Opinión

Vergüenza ajena

 

Gloria Cuenca:

Como he contado innumerables veces, tengo una educación católica y además la huella, de una ética absolutamente sólida, consistente, fuerte y profundamente enraizada en mi mente, mi corazón, mis valores y sentimientos. Me formaron con un fuerte sentimiento por la verdad y la corrección; soy fiel creyente de la ética heterónoma.  No se nace con sentido ético, (lo siento por el gran Enmanuel Kant) (1) sino, la ética se forma desde afuera. Los padres, la escuela, los amigos, además de lecturas, estudios, debates y discusiones sobre esos aspectos, son decisivos en la concepción ética que se forma en el adulto, con un “ethos vigente y puesto al día” (Ethos, la manera de ser, el carácter) Los marxistas odian hablar de ética. Niegan la existencia de la misma y eliminan todos los parámetros morales en la “nueva sociedad socialista”. A la espera de que surja, finalmente, la “ética comunista”. (¡?)  ¿Qué pasa con los países en proceso revolucionario? Se vuelven inmorales y anti éticos.  Se transforman en gente sin escrúpulos, sin ningún tipo de pensamiento ético, sin preocupación por si actúan bien o mal. Los pueblos quedan devastados desde el punto de vista ético, sin moralidad alguna.

  • Kant, cree en la ética autónoma: es decir, el humano nace con la ética incorporada como un sentimiento más.

 

La mayoría de los revolucionarios, son ateos no creen en nada. (Es el materialismo histórico)  Transforman al dinero, en su Dios. El poder, para obtener dinero, mal habido siempre, es otra de sus deidades. Una pesadilla para   países que, como el nuestro, intentan convencerlos para someterlos en esos intentos revolucionarios. No lo logran hay un espíritu democrático que no lo acepta.

Tristemente, por el camino de la ausencia de ética y moral, existe un sector importante, de nuestro empobrecido país. Más allá de la pobreza material, conmociona y avergüenza la pobreza espiritual, mental y emocional que se empieza a sentir entre la gente de este país. Cada día el salario alcanza menos, aumenta el hambre, no hay forma de atender las enfermedades, se acabaron los seguros, la gasolina cada vez más cara. Por todas partes, el ciudadano sufre penalidades y piensa: ¿Cómo pasó esto? ¿Por qué? ¿Cuándo termina? Al no encontrar respuesta se decide a emigrar. Los que se quedan, un sector importante, lo advirtió, mi hijo sabio, “se van transformando en una especie de detritus, cada vez más cerca de volverse delincuentes por todas partes y en todos los niveles”. Por supuesto, no pasa así con todos los que vivimos aquí. Alcanza, por desgracia, a bastante gente, en medio de esta penuria material y espiritual.

También se incorporan a esta locura, algunas empresas. En otros tiempos, compartían aquello de: los “clientes, siempre tienen la razón”. Cambió a: “los clientes, nunca tienen la razón”. Los empleados, con excepciones, atienden a disgusto; no se cree en la buena fe y asumen que somos culpables, “aun cuando quede claro que no somos los responsables”. Eso ocurrió con mi cuenta del teléfono celular, usada hace   más de 3 lustros. Me aparecen llamadas al extranjero. Concretamente a Puerto Rico. No tengo a nadie en la isla. Mis hijos viven en Estados Unidos, en el continente.  La llamada no salió de mi teléfono. Sin embargo, me obligan a pagar la deuda completa y me avisan qué si ellos comprueban que no mentí, (¡?) me devolverán el dinero. Pregunto: “¿Ustedes, obviamente, no confían en mí? Y, yo ¿por qué sí tengo que confiar en ustedes?”. La ley del embudo, “lo ancho para ellos, lo estrecho para mí”. Pretenden que conteste una encuesta para “medir el nivel de satisfacción con su atención.” Definitivamente, ¡falta de gerencia! Hecho el reclamo por el teléfono hace días, voy a una oficina, importante en Caracas, al no recibir repuesta, sino excusas por el hecho, justificaciones sobre lo ocurrido, en donde siempre es responsabilidad mía, no me queda otra, que pagar por lo que no he utilizado. ¡Definitivamente dan pena ajena!

Hay empresarios, con afán de mantener e incrementar ganancias, pactan con la inmoralidad. Olvidan, que la muerte alcanzará a todos. No te llevas nada.  El planeta entero comprobó, el fracaso de las revoluciones. Son el pretexto para arruinar moral y materialmente a los pueblos: allí está el caso de la revolución china: con la aplicación del comunismo hubo millones de muertos por hambre y persecuciones. Al volverse capitalistas, eso sí sin avisarlo, los 1500 millones de seres humanos, salieron de penurias y comen el tazón de arroz, con su salsa, y su té caliente las 3 veces correspondientes. No son miserables, tampoco mueren de hambre. Se volvieron una potencia, y pelean el liderazgo mundial a los grandes países, también capitalistas.

Creo que no tengo que poner otros ejemplos del desastre del socialismo del siglo XXI, nosotros los venezolanos, somos el ejemplo, de lo terrible que resulta la tal revolución. Devastados, hambrientos, emigrantes, perseguidos, presos, torturados, esa es la sumatoria para la gran mayoría de los venezolanos. Enchufados y gobierneros, no entran en esta lista. ¡Dios nos ampare!.-

 

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