Trabajos especiales

Conoce el monasterio de san Marón y el sepulcro de san Charbel

En Annaya, Líbano, miles de fieles de todo el mundo visitan anualmente el sepulcro del venerado santo maronita. Este lunes 1 de diciembre, fue el Papa León XIV el que acudió a rezar ante la tumba de san Charbel. Conoce más sobre este santuario, por primera vez visitado por un pontífice

 

Miles de personas de todo el mundo viajan, cada año, hasta Jbeil, en Líbano, para visitar un santuario único: el monasterio de san Marón y santuario de san Charbel.

Este lugar, conocido también como la cueva de los monjes, está ubicado donde vivió san Marón al fundar la Iglesia Maronita, según los historiadores. Fue excavado en la roca de la ladera de un acantilado y se encuentra a mil 200 metros de altura, relativamente cerca de Beirut.

Líbano – Annaya – 22 de agosto de 2019: Creyentes cristianos libaneses marchan durante una procesión en la ciudad de Annaya, en el norte del Líbano, desde la ermita hasta el monasterio de San Marón

El crecimiento de la devoción y construcción del santuario

La construcción del monasterio maronita original terminó en 1828, precisamente el año de nacimiento de san Charbel Makhlouf; y fue aquí en donde recibió su hábito de religioso, donde vivió 23 años y donde murió el 24 de diciembre de 1898.

Al fallecer, los monjes de su comunidad colocaron sus restos mortales en un ataúd de madera y lo enterraron en la tumba común.

Sin embargo, tras presentarse diversos fenómenos inexplicables -como el avistamiento de luces provenientes de su tumba y exudaciones de su cuerpo- sus restos -incorruptos, flexibles y con la apariencia de continuar con vida- fueron trasladados en 1927 a un nuevo sepulcro, dentro del monasterio.

Tras la beatificación de san Charbel, en 1965, la orden se vio obligada a construir una nueva iglesia para recibir a los devotos que llegaban a Annaya a visitar el sepulcro del santo.

Esta iglesia, terminada en 1974, dio paso luego a la construcción de un hostal para recibir a los peregrinos, que también pueden comprar los vinos, mermeladas y quesos que los monjes producen en el monasterio.

Desde entonces, su devoción se ha extendido por el mundo y los milagros asociados a su intercesión se siguen presentando, especialmente para quienes visitan su tumba o veneran sus reliquias.

En el santuario, los peregrinos se encuentran con una estatua del santo que les da la bienvenida, con la primera tumba de san Charbel, un museo que permite conocer más sobre su vida, su sepulcro, diferentes iglesias, la ermita donde vivió y un camino que pueden recorrer en el silencio de la oración personal.-

Daniel Esparza – Majo Frias – publicado el 16/09/16 – actualizado el 01/12/25-Aleteia.org

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