Gabriela Mazzerioli: “Es la desidia la que nos obliga a tomar por nuestras propias manos el rescate”
La propietaria de El Churrasco y presidenta de la Asociación de Comerciantes de Puerto Ordaz cuenta cómo han logrado sortear los obstáculos que la economía nacional y la falta de gobernabilidad le ha interpuesto al gremio comercial y a la pizzería más antigua de la ciudad .
El Churrasco, con más de cinco décadas de tradición e historia, es el sueño materializado del topógrafo Gianfranco Mazzerioli, nativo de Roma, y de su esposa María Ruotolo, nacida en Nápoles. Ambos llegaron a Venezuela huyendo de la crisis económica, política y social a la que se enfrentaba Italia luego de la segunda guerra mundial y el fascismo.
Se conocieron en Ciudad Bolívar, formaron una familia y decidieron asentar sus bases en Ciudad Guayana y no se les ocurrió mejor forma de honrar a su tierra que con el ícono culinario italiano por excelencia: la pizza.
Esta es la pizzería con horno a leña más antigua de Ciudad Guayana y desde sus inicios, en la joven y moderna polis, tres generaciones de la misma familia la han administrado. Su actual propietaria, Gabriela Mazzerioli Ruotolo, admite que la clave para que el negocio haya perdurado en el tiempo y haya sorteado los obstáculos de la crisis económica nacional son la constancia, la perseverancia, el esfuerzo y hacer muchos sacrificios.
La niñez de Gabriela, la tercera hija de este matrimonio, transcurrió jugando en la carrera El Callao del centro de Puerto Ordaz e interactuando con los clientes de El Churrasco. “Mi mamá me cuenta que yo de pequeña me sentaba a comer en cualquier mesa con los clientes, era algo normal para mí, también corría bicicleta por todo el centro de Puerto Ordaz”, recuerda.
Mantener un negocio con tanta trayectoria desde la perspectiva de Mazzerioli es cuestión de supervivencia. “Siempre con la constancia por delante y con la meta de nunca cerrar ese portón, a pesar de las dificultades nunca cerrar el portón, nunca darnos por vencidos, siempre buscar maneras de echar para adelante”, recalcó.
La mujer de 46 años ha sido testigo del auge económico de la polis industrial y también de su debacle. En la actualidad está arraigada al lugar en el que creció y como presidenta de la Asociación de Comerciantes de Puerto Ordaz (ACEC) apuesta junto a otros colegas por la recuperación del centro de Puerto Ordaz. “Al no tener respuesta de los entes gubernamentales los comerciantes del centro de Puerto Ordaz estamos manteniendo el espacio con autogestión (…) porque nos duele la desidia, duele que no seamos escuchados y es que no exigimos cosas que no se pueden cumplir, lo que exigimos son nuestros derechos”, expresó.
¿Cuáles son los orígenes de la familia Mazzerioli y cómo surgió la idea de este proyecto llamado El Churrasco? ¿Cómo fueron sus inicios?
Mis padres son los fundadores de El Churrasco, vinieron por separado desde Italia luego de la posguerra huyendo prácticamente de su país, se conocieron en Ciudad Bolívar. Mi papá llegó como topógrafo y mi mamá trabajaba de peluquera con un hermano que anteriormente había llegado aquí.
Después que se casaron hicieron vida acá en Puerto Ordaz, aunque mi papá trabajó también en Caracas un tiempo. En 1966 deciden alquilar este local que anteriormente era una pollera. El nombre de El Churrasco viene porque en principio trabajaban solamente con parrilla, luego de unos años mis padres volvieron a viajar a Italia y mi papá se especializó en las pizzas y se trajo la idea del horno a leña. Así nació la primera pizzería que se abrió en Puerto Ordaz y el primer horno a leña de la ciudad.
