Agencia católica alerta: Etiopía afronta la peor hambruna en 20 años por falta de agua
La agencia de desarrollo en el extranjero de los obispos en Irlanda, Trócaire, advirtió sobre las graves consecuencias del cambio climático en Etiopía, cuyos habitantes afrontan la peor crisis de hambre en 20 años debido a la falta de acceso al agua.
El 17 de junio, en un informe por el Día Mundial de la Desertificación y la Sequía, el líder de Trócaire, fundada hace 47 años, dijo que Etiopía afronta la peor crisis de hambre en 20 años y que se ha intensificado a causa de la severa sequía y el impacto del cambio climático en el mundo.
Según Trócaire, África es el continente más vulnerable ante el cambio climático global. Además, la región del Cuerno de África es una de las regiones más pobres del mundo, donde el hambre afecta sobre todo a los habitantes del sur de Etiopía.
Recordó que Etiopía sufrió 10 sequías importantes desde 1980, y en cada década de los últimos 40 años la temperatura media anual aumentó en 0,37 grados centígrados; y solo en la segunda mitad de la década de 1990 se dio la mayor parte del calentamiento.
Señaló que la falta de acceso al agua agrava el problema del hambre, pues el 85% de los etíopes viven en áreas rurales y la mayoría depende de la agricultura de subsistencia para sobrevivir.
La agencia de caridad católica expresó su preocupación por las familias etíopes afectadas por la crisis, pues además están sufriendo severos problemas mentales ante su muchas veces inútil búsqueda del agua.
Trócaire explicó que los residentes de varias partes del país caminan kilómetros y pasan varios días haciendo largas colas para intentar conseguir agua. “La falta de agua en la región está teniendo un impacto psicológico severo en los habitantes de Etiopía como Abba Tesfalem y su familia”, dijo.
Abba Tesfalem es un sacerdote ortodoxo etíope de 58 años que vive en Tigray, la región del norte de Etiopía que ha sido asediada por el conflicto armado desde noviembre de 2020.
“Cuando no tienes agua, solo piensas en el agua. Cuando haces cola para conseguir agua, todo lo que piensas es en el agua que esperas conseguir. Te preocupa no conseguir agua. Piensas mucho en eso, es como una enfermedad. Todos nos sentimos así aquí. Es una situación muy difícil pensar solo en el agua”, dijo el sacerdote en declaraciones a Trócaire.
El sacerdote explicó que pasa días caminando y esperando su turno para sacar agua del pozo, y que muchas veces vuelve a casa con las manos vacías.
“Hay una bomba manual de agua no muy lejos de aquí, así que usamos burros y enviamos a nuestros hijos allí a buscar agua o vamos nosotros mismos. Luego. traemos el agua”, dijo.
“Cuando el pozo se seca, hay un sistema de suministro de agua en el subdistrito que está ubicado a millas de aquí. Allí, esperamos durante días el agua. Si durante la espera se acaba el agua, vamos hacia la bomba manual de agua”.
Además, Tesfalem dijo que la larga y a veces infructífera búsqueda del agua reduce el tiempo para realizar otros trabajos que les permitan obtener el sustento para sus familias, pues el trabajo agrícola ya no les permite subsistir.
“Realmente lucho. Me preocupo por mis hijos y mi familia. Tengo que poner comida en la mesa. No quiero que mi familia pase un día sin comer. Todos los días tengo que trabajar para proporcionar comida a la familia. Eso es lo que hago, no tengo tiempo para otras cosas aparte de esto”, dijo.
Explicó que en el pasado era fácil predecir el curso de las lluvias y por tanto, cuándo cultivar sus alimentos. Dijo que cuando era niño, su comunidad era más pequeña y la lluvia llegaba en horarios fijos, por eso podían cultivar fácilmente alimentos como el trigo y los ajíes; pero ahora con la sequía y el cambio climático, la lluvia es esporádica y “plantar cultivos no es una opción”.
“El clima y el medio ambiente son totalmente diferentes ahora. Podríamos predecir cuándo llovería en el pasado. Entonces era muy fértil: teníamos agricultura y educación. No se puede comparar ahora”, dijo.
“Cuando hay una sequía, mucha gente va al sistema de suministro de agua. A veces, tenemos que esperar mucho, mucho tiempo, a veces una semana. Hubo un tiempo en marzo en el que no había nada. No había suficiente para comprar comida en el mercado. La única opción era pedir un préstamo y sobrevivir comprando pan”, agregó.
La agencia de caridad católica señaló que a medida que empeora la sequía en Etiopía, el recolectar agua se vuelve la tarea principal de muchas personas como Abdellah, un hombre de 23 años que vive en Afar, una región donde la desesperación lleva a las personas a verse obligadas a beber el agua contaminada con orina y materia fecal de animales.
“En Afar hace mucho calor, el agua está sucia, contaminada por orina de mono y la caminata para recolectarla es horrible. Los habitantes de Afar como Abdellah, que sobreviven con poco, si no nada, realizan viajes [largos y] difíciles en medio del calor extremo y sin un sustento”, indicó la agencia.
“Tenemos que salir temprano del pueblo mientras aún está oscuro. Caminamos por el lecho del río, luego escalamos las montañas, luego bajamos a un valle, luego escalamos un poco otra montaña para finalmente llegar al agua. Ese es el viaje”, dijo Abdellah a Trócaire.
“Bebemos el agua con la que los monos hacen sus necesidades. Es una agua mala. Nos enferma. Puedes ver el excremento de los animales en los otros puntos del viaje. Los monos y las hienas han estado allí”, agregó.
Abdellah dijo que sin ayuda o apoyo la situación de su comunidad no mejorará, pues sin agua es difícil para muchas personas conseguir trabajo. Además, dijo que esto afecta la educación de los niños, que en lugar de ir al colegio, son enviados a viajes largos en busca de agua.
“No tengo más palabras para expresar lo difícil que es. Me resulta difícil recolectar agua como esta todos los días. Recolecto tan poco, entonces lo que obtengo no es bueno. Nos ha enfermado. Lo que más necesitamos y lo que pedimos es agua”, dijo el joven etíope.
Trócaire señaló que “la sequía se agrava y la gente pasa días sin comida ni agua”, y que en medio de la crisis del cambio climático, los etíopes continúan luchando por trabajar en agricultura.
La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD) señaló que el Día de la Desertificación y la Sequía 2021 se centró en la necesidad de convertir las tierras degradadas en tierras saludables, pues afirma que esta medida ayudará a disminuir los impactos del cambio climático y llevará hacia una recuperación sostenible de la pandemia del COVID-19.
“Restaurar tierras degradadas trae resiliencia económica, crea empleos, aumenta los ingresos y aumenta la seguridad alimentaria. Ayuda a que la biodiversidad se recupere. Bloquea el carbono atmosférico que calienta la Tierra y ralentiza el cambio climático”, indicó UNCCD.
Traducido y adaptado por Cynthia Pérez. Publicado originalmente en ACI África