Raymond Ibrahim: Términos como «Occidente» o «Bizancio» solo tienen como función eliminar la palabra «Cristianismo»
Raymond Ibrahim es un experto en la cultura y la historia musulmanas y ha investigado la persistencia de la yihad islámica contra la cristiandad.
Raymond Ibrahim es cristiano copto. Nacido en Estados Unidos e hijo de inmigrantes egipcios, es un experto en lengua y cultura árabe y musulmana y analista experto en Oriente Medio. Se acaba de publicar la edición francesa de La espada y la cimitarra, que ya fue un bestseller en inglés hace tres años. Con ese motivo le ha entrevistado Arnaud Imatz para La Nef:
-La hostilidad entre el islam y la cristiandad, ¿es un accidente de la historia o se inscribe en la continuidad de la historia islámica?
-Ciertamente, se inscribe en la continuidad. El problema es que los historiadores modernos tienden a dejar de lado el aspecto religioso y centrarse más bien en las identidades nacionales. Sabemos, por ejemplo, que durante siglos un gran número de pueblos «orientales» invadieron, y a veces conquistaron, partes importantes de Europa. Los historiadores modernos dan nombres muy variados a estos pueblos: árabes, moros, bereberes, turcos y tártaros. O también omeyas, abasíes, selyúcidas y otomanos. Lo que estos historiadores modernos omiten es que todos ellos tienen como base la misma lógica y la misma retórica yihadista que grupos terroristas contemporáneos como el Estado Islámico. Ya se trate de árabes (o «sarracenos») como los que invadieron la cristiandad por primera vez en el siglo VII, o de turcos o tártaros como los que aterrorizaron a Europa del Este hasta el siglo XVIII, todos ellos han justificado sus invasiones invocando la enseñanza islámica, a saber: que el «destino» del islam es reinar sobre el mundo entero por medio de la yihad.
»Todos ellos han seguido las órdenes jurídicas clásicas que consisten, sobre todo, en ofrecer a los «infieles» tres posibilidades antes de la batalla: la conversión al islam, la aceptación del estatus de dhimmi y el consiguiente pago del tributo (yizia o jizya) o la muerte. Además, una vez conquistada una región cristiana, inmediatamente destruían o transformaban las iglesias en mezquitas y vendían a todos los cristianos que no habían masacrado, condenándoles a una esclavitud abyecta, a menudo sexual.
»El grado de ignorancia del Occidente contemporáneo es evidente cuando afirma que grupos como el Estado Islámico no se comportan según la enseñanza y la doctrina islámicas. La realidad es que estos grupos, no solo actúan en estricta conformidad con la visión tradicional del mundo del islam -odiar, combatir, asesinar y esclavizar a los infieles-, sino que a menudo imitan intencionadamente a los grandes yihadistas de la historia como Khalid bin al-Walid, el «sable de Alá», de los que Occidente no suele saber nada.
-En su opinión, el término «Occidente» esconde la verdadera historia porque hace creer que las tierras «orientales» y norteafricanas conquistadas por el islam, a saber: Siria, Egipto, Asia Menor, África del norte, no han formado parte realmente de la herencia cristiano-grecolatina. ¿Por qué referirse siempre al Imperio bizantino y nunca al Imperio cristiano-grecolatino?
-Sí, no solo la Europa postcristiana y sus ramificaciones (América, Australia, etc.), no consiguen comprender la verdadera historia del islam, sino que ya no consiguen comprender realmente su propia historia y, en especial, el impacto del islam. Lo que hoy en día llamamos «Occidente» ha sido conocido, y ha estado delimitado, durante siglos por la extensión territorial de su religión (de ahí el término más antiguo e históricamente más exacto de «cristiandad»). Entonces incluía todas las tierras que usted menciona y muchas más, que se habían convertido al cristianismo muchos siglos antes de la llegada del islam y formaban parte de la misma civilización global.
»Después llegó el islam y conquistó con violencia la mayoría de estos territorios, algunos de forma permanente como Oriente Medio, África del Norte, Anatolia; otros de forma temporal como España, los Balcanes, las islas del Mediterráneo. Durante ese tiempo, la mayor parte de Europa se convirtió en el último bastión, y el más temible, de la cristiandad, consiguiendo permanecer invicto, pero siendo constantemente atacado por el islam.
