Opinión

    Mentiras: ¿Las creemos? (I)

Con certeza supimos: desfalcaron la república

Gloria Cuenca:

Mis amados antepasados (padres, abuelos, tíos y tías) decían: ”Desde que el mundo es mundo, existen los embusteros y las mentiras. No, en nuestra familia. Aquí ni se dicen, ni se aceptan mentiras”. Dios libre que descubrieran se había dicho una mentira. El castigo era duro y largo. Por eso, no me acostumbro a este pocotón de embustes que nos rodea constantemente y que parece ser “política de Estado”. No puedo con esto. Me asombra la tolerancia y el cinismo, de quienes mienten y se descubre que lo han hecho: no se avergüenzan, ni se mortifican. Siguen, como sí nada; lo peor son reincidentes.

Desde que se destapó la corrupción de PDVSA, tal vez  exagero, no he hecho otra cosa qué tratar de no pensar en los miles de millones de dólares que se esfumaron y la situación que vivimos aquí en Venezuela, especialmente el pueblo. Aún cuando ustedes no lo imaginen, ese suceso me ha creado una terrible angustia. Hace años que sabía de la inmensa corrupción que asola a nuestro riquísimo país. Se nota en muchos aspectos. Además, algo conozco del ser humano; cuando el difunto eliminó todo tipo de contraloría, de una vez me di cuenta, los delitos de peculado, entre los venezolanos, se incrementarían. Me escandalicé -lo advertí-cuando en un discurso dijo, que “cuando se robaba para dar de comer a los hijos” estaba bien. Pasó 48 horas fuera de la presidencia- él mismo lo dijo-decidió que no dejaría el poder sin dinero. De allí su conchupancia con quien dirigió PDVSA (R. Ramírez, el de “roja, rojita”), quién en estos momentos, ¡Válgame Dios! tiene aspiraciones presidenciales, porque como todos ellos, piensa que los venezolanos somos unos idiotas redomados. (¿Lo creen en verdad?)

Si algo bueno tuvo el relativo destape de la corrupción fue que, al comenzar a investigar, se llegó a la millonada de dólares que se robó el galáctico y dejó de herencia a sus hijos. (¡?) Tendríamos que ser, además de bobos, ciegos, sordos y mudos como la canción. Se hicieron conocidos, ellos y su familia, (desde el fallido golpe de estado y luego, cuando ganó las elecciones) en medio de una pobreza relativa: la casa donde vivían y demás pertenencias en Barinas era muy modesta. Mostraron su procedencia, lo vimos. Mientras tanto, observamos y vivenciamos, el trabajo que pasan a diario, nuestros compatriotas, también nosotros, profesores con larga trayectoria en la enseñanza universitaria; mientras ellos disfrutan de dinero mal habido. Este malestar económico se extiende por todo el país. La excepción: enchufados y del régimen. Los demás pasamos el trabajo parejo para sobrevivir en medio de la catástrofe organizada en el país por la revolución chavo-madurista. Por otra parte, se ven las construcciones inconclusas, algunas mal hechas, en ruinas otras. Iniciadas y no terminadas. ¿Qué les pasa? ¿Qué piensan que somos? ¿Idiotas, consumados? Las sanciones, ¿excusa para el “barbarazo” cometido? Nadie les cree, ni siquiera ellos,   mismos militantes y comprometidos con el régimen. Un importante sector del pueblo les creyó. Se han dado cuenta de cómo se pretende manipularlos y engañarlos, de allí el “no” rotundo del 1ro de mayo, que tanta molestia desató entre los dirigentes del régimen.

Dice el dicho:” Dime con quien andas y te diré quien eres”. Es así. Nadie, medianamente pensante y serio, se come el cuento de que no sabían lo que pasaba. Segura estoy como que me llamo Gloria, que lo sucedido no es como lo narran. Por los momentos no se sabe la verdad. Con certeza supimos: desfalcaron la república. Es cierto hasta allí. ¿Dónde están los reales? ¿Cuánto fue? ¿Quién tiene el poder sobre los mismos? ¿Cómo sucedió? ¿El cuento de los barcos, es cierto? La parte erótica y sexi del desastre ¿cómo está implicada? Misterios que por ahora no se conocen. Otra cuestión que produce gran intriga es la aparición de las investigaciones norteamericanas en los hechos; y para ponerle la “guinda al pavo” viene a Venezuela, la más alta jerarquía cubana para convencer al incrédulo Maduro de la historia de la traición.

Es impresionante el nivel de rumores, fake, sucesos verdaderos y demás. No puede ser de otra manera. Cuando se conozca la verdad de lo que pasó habrá “una narrativa” muy interesante y diferente. No hay, por el momento, información veraz, oportuna, menos imparcial. Después dará píe para una serie de Netflix. “Entre cielo y tierra, no hay nada oculto” no se debe olvidar. El humano del siglo XXI es inquieto/a, curioso/a, alerta, requiere imprescindiblemente reducir la incertidumbre, es decir informarse y, luego comunicarse, relacionarse, para sentirse parte del todo, del cual forma parte, aún cuando pretendan disociarlo. Se sabrá lo que ocurrió en su momento; entre tanto disfrutemos de lecturas, de  series y  de las telenovelas. Cualquier cosa puede pasar. No somos idiotas, ni tan crédulos. ¡Amanecerá y veremos! Volveremos sobre el tema.-

Imagen referencial: Antilavado de Dinero

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