Opinión

Rumbo al matadero en México. ¿Y Venezuela seguirá al garete?

Egildo Luján Nava:

Una vez más, Venezuela «se juega esta semana a Rosalinda». Lo hace en ciudad de México, en un terreno que políticamente se le cataloga de resbaladizo para los venezolanos demócratas, quienes, no obstante, optan por asistir al sitio para participar en un diálogo y/o negociación,  a sabiendas de que pisarán sobre un terreno minado. 

Sobre un espacio cargado del mismo explosivo  que, hábilmente, trasladaron e impusieron en Perú, argumentando que a América Latina ha llegado el ejercicio del poder con base en las pautas que ha impuesto el Foro de Sao Paulo en esta zona del mundo, demostrando, inclusive, que figuras como la de López Obrador no necesariamente equivalen a un ejemplo gubernamental de miedo, terror, sangre y dolor. 

0tros, ciertamente, creen que el nuevo rol de países como este vecino norteamericano, adicional a sus pasiones por el «Socialismo del Siglo XXI»,  pudiera estar cargando con otra misión, como es la tarea financiera que ya no puede sufragar el régimen venezolano. 

Pero es de ingenuos creer que la propuesta mexicana está abiertamente concebida para llenar al Caribe de Democracia, y no de oxigenar al régimen venezolano, urgido de lo que sea necesario para adecentar ante el mundo el comportamiento nacional de los que dicen ser gobierno, cuando la oscuridad de su comportamiento administrativo, literalmente, los tiene contra la pared. A la vez que, sin desparpajo alguno,  apuestan por la gloria cubana, nicaragüense, argentina, ahora peruana y ¿próximamente? chilena, cuando «mamometricen» su Constitución, mientras que, por otra parte, le siguen incendiando las calles a Colombia.

En ese patio o terreno mexicano del encuentro, desde luego, el régimen venezolano se haya más contento que  ciertos funcionarios nacionales en carreteras por donde transita la carga de  bienes de consumo masivo. Y, desde hace poco, en los centros de expendio de gasolina y de diésel, según, a diario, denuncian quienes se autocalifican de «víctimas del nuevo mercado negro».

Los delegados negociadores de ambas partes concurren sin tener claro qué es lo que se va a negociar, mientras que la inmensa mayoría de los sufrientes, tristes y obstinados venezolanos, por su parte, no ocultan las pocas esperanzas a las que les prestan atención, ante la posibilidad de que no se obtengan resultados positivos, o de que, una vez más, todo quede en promesas incumplidas. 

Es que el camino por el que se ha transitado para arribar a sitios de conversación o de negociación, lamentablemente, ha terminado convirtiéndose  en decepción, y eso ha concluido en lo mismo: muchos encuentros citados para negociar, como es el caso de  Caracas, República Dominicana, Noruega, Barbados, entre otros, para culminar en nada. 

Es decir, el resultado ha sido siempre el mismo. Cada uno, en su respectivo sitio,  se ha convertido en una  pérdida de tiempo. También en una  prolongación de  la agonía y del ya añejo y nefasto deterioro del país.

De ahí, lamentablemente, que se haya convertido en una obligación para quienes reflexionan sobre estos hechos, el análisis de lo que viene aconteciendo alrededor de la alimentación del odio entre venezolanos en el  territorio nacional, al apreciar que el liderazgo político, gubernamental u opositor, desatienden la urgencia de construir acercamiento, entendimiento y soluciones  entre los venezolanos. 

Tienen que darse demostraciones sinceras de los asistentes a México, con respecto a que a Norteamérica no se irá a exhibir acusaciones, señalamientos, descalificaciones y engaños populares.  Encuentros de este tipo, en parte, no han sido exitosos al hacerse presentes en la convocatoria a diálogos o a encuentros en los que las partes, por otra parte, han asumido representaciones sin que participe una verdadera autoridad para acordar nada. Además, sin que tampoco las mismas gocen del respaldo y del reconocimiento por parte del Soberano. 