»En este sentido (olvidado), el término «Occidente» se ha convertido en un término irónicamente exacto. Porque Occidente era, de hecho y literalmente, el vestigio más occidental de una civilización mucho más extendida que el islam amputó definitivamente.
Expansión del cristianismo en el siglo VI, antes de Mahoma (570-632). El islam arrancó el cristianismo de todo lo que hoy denominamos Oriente Medio. Mapa: Orthodox Christianity.
»Analicemos ahora lo que llamamos el «Imperio bizantino». En el año 330, el emperador romano Constantino el Grande construyó una nueva capital para el Imperio, a la que llamó «Nueva Roma» (bautizada más tarde, en su honor, Constantinopla). A pesar de que era profundamente cristiana; de que sucedió directamente a la antigua Roma; de que sobrevivió a su caída durante mil años; de que todo el mundo, amigos y enemigos, la llamaban «romana» y que fue el escudo más oriental de la cristiandad contra el islam durante siglos, desde 1857 es conocida por el nombre de «Bizancio», otro neologismo que rompe la continuidad y el significado de la historia y de la herencia del Occidente postcristiano. Estos términos: «Occidente», «Bizancio», etc., solo tienen una función y es eliminar la palabra «cristianismo» de la conciencia de los descendientes de quienes combatieron y murieron por él.
-La batalla de Manzikert, que fue para los turcos lo que la batalla de Yarmuk fue para los árabes, es celebrada como una gran victoria del islam por Erdogan y los dignatarios turcos. A la inversa, los líderes de los países europeos no celebran sus victorias contra el invasor musulmán. ¿Significa esto que el islam combatiente está de vuelta o, al contrario, es representativo del pacifismo y la renuncia de los europeos?
-Sí, ciertamente deberían ser vistos así, porque es precisamente lo que significan estas actitudes. Pero yo diría que para la élite europea la cuestión es peor que simplemente «minimizar» las victorias de sus antepasados contra el islam. Porque algunos las condenan activamente.
»Es el caso de un número cada vez mayor de españoles con la Reconquista -siglos de guerra para liberar a España del islam-, para los que representa solo una fuente de vergüenza, un recuerdo de la «intolerancia» y el «retraso» de sus antepasados, sobre todo con respecto a los musulmanes de al-Andalus, supuestamente «tolerantes» y «avanzados». En realidad, la vergüenza que estas élites sienten respecto a sus antepasados y los halagos que, al contrario, dirigen a sus enemigos revelan un grado de adoctrinamiento en una «historia» que está en las antípodas de la realidad.
-La doctrina de la taqiyya, que define tradicionalmente el modo como funciona el islam bajo un poder no musulmán, ¿ha sido superada o sigue siendo actual?
-La taqiyya [disimulación], que permite a los musulmanes engañar a los no musulmanes haciéndoles creer, por ejemplo, que renuncian a la yihad, es decir, que apostatarían del islam y se convertirían al cristianismo, sigue siendo actual. Como ha escrito Sami Nassib Makarem, la más grande autoridad en materia de taqiyya, en su fundamental libro de 2004, Al-Taqiyya fi’l Islam [La taqiyya en el islam]: «La taqiyya tiene una relevancia fundamental en el islam. Todas las sectas islámicas se adhieren a ella y la practican… Podemos incluso decir que la práctica de la taqiyya es habitual en el islam, y las pocas sectas que no la practican, se separan de la corriente dominante…». Y añade, y nosotros subrayamos: «La taqiyya está muy difundida en la política islámica, sobre todo en época moderna».
-Actualmente, el sentimiento de solidaridad cristiana ha desparecido, no solo entre los políticos y los gobiernos europeos, sino también, y de manera generalizada, en la opinión pública. ¿Qué pasa entre los musulmanes?
-Sí, esto es especialmente cierto para aquellos que han aprendido la historia. Y el musulmán medio está de lejos mucho más instruido en la historia del islam que el europeo medio en su propia historia. Peor aún, como hemos dicho antes, los europeos tienden a ser «educados» -es decir, adoctrinados- en falsas historias, concebidas para demonizar su pasado y su herencia, blanqueando el pasado y la herencia de los demás, en este caso, los musulmanes.