De hecho, la gente venía y no sabía cómo se comía la pizza, era algo extraño para la gente porque no era algo típico de aquí, sino que era una comida que no se conocía. Mi mamá me cuenta que colocaban pan en la mesa y las personas se comían el relleno de la pizza con el pan y dejaban toda la masa. Era algo completamente nuevo para ese entonces.
Durante la época dorada de Guayana, El Churrasco fue un punto de encuentro para los guayaneses ¿Qué recuerda de esa época? ¿Qué rescatarías? ¿Qué quisieras volver a vivir de ese periodo?
¡Yo creo que todo! Puerto Ordaz fue, como decía mi padre, una pequeña metrópolis. Es una ciudad joven y netamente elaborada por los americanos. Se tendría que rescatar todo de nuevo, pero primero sería el rescate de las empresas básicas que era uno de los atractivos que llamaban a las personas a trabajar en Guayana.
A raíz de la paralización casi completa de esas empresas fue que comenzamos a ver el declive de esa ciudad bonita. Ahora con el auge minero las personas están agarrando otros caminos y la ciudad ha quedado un poco abandonada.
Anécdotas hay muchas, recuerdo que mi papá tenía una pecera en donde ahora es el baño y eso era un atractivo que a los niños le encantaba, era una distracción, aquí en esa época no existía McDonald’s ni nada donde llevar a los niños.
También el señor Frattini, quien construyó el Hotel Tepuy -diagonal a El Churrasco-, cuenta que diseñó el hotel sentado en una mesa de aquí que tenía vista al terreno y así fue dibujando los planos.
Otra anécdota es que las primeras mesas eran de madera con un vidrio y un mantel y debajo del vidrio la gente dejaba sus tarjetas de presentación y lo que tú buscabas había en las mesas de El Churrasco. Tenemos un amigo llamado Oscar Tillero que dice que esas mesas fueron el primer Instagram de la ciudad ¿Buscabas un plomero? En las mesas de El Churrasco lo encontrabas (risas).
Si pudiéramos atribuir valores a un proyecto de este tipo, ¿cuáles serían? ¿Qué principios los mantienen remando y a flote?
En El Churrasco la calidad tanto del producto como del servicio siempre ha sido nuestro punto principal y gracias a eso nos hemos mantenido a través de los años. También el trabajo en familia, en principio estuvieron mi mamá y mi papá a cargo del negocio; luego mi hermana mayor con su esposo y sus hijos; luego mi hermana la del medio con sus hijos y ahora mis hijos y yo.
Esta es una empresa que ha seguido de generación en generación y se ha mantenido en el tiempo por eso, es el mismo sabor, es la misma calidad y es el mismo amor porque nuestros padres nos enseñaron a trabajar con amor.
¿Cómo le está inculcado ese amor por sus raíces a sus hijos?
Igual como me lo enseñaron a mí, ellos trabajan conmigo. Tengo una hija de 21 años, uno de 16 y el más pequeño de 8 y todos están trabajando conmigo. Para ellos esto es normal, se han criado en este medio y es algo normal trabajar. Son echados pa’ lante al igual que el resto de la familia ¡He sido bendecida con mis hijos!
¿Qué es lo más difícil que le ha tocado transitar y superar? ¿Por qué?
La pandemia ha sido el declive total, antes de la pandemia ya estaba un poco la recesión pero nosotros seguíamos trabajando, no en un 100% pero sí en un 80%. Hoy en día estamos trabajando entre un 30% y un 50%, es una situación muy grave.
Durante la cuarentena dejamos de trabajar los dos primeros meses, hasta que nos dieron el permiso de trabajar con delivery a puerta cerrada. Ahora nos mantenemos delivery en semana radical y en semana flexible solo podemos atender seis mesas.
¿Cómo ha afectado la crisis política, social y económica que vive el país y la ciudad a El Churrasco?