Si se le preguntara a cualquier venezolano «de a pie» ¿QUIÉNES ESTÁN NEGOCIANDO POR EL RÉGIMEN Y LA OPOSICIÓN EN MÉXICO ?, seguramente,  la respuesta sería: » La verdad, es que no sé, ni me interesa». Pero lo peor iría más allá, y es que a la llamada dirigencia política venezolana, sea gubernamental u opositora, no le preocuparía conocer el origen de dicha respuesta. Quizás pudiera ser que los ciudadanos consultados ya no están en condiciones de construir una reflexión diferente, a la de tener que competir con el peso del hambre. Es que cuando el hambre reina, especialmente entre niños y ancianos, poco importa pensar en eso por lo que se le formula una pregunta de ese alcance.

¿Acaso en México los venezolanos comprometidos con la responsabilidad del propósito del encuentro, incluyen alguna modesta agenda que registre las condiciones en las que están viviendo los venezolanos que se resisten a migrar?.

Sin duda alguna, si se hiciera un intento por analizar  cuál es la situación actual en la que vive la mayoría de los venezolanos, y qué considera el Soberano que se debería negociar, seguramente, diría que lo primero tendría que ser: hambre, miseria, aparato productivo destruido, infraestructura deteriorada, economía en ruinas, devaluación más pronunciada del mundo, altísimo índice delictivo, corrupción galopante, moral ciudadana deteriorada, una población huyendo por millones, un país sin recursos económicos, y catalogado de altísima peligrosidad, debido a la presencia de una marcada intromisión delictiva  extranjera en el país.

Por lo pronto, lo que se ha hecho saber es que las exigencias genéricas o indefinidas que se llevan a negociar  las partes, serían:

Por parte del REGIMEN: 

Que se le levanten las sanciones internacionales y que se les permita el acceso a unos fondos retenidos por ser patrimonios de la nación. Adicionalmente, hay juicios legales en el extranjero por crímenes de lesa humanidad, blanqueo de capitales, tráfico de drogas y corrupción. 

Ante este rosario de exigencias, la pregunta obligada  sería; ¿Es que acaso los delegados opositores, con su gobierno interino, pueden levantar todas estas sanciones y juicios impuestos en el extranjero que no tienen caducidad? LA REPUESTA, OBVIAMENTE, es «NO». Eso  depende únicamente de países extranjeros y de los tribunales internacionales.

Por parte de la OPOSICIÓN: 

Se solicitan unas elecciones regionales en noviembre del año en curso, un proceso revocatorio el año entrante y unas elecciones presidenciales libres e imparciales. LA REPUESTA SERÍA: Si el régimen mantiene su control sobre el CNE y el TSJ sumisos, «SI», el régimen podría ceder en algo, Pero ¿ A cambio de qué? A cambio de prolongar y ganar tiempo. Y, en el supuesto negado de acceder a unas elecciones regionales para ir luego a un revocatorio con el mismo CNE y se logren ganar unas Alcaldías y Gobernaciones, ¿Se solucionarían los problemas tanto económicos como sociales anteriormente citados?. La repuesta es «NO». Años atrás, en unas elecciones, se logró obtener la mayoría de las Gobernaciones y un enorme número de Alcaldías. Entonces,  no se resolvió nada ni se pudo detener el continuo deterioro del país. Por otra parte, ¿elegir cuando existe una amenaza  sobre la puesta en vigencia de un «Estado Comunal» que anularía cualquier otro resultado electoral?.

Actualmente, el régimen y los partidos de oposición juntos no disponen del respaldo siquiera de un 20% de la población. La única organización que goza  mayoritariamente del respeto, apoyo y credibilidad de los venezolanos, es la Iglesia Católica, la cual, además, cuenta con más de 2000 años de experiencia en relaciones, conducción y orientación del género humano. Y, recientemente, por intermedio de la de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana, ha recomendado » LA REFUNDACIÓN DE LA REPUBLICA», con base en un  un PROCESO CONSTITUYENTE como única posible solución de todos los problemas, tales como la reorganización territorial, la municipalización  del país, la  descentralizando del poder, la doble vuelta electoral, regresar a la bicameralidad, independencia de los poderes, apego a la Constitución, desmilitarización de la administración pública, entre otras tantas reformas, donde se iría a la raíz de todos los problemas sociales y económicos. 

Cuando se cita a la Iglesia Católica, es porque la referencia que ha expuesto parte del hecho de que su alcance convendría a todos, además de que, por su autonomía e independencia, haría posible la concurrencia pacífica de la población a una reconciliación,  tanto de seguidores del Gobierno, como de opositores al mismo y en igualdad de condiciones. De lo contrario, la pelea es peleando.-

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