Opinión

Estatutos, garantías y renuncias a la libertad

En Chile se le permite ser precandidato a un individuo que se enorgullece de apoyar al castrismo, al chavismo/madurismo y a la pareja asesina nicaragüense de los Ortega/Murillo.

Marcos Villasmil:

Los comunistas chilenos se sienten guapos y apoyados. Tienen un muy activo precandidato presidencial, y probablemente piensan que entre el aprovechamiento y manipulación de protestas devenidas en destrucción y ruina, y la reciente anemia de votos de la derecha chilena, a lo mejor se les da la parada electoral en las presidenciales próximas  y repiten una jugada victoriosa a la manera Hugo Chávez en 1998. Luego, siguiendo el conocido libreto del socialismo del siglo XXI, y con las consejas provenientes de La Habana, del Grupo de Puebla y del Foro de Sa Paulo, adiós luz que te apagaste, y se quedarán con el coroto presidencial sin fecha de vencimiento conocida.

El candidato se llama Daniel Jadue, es arquitecto y sociólogo, y desde 2012 alcalde de Recoleta, comuna ubicada al norte de Santiago. Como buen comunista (milita desde 1993), desde hace algún tiempo ha sido sometido a diversas investigaciones por corrupción.

Iniciada su carrera en organizaciones defensoras de la causa palestina, durante su ascenso político Jadue ha sido protagonista de  varias polémicas en cuanto a su posición contra Israel. En diciembre de 2020 el Centro Simon Wiesenthal lo denunció como uno de los diez mayores antisemitas de ese año. El informe asegura que Jadue “acusa a los judíos de controlar los medios de comunicación y de doble lealtad”.

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Daniel Jadue

Hay que ser bien desvergonzado para acusar a alguien de “doble lealtad” cuando se sabe que la mayor lealtad de un comunista es con sus ideas totalitarias, y con las posturas de sociópatas como Lenin, Stalin, Mao, Fidel Castro, Che Guevara, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Daniel Ortega.

Por ello, ha causado un auténtico revuelo en su país al afirmar que, de ser electo presidente, pedirá un estatuto de garantía a la DC y a los militares” donde se comprometan a no ponerse a disposición de un gobierno extranjero para derrocar a su propio gobierno“.

Eso lo exige quien acepta la presencia del muy extranjero gobierno cubano en Venezuela, en Bolivia, en Nicaragua, y en donde se lo permitan.

Como informa CNN, “a través de su programa semanal en Facebook, el abanderado del PC fue consultado sobre si en un eventual gobierno bajo su administración firmaría un pacto de garantías democráticas, tal como el que exigió la DC a Salvador Allende en 1970”.

Respondió categóricamente con un “no”, asegurando que: Yo voy a pedir un estatuto de garantía a la DC y a los militares”.

Para que supuestamente no hagan lo que los comunistas de todas las latitudes y en todas las épocas han hecho: destruir las instituciones democráticas.

Un chantaje verbal que esconde las reales intenciones totalitarias.

El comunista Jadue no es todavía candidato oficial a la presidencia y ya anuncia la muerte de la convivencia posible y necesaria, y por ende de la libertad. No ha ganado y ya busca ser el amo y señor de la Historia, para convertirla en historia minúscula, manipulada y violada.

En estos tiempos constituyentes, se desecha la Chile posible y se apuesta por una Chile imposible por reaccionaria, por totalitaria, por ineficaz en lo económico, y por enemiga de la dignidad humana a favor del fantasma de un hombre nuevo que en cada experimento histórico comunista ha sido solo un esclavo.

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Angela Merkel

Chile, en estos tiempos, es otro ejemplo de cómo las democracias latinoamericanas se están suicidando, una tras otra. Y no solo por la mediocridad de sus jefes políticos, o por la corrupción rampante.

Que el señor Jadue impunemente se burle de la democracia, que no solo desconozca sino que manipule el pasado histórico, que se venda como un corderito cuando no puede esconder el rostro de lobo, nos recuerda, una vez más, que si hay un adjetivo que le cabe a la perfección a las presentes democracias iberoamericanas es “bobas”. Son una auténticas democracias bobas. No solo toleran, sino que incluso promueven a quienes tienen como único objetivo su destrucción. Con ello no defienden, sino que renuncian a la libertad.

En Chile se le permite ser precandidato a un individuo que se enorgullece de apoyar al castrismo, al chavismo/madurismo y a la pareja asesina nicaragüense de los Ortega/Murillo.

Ya hace unos meses alerté sobre el peligro que representan estos radicales marxistoides:

Buscan conquistar protagonismo y espacios sociales explotando un creciente –y casi siempre justificado- malestar social. Pero una cosa debe ser criticar instituciones y prácticas, y otra distinta desear destruirlas, arrasando con todo.

La historia nos dice que a la democracia le cuesta defenderse de quienes desean dinamitarla. ¿Cómo ampararla? Señalemos tan solo algunas respuestas obvias.

La democracia se defiende, en primer lugar, protegiendo y cumpliendo siempre la constitución.

La democracia se defiende postulando una política dirigida a servir a las mayorías, no a favorecer a las élites partidistas y económicas  y a sus amigos.

La democracia se defiende con urgentes renovaciones de las estructuras de la política, ancladas todavía en el siglo pasado, faltas de estudio y análisis, de liderazgos honestos y preparados intelectual y políticamente.

La democracia se defiende teniendo claro quiénes son sus enemigos, y no haciéndose los locos ante ellos. Es inaceptable e imposible de creer que todavía en América Latina las democracias no comprendan y asuman el peligro que representa aceptar a movimientos que claramente tienen como meta la destrucción de la democracia, como es el caso de los partidos comunistas.

La democracia se defiende no cayendo en la tentación “buenista” de decir que en la democracia “cabemos todos”. Claro que sí, con una aclaratoria: TODOS LOS DEMÓCRATAS.

Convendría aprender de la democracia alemana, que luego de la desastrosa experiencia nazi, en el artículo 21.2 de su actual Ley Fundamental, señala que serán anticonstitucionales los partidos que en virtud de sus objetivos o del comportamiento de sus afiliados se propongan menoscabar o eliminar el orden básico demoliberal o poner en peligro la existencia de la República Federal Alemana”.

Más claro, imposible.-

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