Testimonios

Didier Drogba, de llevar a su país al Mundial… a terminar con una guerra: «Perdonaos unos a otros»

Millones de personas en el mundo llevan cerca de un mes pegadas a las pantallas de televisión siguiendo el Mundial de fútbol de Catar. Un fenómeno que tiene poca comparación con otros acontecimientos que se dan en la sociedad. Cualquier gesto o manifestación de un jugador se replica a nivel global en cuestión de segundos: influyendo en gente de cualquier rincón apartado de la tierra. Es el llamado poder del fútbol.

Modric, Vinicius Jr., Fernando Santos, Tite, Kovacic… son muchos los futbolistas y entrenadores que han manifestado públicamente su fe católica. Uno de ellos fue el delantero marfileño Didier Drogba, uno de los mejores jugadores africanos de la historia, que llevó a su país por primera vez a un Campeonato del Mundo y que detuvo una guerra civil. El libro Dios es deportista (Ed. Eunsa), de Javier Trigo, cuenta cómo su fe católica influyó para lograr pacificar su tierra. (Puedes adquirirlo en este enlace).

El doble sueño de un pueblo

Dios escribe derecho sobre renglones torcidos. Es ocho de octubre de 2005. La selección de Costa de Marfil acaba de ganar por tres goles a uno a Sudán en las eliminatorias para el Mundial de Alemania 2006. Una victoria que no es suficiente para clasificarse. Camerún no puede ganar a Egipto. Los jugadores marfileños están en el vestuario cuando reciben la noticia de que su rival está empatando. Sin embargo, en el último minuto, el árbitro pita un penalti que, de meterlo, le daría la victoria a Camerún.

El sueño de los Elefantes parece desvanecerse. El camerunés Samuel Eto’o no quiere lanzar el penalti, así que lo tirará su compañero Wome. El defensa coge el balón, lo pone en su sitio, chuta, y lo estrella en el palo. Costa de Marfil se acaba de clasificar por primera vez en su historia para un Mundial. El vestuario es una fiesta… pero Didier Drogba, capitán del equipo, ordena callar. Hay una cámara de televisión y el país por entero les está contemplando.

drogbaDidier Drogba vivió sus mejores años de futbolista en el Chelsea de Londres (Reino Unido). A lo largo de su carrera ha contribuido a numerosas obras de caridad en su país y en todo el mundo.

Arrebata el micrófono al reportero y comenta: «Hombres y mujeres de Costa de Marfil. Desde el norte, el sur, el centro y el oeste, demostramos hoy que todos los marfileños pueden coexistir y jugar juntos con un objetivo compartido. Les prometimos que las celebraciones unirían a la gente, hoy les suplicamos de rodillas que os perdonéis los unos a los otros. Perdonad. Perdonad. Un gran país como el nuestro no puede rendirse al caos. Dejad vuestras armas y organizad unas elecciones libres».

Aquel breve mensaje fue escuchado por casi toda la población de Costa de Marfil. El presidente del país, Laurent Gbagbo, y el líder de la facción rebelde, Guillaume Siro, también habían estado muy atentos a la pantalla de televisión.

El fútbol les empezaba a unir bajo la misma bandera. Después de 4.000 muertos en tres años, ¿quién mejor que su jugador estrella para traer la reconciliación? Una semana después de aquel gesto, los dos bandos acordaron un alto al fuego, era el inicio del fin de la guerra.

Conversaciones con Dios

Nacido en Abiyán (Costa de Marfil) en 1978, Didier Drogba, «Didi», es una personalidad muy reconocida en su país. A los cinco años viajó a Francia con su tío Michael, que también era futbolista. Allí empezó su pasión por el deporte, aunque no pudo acostumbrarse a Europa y regresó a su pueblo. A los doce años volvió al país galo y comenzó su carrera profesional.

La personalidad de Drogba está muy ligada a lo que recibió de pequeño en su familia: la fe católica. Una fe que siempre ha manifestado en público y que le ha servido para mantener un férreo compromiso social con su tierra.

'Dios es deportista'.

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Como buen católico, además, «Didi» reconoce que muchas veces se equivoca. Famoso por tener un temperamento muy fuerte, la estrella africana fue sancionada por su actitud en una eliminatoria de la Champions League. Pidió perdón públicamente y contó que su hijo le había dicho que estaba avergonzado de él, por lo que Drogba le invitó a no seguir su ejemplo y a perdonarlo.

La fe de Drogba también estuvo presente en uno de los goles más famosos de su carrera. Era la última pelota del partido y el Chelsea, su equipo, perdía por un gol en la final de la Champions League de 2012 contra el Bayern de Múnich. En un saque de esquina, el marfileño anotó de cabeza, igualó el partido, lo llevó a los penaltis y ganó el torneo.

Años después, explicaba así aquel momento: «Tuve algunas conversaciones con Dios en el campo, y esa noche lo reté y le dije: ‘Si realmente existes, demuéstralo’. Así fue como vino el gol: en el último córner. Cuando marqué y corrí hacia el banderín de córner, miré al cielo, estaba perdido. Estaba diciendo: realmente existes«. Una anécdota graciosa de su relación tan cercana y humana con Dios.

Aquí puedes ver el gol de Drogba y el momento en el que mira al cielo.

Una fe que le ha movido a realizar numerosas obras de caridad a lo largo de toda su carrera. En 2007 creó la Fundación Didier Drogba que ayuda a su país en materia de salud y educación.

Sus ingresos en publicidad los donó para construir un hospital en su ciudad natal y posteriormente financió cuatro centros más en las grandes ciudades de Costa de Marfil.-

J. Cadarso

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