El señor obra de dentro hacia fuera. El mundo obra de fuera hacia dentro
Noris Mercedes Díaz de Bustamante:
“El mundo quiere sacar a la gente de los suburbios. Cristo saca los suburbios del interior de la gente y después ésta sale por si misma de los suburbios.
El mundo quiere moldear a los hombres cambiando su ambiente, Cristo cambia a los hombres, que después cambian su ambiente.
El mundo quiere conformar la conducta humana, pero Cristo, puede cambiar la naturaleza humana.” Ezra Taft Benson
En el Verbo encarnado la naturaleza humana fue asumida, no absorbida…El Hijo de Dios…trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre ( GS 22 ).
El Hijo de Dios salvando con su amor todas las distancias, se hizo uno de nosotros, se confundió con nosotros, hecho semejante en todo fuera del pecado. (Fl. 2,7- 8), (Hb.4,15). Quiso compartir nuestra vida y nuestra suerte: trabajó, sufrió, amó. Demostró su amor divino a través de todas las connotaciones del amor humano: la ternura, la compasión, la amistad y hasta las lágrimas, a través de la conversión personal, a través del Espíritu Santo.
Nacemos de nuevo, en El Espíritu Santo, que nos da sus dones para “una nueva vida de relación personal y comunitaria, fundamentada en el conocimiento de Las Sagradas Escrituras”.
El evangelio nos muestra a Jesús que quiere a los niños junto a sí y abrazándolos los bendecía, (Mc.10,16 ) lo presenta conmovido frente a la viuda que llora a su hijo muerto a la que le dice: No llores (Lc.7,13) y DE SU COMPASION FLORECE UN MILAGRO.
“Dejen que los niños vengan a mí ¿por qué se lo impiden?” (Mc.10,13-16).
JESÚS ES EL HIJO DE DIOS, LA PALABRA DE DIOS HECHO HOMBRE, NATURALEZA HUMANA DE CADA UNO DE NOSOTROS, EN ÉL NOS RECIBE A TODOS.
LA LUZ DEL SEÑOR HA VENIDO A ALUMBRARNOS, A DISIPAR LAS TINIEBLAS, HA VENIDO A HUMANIZARNOS.
“El Reino deDios es para los que se parecen a los niños, y les aseguro que quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.” Jesús los abrazaba y luego ponía sus manos sobre ellos para bendecirlos” (Mc.10, 13-16).
“Jesús, dijo dejen a esos niños y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los cielos es de los que se asemejan a los niños. Enseguida les impuso las manos y siguió su camino”. (Lc.18, 15-17).
¿Alguna vez en su época de estudiante leyeron el artículo tomado del texto: Razones para la esperanza de José Luis Martin Descalzo?:
“El niño que quería ser un televisor…La profesora ha puesto a sus niños un ejercicio en el que les pideque expliquen qué animal o qué cosa les gustaría ser y por qué.
Un niño de ocho años ha respondido que a él le gustaría ser un televisor:
“Porque sus padres lo mirarían más, le cuidarían mejor, le escucharían con mayor atención, mandarían que los demás se callasen cuando él estuviera hablando y no le enviarían a la cama a medio juego, lo mismo que ellos nunca, se acuestan a media película. “No era precisamente tonto el pequeño, como no lo son nunca los niños, aún cuando los mayores hagamos tantos esfuerzos por creérnoslo”. Pensamos, que es demasiado chiquito para entender. Decimos, no se entera de nada. Pero la verdad es que nada hay más agudo, más cruel, que los ojos de un niño. Yo preferiría cualquier juez a esos ojos inquisidores.”
Ven, Espíritu Santo. Ven a renovar la faz de la Tierra, ven a sanarnos, ven a liberarnos, ven a desatarnos de las fuerzas oscuras del mal.
Ven Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo, ven a este mundo de pandemia y confusión, de idolatría y perversión, ven a desatarnos a liberarnos de las fuerzas oscuras del mal.
Envía, Señor, tu Espíritu y seremos hombres y mujeres nuevas para alabarte, para bendecirte, para glorificarte, para darte gracias por tu amor y tu misericordia.
Aviva el fuego de tu amor para que nuestras relaciones de familia en este encierro se estabilicen y fortalezcan por el amor del Espíritu Santo.
Bendice la imaginación y la creatividad de los padres para orientar, guiar e iluminar a sus hijos en este tiempo de encierro, dales fortaleza, valentía y luz para que permanezcan en ti.
A las personas mayores, dales su conversión y sabiduría para leer y conocer La Biblia y orar, orar y orar por la salvación de las familias.
Ven, dulce huésped del alma y danos la fortaleza, la valentía y la luz para perdonar y reconciliarnos, con aquellos hermanos con los cuales hemos roto la comunicación para cuando salgamos de este encierro nos encontremos en sana paz con nuestros hermanos en Cristo Jesús, y podamos dar el testimonio de conversión y reconciliación. Para la Gloria del Padre, del HIJO Y DEL Espíritu Santo.
¡Amén, ven Señor Jesús, quédate con nosotros! .-