primera biografía sobre el caraqueñísimo cardenal nacido el 28 de agosto de 1942 y bautizado el 25 de diciembre del mismo año, en la Iglesia Parroquial de Santa Rosalía. Me siento cercano a su figura porque fui bautizado en el mismo lugar  y estudié en La Salle La Colina, desplazándome en el transporte escolar de su tía, la admirable matrona María Griselda Urosa, en el que interactuaba con sus primos hermanos, peleándonos siempre por la punta.

Su mamá Ligia, secundada por su padre, le trasmitió el sentido más profundo de la práctica religiosa, las primeras oraciones, sus primeros gestos de devoción. La semilla de la fe fue sembrada en esos primeros y valiosos momentos.

Alumno de los hermanos de La Salle de Tienda Honda, este colegio le reafirmó el don maravilloso de la fe. Completó su educación con los padres eudistas en el Seminario Interdiocesano de Caracas, en Canadá y con los jesuitas en Roma. Se trasladaba a  la Universidad Gregoriana en su Vespa y le daba la cola a su compañero Ubaldo Santana, hoy Arzobispo Emérito de Maracaibo.

Monseñor Luis Eduardo Henríquez Jiménez fue su mentor y a la postre desarrollaron una carrera eclesiástica coincidente: catedrático de Teología, obispo auxiliar de Caracas y arzobispo de la Arquidiócesis de Valencia. Aún se recuerda como se le iluminó el rostro a monseñor Henríquez Jiménez al momento de la entrega del báculo a su querido discípulo y sucesor. De él se le grabó tempranamente la frase de san Pablo: “Sé en quien tengo puesta mi fe”.

Monseñor Urosa fue un sacerdote de mentalidad abierta, siempre alegre y jovial, tocaba el cuatro y se ponía a cantar con su gran voz, y a entonar  cantos populares con los seminaristas que estaba formando.

Por su dedicación y formación intelectual se hizo tempranamente buena fama de orador sagrado y era muy requerido.

El cardenal Urosa utilizó los dones que recibió del Señor, no para deslumbrar con el ejercicio vanidoso de sus altos cargos eclesiásticos, sino que generó luz sin hacerse notar.

Hablaba de Dios a los hombres de su tiempo en un modo que hacía más comprensible el anuncio del Evangelio. Se gastó y desgastó por sus almas.

“Mi gracia te basta, pues mi fuerza se manifiesta en la debilidad”, lleno de entusiasmo y espíritu de obediencia asume la misión difícil- en un tiempo oscuro del país, sin democracia- del Arzobispado de Caracas. En su duro trajinar desbordó alegría cuando entronizó a la Virgen de Coromoto como Patrona de Caracas y autorizó el singular recorrido del Nazareno de San Pablo por las calles de la capital.

Su formación lasallista y su amor a la Virgen lo afianzaron en virtudes sencillas y cercanas a los más necesitados, como lo demuestra su larga y fructífera labor social y de evangelización en el barrio Casa de Tabla de Petare.

Fue el segundo Arzobispo de Caracas nacido en Caracas. Creado Cardenal a los 63 años por el papa Benedicto XVI, lo acompañó su querida madre Ligia en tan singular ocasión. Formó parte del conclave que eligió al papa Francisco.

Valientemente enfrentó la manipulación de la religión con fines políticos e ideológicos, porque constituye una ofensa a los sentimientos religiosos de la mayoría del pueblo venezolano e introduce un grave elemento de perturbación y división en un país urgido de tolerancia, de respeto mutuo y de reconciliación. Pasando por encima de la Constitución se impone el camino de una sociedad marxista que copa todos los espacios, es totalitario y conduce a una dictadura, ni siquiera del proletariado, sino de la cúpula que manda. Recurrentemente pidió la liberación de los presos políticos que sufren prisión injusta.

Le correspondió junto con los demás obispos la renovación de la  consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento.

Enarboló junto con su mentor, monseñor Ovidio Pérez Morales, que el Episcopado es uno solo y lo sirvió, siempre, respetando el espíritu de colegialidad.

Como bien lo describe el cardenal Baltazar Porras Cardozo, su compañero desde el seminario: “Exigente por talante, porque la perfección fue la meta buscada, lo hizo ser austero consigo mismo antes que con los demás.

Que orgullo sentimos todos, en particular su querida hermana Ana María y su cuñado Fernando, de celebrar la vida del cardenal Jorge Urosa Savino, quien nunca quiso hacerle mal a nadie y siempre actuó procurando la Gloria de Dios y el bien de la Iglesia y de las almas.

El libro escrito por el padre Ramón Vinke, no ha de representar las palabras como disecadas, sino vivientes y en movimiento, referidas a una vida digna de ser vivida.

Muchas gracias y buenas tardes.-

23-9-2022

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