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El polémico 12 de Octubre

Las distorsiones ideológicas de nacionalistas, hispanistas o indigenistas han estado presentes desde el siglo XVI hasta hoy

Cardenal Baltazar Porras Cardozo:

 

Estamos pendientes de una conmemoración más desapasionada del acontecimiento que irrumpe en el mundo con la llegada de Cristóbal Colón a unas tierras desconocidas hasta entonces, el inmenso continente americano. Se discute si fue un descubrimiento u otra cosa, si la conquista hispano-lusitana fue una desgracia o una hazaña digna de elogio. Si los europeos que se adueñaron de nuestro continente fueron unos canallas ante los pacíficos primeros moradores indígenas. Si la colonización peninsular comparada con la de las otras potencias europeas deja mucho que desear.

 

Las distorsiones ideológicas de nacionalistas, hispanistas o indigenistas han estado presentes desde el siglo XVI hasta hoy. Lamentablemente, en la actualidad, el abuso para fines políticos no favorece vientos propicios para el conocimiento real de la historia, sino para aumentar la brecha de la descalificación, abrir más los odios ancestrales, y desvirtuar o desahogarse achacando a las generaciones pasadas la responsabilidad total de los males que aquejan a América y que siguen estando presentes sin solución a los actuales mandatarios. Las declaraciones del presidente mexicano López Obrador son el mejor ejemplo del desquiciamiento de la historia, porque qué han hecho los mandatarios mexicanos para que la postración de las numerosas etnias indígenas supere la minusvalía frente a los otros grupos sociales. Declarar esta fecha como de la resistencia indígena no es sino remarcar un estado de pureza cultural que no ha tenido respuesta sino un mensaje populista disgregador. Viven mejor los habitantes primigenios en Venezuela porque tienen representación en los órganos legislativos, o siguen siendo parias que hay que esconder o eliminar. No seamos ingenuos.

 

Que hay que pedir perdón por los pecados de los conquistadores, seguramente sí. Pero también habría que pedir perdón por los desmanes esclavistas y de explotación de los jerarcas aztecas o incas que no eran ningunos dechados de respeto a la vida de los demás. Que hay muchos aspectos positivos en la herencia indígena, claro que sí. Como también lo hay en lo que se sembró, en positivo, en los tres siglos de coloniaje. Acaso, esos que proclaman la reivindicación de los primigenios habitantes, desean vivir como ellos, o más bien, viven a lo occidental, a lo capitalista o como quiera llamárselo.

 

La conmemoración del quinto centenario, en 1992, como ahora con el quinto centenario de la conquista de México, 2021, o los aniversarios que vendrán de la conquista de otros territorios y etnias, llámense incas, mayas, chibchas, caribes, caquetíos y muchos más, si se quedan en las tradicionales posturas de leyenda negra o dorada, de nada servirán. Hace falta un ejercicio democrático que trasciéndalas diversas visiones y un debate civilizado, en el que los historiadores y analistas con apego a la verdad fáctica, y al tiempo en que sucedieron, pongan las cosas en su justo medio que ayuden a superar en el presente las lacras del pasado. Toda obra humana es imperfecta llena de desaciertos, pero también de muchos valores que son parte de nuestra identidad cultural. Hay que preservar la memoria, comprender y explicar los hechos antes que juzgarlos para no cargar las culpas al pasado porque las herencias se reciben para mejorarlas y corregir los yerros para bien de las actuales y futuras generaciones.

 

En 1992 nos dejaron los obispos latinoamericanos esta afirmación: “el año 1492 fue clave en el proceso de predicación de la Buena Nueva. En efecto, lo que la Iglesia celebra en esta conmemoración no son acontecimientos históricos más o menos discutibles, sino una realidad espléndida y permanente que no se puede infravalorar: la llegada de la fe, la proclamación y difusión del Mensaje evangélico en el continente americano” (Doc. de Santo Domingo, 16).

 

Pedir perdón, sí. Pero, también reconocer y valorar lo bueno que hemos heredado. Pero, por encima de todo, asumir la responsabilidad actual de construir un mundo mejor, superando las antinomias del pasado.

11-10-21

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