»La yihad contra los infieles forma parte integrante del islam, es algo que está documentado y validado por todas partes: en y por el Corán, los hadices (y la Sunna) y el consenso de la Umma. Ningún religioso musulmán, pasado o presente, que tenga autoridad, lo ha negado jamás, salvo, claro está, cuándo se expresa delante de auditorios de infieles y practica la taqiyya.
-Los musulmanes «militantes», «extremistas» o «islamistas», ¿son fieles al islam, o lo secuestran para satisfacer sus intereses políticos personales?
-Lo importante es saber que no hay prácticamente nada que esos diferentes tipos de musulmanes hagan que no forme parte de su religión y su herencia. Por ejemplo, todas las depravaciones que comete el Estado islámico -someter, vender y comprar «esclavos sexuales» infieles; decapitar, crucificar e incluso quemar vivos a los infieles; destruir o transformar las iglesias en mezquitas- han sido cometidas innumerables veces a lo largo de los siglos por los musulmanes, siempre en nombre de la yihad. Además, estas depravaciones son definidas como «permitidas» por la ley islámica. ¿Cómo podemos, entonces, calificar a estos musulmanes de «militantes» y «extremistas»? ¿No sería más lógico calificar al islam de «militante» y «extremista»?
En «La espada y la cimitarra», publicado en inglés y en francés, Raymond Ibrahim analiza los catorce siglos de combates de la cristiandad contra los persistentes ataques musulmanes, unos victoriosos, otros no, pero que consiguieron mantener Europa a salvo: Yarmuk (636), Guadalete (711), Poitiers-Tours (732), Manzikert (1071), Hattin (1187), Las Navas de Tolosa (1212), Koulikovo (1380), Constantinopla (1453), Malta (1565), Lepanto (1571), Viena (1683)…
El argumento según el cual estos tipos de musulmanes actúan así porque «secuestran al islam en aras de sus intereses políticos personales» no es pertinente. En realidad, desde el principio, empezado por Mahoma mismo, el islam siempre ha sido utilizado -y sin duda «concebido»- por intereses políticos. Recordemos aquí un solo y claro ejemplo: tras proclamar que Alá autorizó a los musulmanes a tener cuatro esposas y un número ilimitado de concubinas (Corán 4, 3), Mahoma declaró más tarde que Alá le había hecho una nueva revelación (Corán 33, 50-52), en la que le ofrecía solo a él una dispensa para acostarse y casarse con tantas mujeres como él quisiera, lo que hizo que su prometida Aïcha le dijera: «Siento que tu Señor te concede rápidamente tus deseos» (recogido en Sahih Bukhari 6: 60: 311).
-Mientras que la comunitarización de la sociedad francesa es ya un hecho, si no aceptado, al menos ampliamente debatido, las élites francesas apuestan desde hace más de cincuenta años por la aparición de un «nuevo islam, modernizado, reformado, abierto, contextualizado, secularizado, democratizado», compatible con el modelo occidental, que permita marginar a la «pequeña minoría fundamentalista que es el caldo de cultivo del terrorismo islamista». ¿Es posible un islam así?
-Un islam así, «occidentalizado», si llega a ver la luz del día, tendría necesariamente tan poco que ver con el islam auténtico que sería intelectualmente deshonesto asociarlo al «islam»; incluso llamarlo así. Lo importante es que las enseñanzas fundamentales del islam han sido promulgadas por un árabe del siglo VII, que pensaba y actuaba como precisamente se puede esperar que actúe y piense un árabe del siglo VII, es decir, de manera draconiana e incluso bárbara.
»Las enseñanzas del islam -que incluyen el odio y, cuando se considera oportuno, la guerra contra los infieles, el ostracismo o el asesinato de los apóstatas, la sumisión de las minorías religiosas y una miríada de medidas misóginas-, no pertenecen, por naturaleza, a un islam «modernizado, reformado, abierto, contextualizado, secularizado, democratizado». En resumen, la sharia, ese conjunto sagrado de enseñanzas islámicas, es por definición no solo «incompatible con el modelo occidental», sino que es su antítesis.
»Es evidente que esto no quiere decir que los musulmanes no puedan ser laicos, reformados, etc. Se trata solo de decir que, si lo son -y mejor para ellos-, es porque ignoran las enseñanzas del islam. Para el islam, conformarse al modelo occidental es transformarse en algo completamente irreconocible.
Traducción de Helena Faccia Serrano.
22 julio 2021