Venezuela: “¡No despreciemos la vida! Cada hombre y cada mujer vale la Sangre de Cristo”
La Iglesia denuncia el enfrentamiento entre bandas armadas y los cuerpos de seguridad del Estado que, en los últimos días, ha generado muertes y el desplazamiento forzado de cientos de familias
Como si de una guerra se tratara, las confrontaciones entre las bandas delictivas que operan en Caracas, Venezuela, y los cuerpos de seguridad del Estado, han creado una situación de pánico, desplazamientos forzados y al menos a 25 personas fallecidas.
“Es una situación que se salió del control del gobierno”, dijo un vecino del barrio “El Cementerio” de Caracas el jueves 8 de julio. El hombre y su esposa abandonaron la casa ante la balacera que impactó en sus paredes. Salieron con poca ropa y comida. Tardar un minuto pudo costarles la vida. “No sé cuándo volveremos. No podemos vivir en medio del fuego cruzado”, añadía el vecino tomando de la mano a su hijo de cinco años.
La historia se conoció mediante un sacerdote que relató el episodio en un grupo de Whatsapp. “Con este hombre vi salir a cientos de familias. Dejaron sus enseres y hasta algunas viviendas quedaron con las puertas abiertas. Ellos no saben a dónde ir. Escapar es la única manera que tienen de protegerse en medio de esta balacera”, dijo.
Llegaron al estilo ISIS
Desde la mañana del miércoles 7 de julio, miembros de una de las bandas criminales, se desplazaban en camionetas y motocicletas por la avenida principal de El Cementerio, en Caracas, reportó el periodista Román Camacho en las redes sociales.
En su mayoría eran hombres jóvenes que portaban armas largas. Llegaron frente a la sede del Seguro Social en Venezuela, amedrentaron a los comerciantes y demás ciudadanos. Apuntaron hacia los edificios y sin dar explicaciones dispararon en varias direcciones. Los primeros tiroteos dejaron sin vida a una señora. Luego, los heridos comenzaron a ser numerosos.
La respuesta del gobierno llegó con fuerza unas horas después. La sede del Sebin, en El Helicoide, era blanco de los disparos desde La Cota 905, asentamiento de la banda que llegó a El Cementerio. Aunque ya se habían desplegado grupos comandos de los cuerpos de seguridad, las tanquetas militares ingresaron a las zonas controladas por esta banda: Cota 905, El Valle, El Cementerio, Santa Rosalía, Roca Tarpeya y La Vega.
El fuego cruzado ha sido incesante en los últimos cuatro días. Los atascamientos de vehículos en los túneles y vías públicas causan zozobra. El viernes 9 de julio, las autoridades restringieron el ingreso y salida en esas zonas. Los hospitales –en medio de las carencias que les caracterizan durante la crisis humanitaria compleja que se vive en Venezuela- comenzaron a recibir los heridos. Entre tanto, las cifras de personas fallecidas, se mantienen como secreto de Estado. El veto a la información no falta en esta guerra.
Además, el momento es propicio para la detención y presunto ajusticiamiento de personas inocentes. El silencio se impone a fuerza de balas. Por ello, la voz de la iglesia y de varias organizaciones vinculadas a los derechos humanos, alertan de esta dura realidad.
Resultado de dos décadas de violencia
La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), a través de un comunicado difundido la tarde del viernes 8 de julio, expresa: “Una vez más nos sacude y nos entristece evidenciar cómo el miedo, la barbarie, el atropello, el odio, se apodera de las calles de nuestro país, de nuestras ciudades, de nuestras zonas populares”.
Explican que “este estallido es además la demostración más evidente del fracaso de un modelo social y productivo”. Por ello, llaman a la solidaridad y a la paz. “Hoy nuestro llamado como Pastores es primero a respetar la vida de todo ser humano”.
Los obispos de Venezuela se preguntan: “¿Por qué nos sucede esto? ¿por qué tanto mal obrado en nuestro país?” – Encuentran las respuestas en palabras del papa Francisco: “Todo el mal obrado en el mundo se resumen en esto, el desprecio por la vida”, citan de la Audiencia General del Papa Francisco sobre el Quinto Mandamiento, el 10 octubre de 2018.
Alertan que este episodio desatado en la Cota 905, pone de manifiesto algo que todos conocían en Venezuela y no querían ver. “Es el resultado de dos décadas en las que se ha blandido la violencia desde el poder como arma política, a diestra y siniestra, de palabra y obra, como amenaza y como hecho consumado”.
Igualmente, destacan que este estallido es la demostración más evidente del fracaso de un modelo social y productivo. “Si el régimen ha hecho todo cuanto ha podido para hacer imposible que los ciudadanos puedan ganarse la vida de una manera digna y suficiente, tampoco sorprende que haya quienes busquen ganarse la vida por medios delictivos”.
La CEVllama a respetar la vida de todo ser humano. “Es momento de solidaridad con los que sufren. Hermanos ¡No despreciemos la vida! Cada hombre y cada mujer vale la Sangre de Cristo. No despreciemos lo que Dios mismo ha amado tanto”.
Se incrementa el desplazamiento de las familias
El padre Alfredo Infante considera que “son dolorosos los testimonios de familias que se han tenido que refugiar en el baño o debajo de la cama para resguardarse de una bala perdida”. Explica que Caracas recibe desplazados por la violencia provenientes de zonas como Barlovento, Valles del Tuy, Aragua y Carabobo, pero ahora se convierte en territorio de expulsión y generador de desplazamientos internos.
“Incluso, no nos extraña que, tras todos estos sucesos, se incrementen de manera exponencial los flujos de migración forzada hacia otros países, en medio del repunte de Covid-19”, expresó en el boletín arquidiocesano Signos de los Tiempos.
Junto a un grupo de organizaciones sociales y ONG venezolanas, el padre Infante promovió el 9 de julio el manifiesto: “La prioridad es la vida de la gente”.
Entre otros puntos, ratifican: “El fenómeno de la violencia urbana ha ocasionado la aparición del fenómeno de desplazamiento interno, por parte de familias que quieren escapar de los enfrentamientos entre bandas antisociales, entre estas y la policía o los operativos policiales realizados con el uso indiscriminado de la fuerza”.
A cuatro días de los enfrentamientos, el gobierno de Nicolás Maduro solo muestra imágenes del ingreso del FAES, DGCIM, CICPC y otros cuerpos de seguridad a las barriadas. Su objetivo es capturar a los líderes negativos, a quienes le han puesto precio.
El destrozo de viviendas y las garitas usadas por las bandas criminales, son celebradas como logros. Igualmente, la captura de armamentos, municiones y hasta de un Cunaguaro (felino en peligro de extinción). Los obispos rezan y están con todos los afectados.
Ramón Antonio Pérez – Aleteia Venezuela – publicado el 13/07/21-Aleteia.org