San Juan de Matera, monje eremita
San Juan de Matera fue un monje italiano que fundó la Orden de Pulsano y que vivió como eremita en las montañas del sur de Italia. La congregación que formó fue parte de la gran familia benedictina, pero, lamentablemente, hoy se encuentra extinta.
El Santo nació en la ciudad de Matera -en aquel entonces perteneciente al reino de Nápoles-, Italia, hacia el año 1070.
Cuando era todavía un niño, Juan soñó con vivir como ermitaño. Por tal motivo, ya maduro, dejó la casa de sus padres y viajó hasta una de las islas ubicadas frente a Taranto, donde había un monasterio al que ingresó en calidad de lego, como pastor de los rebaños.
En Ginosa comenzó a predicar y a promover la restauración del templo de la ciudad, que posteriormente se convertiría en el núcleo de un nuevo monasterio. En medio de aquel esfuerzo restaurador, San Juan de Matera fue acusado injustamente de haberse apropiado de ciertos bienes pertenecientes a la Iglesia y, por ello, el gobernador de la provincia lo condenó a prisión. La acusación no pasaba de una calumnia armada por los enemigos que se había ganado por encabezar aquella iniciativa piadosa, pero que era del desagrado de hombres poderosos con influencia eclesial. Su conocida austeridad reforzaba la idea de que la acusación y el castigo carecían de fundamento.
Poco después, nadie sabe explicarse claramente cómo o por qué, Juan salió de prisión, por lo que se difundió el rumor de que había sido liberado por un ángel. El Santo, entonces, se dirigió a Capua, donde permaneció por un breve tiempo antes de seguir su camino, ya que los pobladores estaban asustados, temiendo represalias de las autoridades, por lo que no le permitieron quedarse.
Llegado a Bari, retomó la predicación y la catequesis, pero fue acusado nuevamente, esta vez de hereje, usando como pretexto el énfasis que ponía en la austeridad para alcanzar la santidad. Cuando las cosas se aclararon, fue liberado gracias a que le permitieron defenderse ante los tribunales; derecho que ejerció de manera brillante.
En 1130, en el antiguo monasterio de San Gregorio de Pulsano, construido gracias a su iniciativa y empuje, Juan fundó la congregación monástica que lleva el nombre de “Orden de San Pulsano”. Allí restituyó la regla de San Benito en su espíritu y letra, y fue nombrado abad, servicio que ejerció durante 10 años.
San Juan de Matera tuvo la bendición de ver crecer a sus hijos espirituales, que empezaron a hacerse conocidos y a aumentar en número -unos 50 monjes en unos pocos años-. El Santo falleció el 20 de junio de 1139 en Foggia (Pulla), a donde había viajado con la intención de abrir un nuevo monasterio para la congregación.
ACI Prensa