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Claretianos: Comunicado público Ante la dramática situación de algunos pueblos de la Patria Grande

Los Misioneros Claretianos de América, con presencia en la ONU y toda la familia claretiana de América, alzamos la voz en este dramático momento que viven varios países de nuestra América, en defensa de la vida amenazada de nuestros Pueblos, cuyos derechos no están siendo respetados y, por el contrario, gravemente vulnerados.

El contexto de pandemia profundiza las desigualdades que históricamente acompañan a nuestro Continente. Damos cuenta de un contexto geopolítico convulsionado, con grandes amenazas a nuestras frágiles democracias, con la profundización de crisis económicas y sociales que derivan en un aumento alarmante de la pobreza y la exclusión social en vados países, y la consecuente polarización y segmentación social que expone aún más la estructura de desigualdad ya existente, recrudeciendo la violencia. En efecto, la pandemia ha visibilizado las inequidades de los sistemas de salud en el mundo, con un impactante saldo de muerte en todas las regiones del planeta. El acceso inequitativo a las vacunas, especialmente pata las poblaciones más pobres, ha dejado a la intemperie la vida de los grupos más desfavorecidos.

De manera especial, seguimos con aprensión los últimos acontecimientos en Haití, que desde el terremoto de 2010, con más de 300.000 vidas perdidas, vive en un permanente clima de inestabilidad institucional; nos solidarizamos con el Pueblo Colombiano que ha mostrado valentía y coraje al oponerse a las reformas que pretendían profundizar y hacer más escandaloso el abismo entre los pocos ricos y la mayoría de la población del país; con el Pueblo Venezolano, víctima de la oblación de sus derechos, resistente a la dolencia en medio de la barbarie instalada en las calles de sus ciudades, obligado a una diáspora forzada hacia otros países; con el Pueblo Cubano, sometido a un brutal bloqueo desde hace más de 60 años, que hoy reclama legítimamente sus derechos en un contexto de serio deterioro económico y social que ha explosionado en manifestaciones legítimas como modo de expresar su descontento; imploramos por el derecho a la información y la comunicación de la población cubana, cuyo aislamiento y limitación de la conexión a la telefonía móvil y bloqueo de redes sociales de parte de su gobierno, profundiza el agobio y la desesperanza de su gente; con los Pueblos Centroamericanos, donde se han ido instalando Gobiernos autoritarios, deteriorando las instituciones de la Democracia en abierta complicidad con organizaciones criminales en detrimento de los sectores históricamente vulnerados; forzando la migración de miles de personas a los países del norte, los que por omisión y/o participación, han sido cómplices de la inestabilidad política, económica y social; con el Pueblo Brasileño, con la trágica pérdida de más de medio millón de muertos por Covid-19, con sospechas de prevaricación y corrupción sobre la actuación del gobierno en el enfrentamiento de la pandemia, además de amenazas a la democracia, deforestación de la Amazonia y oblación de los derechos de los pueblos indígenas.

Muchas de estas situaciones reflejan el dominio de determinadas ideologías, que se sirven de los pobres abonando intereses políticos o personales. Por eso, denunciamos la posición y actitud de algunos gobiernos, quienes lejos de aportar soluciones enraizadas en la justicia y la paz, despiertan mayores rivalidades y avivan odios. Con el Papa Francisco decimos que «no sirve una visión ideológica, que acaba por utilizar a los pobres al servicio de otros intereses políticos o de otras personas» (Cfr. EG 199). Las ideologías terminan mal, no sirven. Las ideologías tienen una relación incompleta, enferma o ruin con el pueblo. Las ideologías no asumen al pueblo. Por eso, observen al siglo pasado. ¿Cómo terminarán las ideologías? En dictaduras, siempre. Piensan por el Pueblo, no dejan al Pueblo pensar. Como dijo un astuto crítico de la ideología: «Sí, pero esta gente tenía buena voluntad de hacer cosas por el pueblo», contestó: «Sí, todo por el pueblo, pero nada con el pueblo».

Queremos reafirmar nuestro compromiso con nuestros Pueblos, con la certeza de que sus anhelos son legítimos. No queremos manosear expresiones como democracia, libertad, justicia, unidad, con las que podemos justificar cualquier acción en contra de los Pueblos.

Estos contextos políticos y sociales de profunda crisis, exigen de nosotros el ejercido de nuevas ciudadanías, reinventando creativamente nuestro compromiso profético por el Reino y su Justicia, haciéndonos partícipes de la construcción de nuevos vínculos sociales, sostenidos en genuino respeto por los Derechos Humanos y un profundo sentido del Bien Común.

“Nada de crispación militante, ni de un lado ni del otro, que de un solo pueblo se trata, y habría de tratarse de una misma tarea y una misma esperanza»… “Sea La Iglesia De Jesús Luz, Sal, Fermento, Como Él Soñaba, Humilde Diakonía Del Reino, Una Profería Que Consuela Al Pueblo Y Lo Acompaña, Que Anuncia La Buena Noticia, Que Denuncia La Mala Noticia De Toda Muerte, Que No Apaga La Mecha De Los Logros Y Los Ensueños, Quizá Casi Apenas Humeantes, Y Que Nunca Le Hace El Juego Al Enemigo Mayor”. (Pedro Casaldáliga, 1999).

Por lo tanto ¡Ya basta! Gobiernos represores de sus hermanos y hermanas, basta de manchar de sangre y denigrar la dignidad de nuestros Pueblos, sus familias, sus calles, sus banderas. ¡Suba hasta ti Señor el grito de tus Pueblos! Seguiremos esta caminata de lucha y resistencia por la dignidad y los Derechos Humanos y el Cuidado de la Creación.

«Ateos Del Dios Del Colonialismo Y Del Imperialismo, Del Capital Ególatra Y De La Exclusión Y El Hambre Y La Muerte Para Las Mayorías, Con Un Mundo Dividido Mortalmente En Dos. Y Creyentes, Por Otra Parte, Del Dios De La Vida Y La Fraternidad Universal, Con Un Mundo Humano Único, En La Dignidad Respetada Por Igual De Todas Las Personas Y De Todos Los Pueblos”. (Pedro Casaldáliga, 1996).

María, Mujer y Madre que caminas y acompañas los gritos y clamores de nuestros Pueblos, intercede por las heridas de esta Patria Grande.

Misioneros Claretianos de América (MICLA)

somicla@claretian.global
symmicia@gmail.comwww.somicla.org

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