En cuanto a la situación política nos ha afectado a todos. La parte social es la misma ganas de las personas de mantenerse, porque todos estamos en una situación crítica, el tema de la gasolina ha hecho que la sociedad se convierta en una masa de personas con hambre de un dinero que se sabe que no es bien habido, eso trae como consecuencia lo largo de las colas y todo el proceso que debemos pasar para echar gasolina. Todo se ha convertido en una comercialización y desde el sector público hasta el sector privado nos hemos visto afectados por ese punto.
En la parte económica la regularización de precios nos ha afectado grandemente, específicamente en la época en la que empezaron a desaparecer los productos, en ese momento tuvimos que comprar mercancía bachaqueada, a elevadísimos precios, un problema para la permisología, etc.
De los problemas de la ciudad, la crisis del transporte ha hecho que el personal renuncie, porque gran parte vivía en San Félix y se retiraron porque no podían venir a trabajar. El pizzero vive en mi casa porque todas las noches no lo puedo ir a llevar a la suya.
También nos ha afectado la dolarización ficticia que hay en el país. El problema no es el dólar, el problema es que el bolívar eleva la tasa del dólar y económicamente el bolívar no vale nada y sería excelente que se dolarizara el país por completo y ya no tuviésemos que depender del precio del bolívar para colocar los precios en dólares. Eso ayudaría a que la gente se quitara ese esquema de que los venezolanos devaluamos hasta los dólares.
55 años se dice fácil pero ha sido gracias a la constancia, perseverancia, altos, bajos, aguantarnos un poco, mucho sacrificio para mantenernos en el tiempo”
Existe una percepción de que hay mayor dinamismo económico, ¿qué perciben ustedes? ¿Es cierto ese aparente crecimiento o es solo un espejismo?
Para mí es un espejismo, yo no veo crecimiento. El crecimiento sería si yo supiera que mi bolívar hoy tuviera fuerza, costara algo, valiera algo y no es así, el bolívar no tiene ningún valor en el país y eso se ve en el cono monetario nuevo con esos elevadísimos montos, cuando la comparas con una moneda como el dólar que la vez de uno a cien y ves los bolívares de 50 mil a un millón. Desde mi percepción tendría que dolarizarse el país para ver un crecimiento.
¿Cuán importante es el emprendimiento y cómo saltar los obstáculos que hacen tan complicado el camino de la sobrevivencia y la sostenibilidad?
No ha sido nada fácil, 55 años se dice fácil pero ha sido gracias a la constancia, perseverancia, altos, bajos, aguantarnos un poco, mucho sacrificio para mantenernos en el tiempo. Pero siempre dándole gracias a Dios porque siento que El Churrasco ha sido un lugar bendecido ya que han sido muy pocos los locales en Puerto Ordaz que hemos estado sobreviviendo a esta serie de crisis a través de los años.
Es supervivencia, siempre con la constancia por delante y con la meta de nunca cerrar ese portón, a pesar de las dificultades nunca cerrar el portón, nunca darnos por vencidos, siempre buscar maneras de echar para adelante.
Con el ejemplo de un proyecto familiar que ha superado embates y se ha sostenido, ¿Qué hay que cambiar para mejorar las condiciones del país?
Lo primero es la cultura y la mentalidad de cada uno de nosotros de no permitir que continuemos comiéndonos unos con otros: es algo como caníbal, por ejemplo, compran la gasolina en cero bolívares y la venden hasta en $ 6. Particularmente ahora en la pandemia la gente vende medicinas con sobreprecio y toman eso como un negocio, cuando hay personas muriendo porque no consiguen medicinas. Si no cambiamos esa mentalidad no vamos a poder tener el país que queremos; siempre digo que los buenos somos más, pero a veces lo dudo.
En el 2020, asumió la presidencia de la Asociación de Comerciantes de Puerto Ordaz. ¿Por qué ha decidido seguir este rol y cuál debe ser el papel de la ciudadanía en este momento del país?
Hace dos años cuando empecé con la Asociación tenía pensado irme del país, pero a raíz de las actividades que allí desarrollamos comencé a amar más a mi ciudad y a pegarme más y dije que daría todo por el todo para ser ejemplos para otros.
Nos enfocamos en ser ejemplo de unión y de rescate de nuestros espacios donde hacemos vida y comercio porque el centro de Puerto Ordaz si bien es una zona comercial tiene mucha habitabilidad, hay muchos edificios residenciales. Entonces nuestro rol es hacer una integración entre la comunidad y el comercio y así rescatar los espacios.
¿Qué quiere decir? Que no podemos esperar a una alcaldía que de repente es fantasma, que de repente aparece pero que no está continuamente allí y si tengo un poste al frente que está apagado, no puedo esperar a que venga otro a arreglarlo porque es mi seguridad, mi iluminación, mi negocio y la belleza de mi calle lo que está en juego.
¿Qué hacemos nosotros desde la Asociación? Incentivar a crear sentido de pertenencia, esa es la base fundamental de la Asociación de Comerciantes de Puerto Ordaz. Es bonito sentir que la calle es tuya, que los jardines son tuyos. Es feo cuando caminas por una calle oscura y te quejas.
¿Qué los motiva a seguir adelante pese a las dificultades?
Lo que nos mantiene adelante es eso y la falta de gobierno más que todo. Es la falta de gobierno la que nos obliga a tomar por nuestras propias manos el rescate de nuestro medioambiente y nuestra zona.
Estamos luchando contra viento y marea porque la situación de los comerciantes no es la óptima en este momento, pero estamos enfocados en que esto tiene que cambiar y que tenemos que crear conciencia y eso es algo que no se crea de la noche a la mañana”
¿Qué vislumbran para la economía local en el corto plazo?
No veo nada a corto plazo que pueda ser viable en este momento hasta que la pandemia no cese. Posterior a la pandemia siento que puede haber un repunte de todo. Con el COVID-19 en el ámbito económico estamos paralizados totalmente.
Desde hace dos décadas existen dos visiones de país, un estancamiento y mucha necesidad desde el ciudadano de mejorar sus condiciones de vida. ¿Cuál es el futuro que esperas y deseas para Guayana y Venezuela?
Primeramente deseo el entendimiento entre los entes gubernamentales, la sociedad y el comercio ¿Por qué? Porque yo puedo ser en el centro de Puerto Ordaz una delegada, no un consejo comunal, y querer el bienestar para este espacio. Pido apoyo directo a los entes, ya sea la alcaldía o gobernación ya que queremos respuestas para sacar esta zona adelante, nosotros no estamos haciendo nada malo, estamos tratando de recuperar algo que no nos compete porque para eso pagamos impuestos que cada vez vienen más aumentados, por eso queremos que se nos reconozcan el trabajo que hacemos.
Los comerciantes del centro de Puerto Ordaz estamos manteniendo el espacio con autogestión (…) porque nos duele la desidia, duele que no seamos escuchados y es que no exigimos cosas que no se pueden cumplir, lo que exigimos son nuestros derechos”
¿Qué reflexión harías luego de 55 años de trayectoria y formando parte importante del ideario de quienes habitan en Guayana?
Nosotros somos un ícono sin lugar a dudas y la reflexión que comparto es que hay que trabajar, hay que amar el trabajo, los nuevos emprendimientos a veces son muy inestables porque un día venden una cosa y al otro día venden otra y hay que ser consecuentes. Si de verdad quieres emprender tienes que estar seguro que de lo que vas a hacer el primer día capaz y no vendas nada, el segundo día tampoco, pero ya después de 55 años tienes una trayectoria grandísima donde toda la ciudad te conoce, por tu calidad y tu excelencia.
Otro consejo es no aprovecharse nunca de tus clientes, saber que tu futuro está en manos de ellos y que debes respetarlos, no aprovecharse ni por más necesitado que estés.
Joelnix Boada/Correo del Caroní
@joelnixb