Discurso del Presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela
En el mensaje de apertura de la CXVI Asamblea Ordinaria Plenaria del Episcopado Venezolano, el Presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor José Luis Azuaje, se refirió a los desafíos pastorales y la “necesidad de ser pueblo”
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El Arzobispo de Maracaibo y Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, Monseñor José Luis Azuaje, dirigió las palabras de instalación de la CXVI Asamblea Ordinaria Plenaria del Episcopado Venezolano, que inició el miércoles 7 de julio en modalidad virtual. En su mensaje, se refirió a los desafíos pastorales de la Iglesia en Venezuela y en la región, a la tarea de “refundar la nación” y la “necesidad de ser pueblo”.
Monseñor Azuaje inició solidarizándose “con todas las personas que han sufrido y sufren actualmente el contagio del Covid-19”, así como con aquellos cuyos familiares han fallecido a causa de esta enfermedad. Y expresó: Que el dolor se transforme en esperanza en esta dura experiencia Agradeció además a los profesionales de la salud que entregándose “con ardiente corazón”, atienden en primera fila los casos de contagio, a lo que añadió:
Nos unimos al clamor del pueblo al pedir la masificación de la vacunación contra el Covid-19, con vacunas reconocidas por las autoridades de la salud, la OMS, OPS, y no cualquier experimento de vacuna.LEA TAMBIÉN07/07/2021
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Cercanía al Papa Francisco
Por otra parte, el Presidente de la CEV, en nombre de todo el Episcopado Venezolano, manifestó su cercanía hacia el Papa Francisco, alentando desde la oración la pronta recuperación de su salud, luego de la cirugía a la que fue sometido el Sumo Pontífice en días anteriores.
“Dios lo sacó con bien de la intervención quirúrgica, ahora le pedimos que continúe sanándole para que siga su servicio a la Iglesia Universal y a los pobres de la tierra”
El prelado compartió la alegría por la Beatificación del Dr. José Gregorio Hernández como signo de esperanza para Venezuela, como “un acontecimiento esperado durante mucho tiempo que ahora podemos disfrutar espiritualmente”, y agradeció a las comunidades que recibido las reliquias con alegría, oración y esperanza. El Arzobispo puntualizó:
“Nos queda ahora preguntarnos si somos capaces de imitar sus virtudes en el diario caminar y en la búsqueda del bien común”
Y dirigió su saludo a todos los Obispos y de manera especial a Monseñor Carlos Curiel como Obispo de Carora y a Monseñor Gonzalo Ontiveros como Administrador Apostólico de Caroní, a la vez que recordó con agradecimiento a Monseñor Aldo Giordano, quien durante 7 años se desempeñó como Nuncio Apostólico en Venezuela, y deseó a Monseñor Ignazio Ceffalia el éxito en su gestión como Encargado de Negocios de la Nunciatura Apostólica.
Desafíos pastorales de la Iglesia en Venezuela
Durante las palabras de apertura, Monseñor José Luis Azuaje dio a conocer cuatro desafíos organizacionales y pastorales para la Iglesia en Venezuela: La Asamblea Nacional de Pastoral, la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, la reestructuración del SPEV y la preparación local del Sínodo de la Sinodalidad, y destacó que es precisamente la sinodalidad el término que involucra y conecta entre sí, los cuatro desafíos.
Sinodalidad significa caminar juntos
“Sinodalidad significa ‘caminar juntos’”, explicó Monseñor Azuaje. “Es necesario destacar que el “juntos”, no diluye las responsabilidades sino fortalece la ministerialidad de la Iglesia y el sentido de pertenencia de todos al pueblo de Dios y su responsabilidad en las realidades históricas”, e indicó que las actitudes a vencer para caminar en sinodalidad, son esencialmente el clericalismo, la tendencia a creer que no se necesitan cambios y el ansia de poder.
“Esta realidad sinodal que vivimos al interno de la Iglesia puede servir también para analizar la realidad venezolana, porque el caminar juntos manifiesta el deseo de salir al encuentro del otro y tratar de construir un nosotros interpelante”
Necesidad urgente de refundar la nación
En cuanto a la situación venezolana, el prelado se refirió al mensaje de la Presidencia de la CEV con ocasión del Bicentenario de la Batalla de Carabobo, y señaló que este acontecimiento histórico “debe incentivarnos a un cambio radical, que no es sólo un cambio de autoridades o dirigentes nacionales, sino que implica una conversión en la forma de ver y obrar las realidades socio-políticas, ante las situaciones límites en la que nos encontramos”.
Constituirnos como pueblo-nación
Indicó asimismo que entre las batallas de hoy en día se encuentra “el constituirnos como pueblo-nación”, “el retomar la vocación ciudadana”, que implica responsabilidades civiles y políticas; “la batalla por una educación de calidad”, “la batalla de generar nuevos liderazgos que tengan un mayor compromiso con el pueblo y no con sus partidos o ideologías”; “el reconocernos como seres con dignidad y que trabajamos caminando juntos hacia la construcción de la fraternidad y la amistad social”, el “usar todos los mecanismos constitucionales y legales para reclamar el cese a la violación de los Derechos Humano” y el “tomar conciencia del deterioro que sufre el país y asumir las decisiones necesarias para un cambio pertinente de liderazgos”.
Refundar la nación
Debido a las circunstancias que vive el país, el Presidente de la CEV insiste en la urgente necesidad “de Refundar la Nación”, entendiendo por nación a la “entidad simbólica que vincula culturalmente el territorio estatal con la ciudadanía, creando la lealtad y la cohesión necesarias para que el vínculo entre el Estado y la ciudadanía sea permanente y estable a través del tiempo”. Ese vínculo, señaló Monseñor Azuaje, “actualmente está roto y, por lo tanto, hay que refundarlo”. Para ello, afirma que una de las más importantes tareas es el “volver a recobrar la fuerza de ser ‘sujetos’, recobrar la autonomía y la libertad como ciudadanos y como nación ante la invasión político-cultural extranjera en la que nos encontramos. No puede haber libertad sin un ‘sujeto’ que asuma ese valor”.
Caminar juntos por “un mayor nosotros”
En una referencia a la Encíclica Fratelli tutti, el prelado señaló que “la reconstrucción, el rehacer la nación, el rehabilitar la política, no se hace de la noche a la mañana, ni tampoco se hace usando los mismos métodos tradicionales de años anteriores”. En tal sentido, la propuesta es “acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto, todo eso se resume en el verbo ‘dialogar’” (FT 198). “El gravísimo problema hoy día en nuestro país”, aseveró Monseñor Azuaje, “es que cada uno quiere caminar por separado. Caminar juntos es el camino constitutivo de la Iglesia y, podríamos decir, del pueblo”.
Tiempo de gracia
Finalizó su mensaje indicando que el tiempo de la Iglesia de hoy, es tiempo de gracia, de inculturación, de escucha, de encuentro, de anuncio; tiempo de “construir puentes antes que muros”, y de “generar un mejor y mayor nosotros”.
“Sólo desde la libertad para expresarnos, escucharnos, dialogar, tomar consejos, juzgar y evaluar lo vivido, decidir en conjunto, podrán ser posible los cambios en nuestra sociedad”
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