Monseñor Diego Padrón: «Los gestos del Papa dicen más que un discurso»
No sé en dónde me quiere el Papa pero allí estaré, aunque seré el Diego de siempre, párroco en Camoruco” dice quien en septiembre asumirá como Cardenal

Macky Arenas/eneltapete:
El nuevo Cardenal para Venezuela será creado a finales de Septiembre por el Papa en Roma. Mientras apura sus preparativos, tuvo tiempo de conversar y hacer algunas consideraciones acerca del momento que está viviendo, ya en vísperas de entrar a formar parte del gobierno de la Iglesia Universal.
Como es obvio, no pensaba que a estas alturas su tranquila vida de párroco en la ciudad de Valencia iba a dar un vuelco. Cuando se lo dijeron, pensó que era una broma, pero el mismísimo Papa Francisco le escribió una carta explicando que el sentido de su nombramiento respondía a la universalidad que quería imprimir al Colegio Cardenalicio, «él quiere que la línea del pastor vaya por ahí».
Su trayectoria eclesial en Venezuela ha sido muy destacada, lo que no pasa desapercibido para Roma. Se nota, además, que el Papa ha tendido a escoger algunos cardenales de entre obispos y arzobispos eméritos, lo cual habla de su aprecio por la experiencia que ellos pueden aportar, de su coherencia con la prédica que revaloriza a los adultos mayores y, ¿por qué no?, de la reivindicación que hace del rol de los retirados en la Iglesia, recuperando su protagonismo al más alto nivel.
No es frecuente que aprovechemos, en toda su riqueza, la experiencia de estos prelados y el Papa pareciera que nos lo recuerda. “Es difícil saberlo -dice el neo cardenal- qué fue lo que predominó en la decisión del Papa; no lo sabemos y tal vez no lo sepamos nunca. Pero, a mi juicio, hay tres elementos: el Papa sigue una teología de levantar al caído, integrar al que está al margen. Así estamos los eméritos. Debo decir que reconozco que no tengo ningún mérito para tal distinción. Otros tienen más que yo. Y me pregunto por qué a mí. Eso entra dentro del misterio de Dios”.
LA TAREA
Sin duda que la primera tarea de un cardenal es elegir al Papa. En el caso de Mons Padrón y por razones de edad, ya no sería cardenal elector. Pero tendrá voz y la suya es de las que se hacen escuchar. Y claramente tendrá un papel que cumplir. Él reflexiona: “Yo soy el Diego de toda la vida y lo seguiré siendo, eso ante todo. Aún no sé dónde y para qué me quiere el Papa pero estaré a su disposición cuando me lo revele”.
Y es que el color de los cardenales es el rojo. Un rojo tan intenso y vistoso que se le llama “rojo cardenal”. Es el rojo sangre. Desde siempre, un recordatorio de que deben estar dispuestos a verterla hasta dar su vida por la Iglesia y por el Papa de ser necesario.
Pero Mons Padrón relacionó recientemente esa simbología con el deber entregarse por la renovación de la Iglesia, la gran tarea que hoy se tiene por delante: la sinodalidad. “Esa reforma que el papa ha emprendido es crucial y no todos la han entendido, es más, tiene adversarios muy fuertes dentro de la misma Iglesia. Creo que por un acto de fe y no sólo de simpatías, debemos estar respaldando a quien el Espíritu Santo ha puesto allí y tomar los riesgos que sean necesarios para acompañarlo en esa responsabilidad, sin importar las consecuencias”. Está claro que este obispo, casi cardenal, sabe que esa es la tarea, tanto de los cardenales electores como no electores.
EL PAPA Y VENEZUELA
Si bien los críticos del Papa esparcen dudas acerca del conocimiento del pontífice sobre lo que ocurre en Venezuela y aún divulgan que no le interesa ni hace nada por nuestro país, el sólo hecho de haber tenido ciertos “gestos” – que suele ser el verdadero lenguaje de los papas- vinculantes afectiva y políticamente (¡ojo!, la «P» es mayúscula) con Venezuela, tendrían que cambiar esa impresión.
GESTOS QUE VALEN MÁS QUE UN DISCURSO
En Venezuela, es la primera vez que tenemos dos cardenales, ambos plenamente activos. Habrá quienes se pregunten cómo será esa coexistencia. Comenta: “El cardenal Porras y yo nos llevamos a las mil maravillas. Toda la vida hemos sido compañeros muy cercanos. No hay divergencias, sobre todo en lo fundamental. Aquí estamos para prestar un servicio a la Iglesia y al país”.
Para Mons Padrón, la etapa decisiva en Venezuela es 2023-2024. ¿Qué cree que puede aportar y en qué piensa centrar su esfuerzo?, preguntamos: “He sostenido y lo sigo sosteniendo, que el pastor es un acompañante del pueblo que camina en medio de dificultades. Tenemos, como dice el Papa, que oler a oveja, estar con y en el pueblo. Orientar, fundamentar y acompañar el actuar de nuestra gente”.
PRIMERO EL PAÍS
“Tema difícil. Hoy, hay que reconocer que nuestros políticos han hecho un gran esfuerzo. No es fácil hacer frente a un régimen como éste. Pero a veces uno no entiende del todo las posturas que tienen, las divisiones en un momento tan grave. Valoremos lo bueno pero también aceptemos y corrijamos los errores. Deben pensar más en el país y luego en sus intereses o en los de sus organizaciones. Divididos como están, atacándose unos a otros, no van a llegar a ninguna parte”.
Aboga por una Iglesia en salida, que abra las puertas. Y deja buenas noticias: