VenAmérica convoca la unidad y la acción conjunta para la libertad
Llegó la hora de romper con la tragedia que hemos vivido en las últimas dos décadas, es tiempo de cambio y de renovación de la esperanza y la acción, momento de poner punto final al régimen criminal de Maduro. La invitación es a la unidad, que pasa por la sinceridad, la que obliga a una crítica constructiva al sector político democrático, que no ha estado a la altura, ha perdido la brújula y extraviado el objetivo de la unidad y la lucha coherente, como se manifiesta en la forma en la cual se participa en el írrito y fraudulento proceso electoral ilegítimo e ilegal que culmina el 21 de noviembre, o como se expresa en la manera en la que se lleva la negociación de México, que para el sector democrático solo debería tener el objetivo de prontas elecciones libres y verificables, con acompañamiento internacional, para darnos un nuevo Presidente de la República y un Parlamento representativo y contralor. Hoy más que nunca la sociedad civil organizada y la ciudadanía deben ejercer su rol protagónico en la conducción de la República, de conformidad con el artículo 326 de la Constitución.
A más de seis años de su constitución y formal registro en el Estado de Florida con el nombre de Venezolanos y Americanos Inc., VenAmérica es una organización de nuestra sociedad civil llamada a sembrar democracia en nuestro Continente y a luchar por la libertad, siendo hoy Venezuela objetivo visible, por cuanto es el país donde más se ven afectados los derechos humanos de sus habitantes y está convertida en tierra de forajidos donde se vulneran los valores fundamentales de la sociedad occidental democrática, libre y plural.
Llegó la hora de romper con la tragedia que hemos vivido en las últimas dos décadas; un grupo cada vez más reducido controla, con la mayor impunidad, la vida del país, la maneja a su antojo, con el único propósito de subsistir en el poder al precio que sea, sin importarle la calidad de vida de los venezolanos, devenida tragedia que ha originado, por una u otra razón, el refugio y migración de ya casi siete millones de los nuestros.
Frente al conocido drama proclamamos, ante nuestros compatriotas y el mundo, que llegó la hora del cambio, tiempo de renovar la esperanza y actuar, momento de poner punto final a la miseria y abrir camino a la reconstrucción.
En consecuencia reflexionamos y acordamos:
Primero: Reiterar que el régimen de Nicolás Maduro y sus secuaces, además de ilegal e ilegítimo, es absolutamente nefasto y está agotado, no genera esperanza en nadie, ni siquiera ya en la militancia del Partido Socialista Unido de Venezuela, cuyos adherentes desean salir de la funesta figura de Maduro para intentar algo nuevo y más justo para todos.
Al reiterar nuestro rechazo al régimen que no tiene razón alguna de ser, ratificamos nuestra decisión de trabajar firmemente por el inmediato fin del mismo y la apertura al cambio necesario.
Segundo: Ratificar nuestra invitación, muchas veces formulada, a favor de la unidad de la sociedad civil organizada, de las organizaciones políticas y de la ciudadanía, para trabajar juntos, bajo estrategia y conducción coordinada.
Los protagonismos, las luchas subalternas y los objetivos parciales nos han impedido actuar juntos. El adversario, conducido por el G2 cubano, se esfuerza en dividirnos y desalentarnos; he allí las dos grandes palancas con las que frenan nuestro paso: la desunión y el desaliento.
Tercero: Invitar a la esperanza y al aliento, inspirados en el éxito que vamos a alcanzar. Por eso a esta hora, basados en la rectificación, en el patriotismo y amor de todos a Venezuela, renovamos nuestra esperanza en el triunfo de la unidad sobre la desunión y el desaliento, bajo estrategia y conducción consensuada y coherente.
Cuarto: Hacer crítica constructiva al sector político democrático que no ha estado a la altura es nuestra obligación; no ha sabido interpretar los tiempos, no ha escuchado a la sociedad civil ni a la ciudadanía, ha perdido la brújula y extraviado el objetivo de la unidad y la lucha coherente en contra de la dictadura, ha favorecido muchas veces intereses individuales o de grupos y no los nobles propósitos del pueblo venezolano.
Quinto: Reconocer la vocación libertaria y democrática del pueblo venezolano, en su identificación con el voto, como mecanismo para impulsar la evolución de los acuerdos sociales y la atención de la crisis que afecta a la nación.
En tal sentido, declara formalmente que las elecciones regionales y locales, convocadas ilegítima e ilegalmente para el próximo 21 de noviembre, son írritas y fraudulentas desde su origen y organización; son un empeño de la dictadura para darse algún viso democrático. Invitamos a los venezolanos y a los países amigos a vigilar lo que pueda suceder antes, durante y después de este acto controlado por el régimen criminal.
Algunos participan en esas elecciones fraudulentas de buena fe, al considerar que participar es movilizar a la gente, organizarla, tenerla activa para propósitos superiores e intentar defender sus comunidades de autoridades afectas al delictual socialismo del siglo XXI, o simplemente para defender el derecho al voto; otros participan por intereses propios, ajenos al interés nacional.
Sexto: Observar que la negociación iniciada en México entre representantes del régimen de Maduro y los del sector democrático opositores al crimen, ha sido un empeño de la comunidad mundial, tanto de países amigos como de organizaciones internacionales, con el propósito de que los venezolanos en una mesa decidan establecer condiciones para elecciones libres y supervisadas, para elegir Presidente de la República y un nuevo Parlamento Nacional. Es obvio que ese objetivo que ha movido a los sectores democráticos a sentarse en la mesa, ha sido rechazado por el régimen de Maduro, el cual estableció su propio objetivo, la suspensión de lo que ellos llaman sanciones económicas, que no son para nuestro pueblo, sino para la cabeza del régimen que ha desfalcado al país.
Maduro y sus cómplices nunca aceptarán elecciones libres y supervisadas, porque ellas significarían la entrega del poder y un juicio justo a su torcido proceder; su propósito es la permanencia en el dominio del país, para su usufructo en beneficio propio y de los países aliados, Cuba, Irán, Turquía, China y Rusia, entre otros, para la protección de la guerrilla colombiana, del narcotráfico y del crimen internacional organizado, que se han ido apoderando del país y hoy lo disfrutan impunemente, de manera incontrolada.
Se vislumbra que de la negociación no saldrán unas elecciones libres, al ser así, el mal menor es concluir ese infructuoso esfuerzo lo más pronto posible, declarar falta de voluntad de acuerdo de parte del régimen continuista y exigir de nuevo apoyo a la comunidad internacional, para la búsqueda de la salida por otra vía; prolongar la infructuosa negociación solo beneficia al régimen, que ha encontrado reconocimiento, ha ganado tiempo y nos ha hecho perder esperanza, todo lo cual apunta a favor de Maduro.
Debemos forzar un pronto y urgente acuerdo en la negociación, de no lograrse el objetivo como es previsible, que se declare lo más antes posible el fin de ese camino, para impulsar otro.
Séptimo: Manifestar formalmente el rol protagónico de la sociedad civil en la conducción de la República. Resaltar que nuestra Constitución (Art. 326), reconoce que “La seguridad de la Nación se fundamenta en la corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad civil”, y que “El principio de la corresponsabilidad se ejerce sobre los ámbitos económico, social, político, cultural, geográfico, ambiental y militar”.
La Constitución es clara y la sociedad civil debe ejercer su corresponsabilidad en todos los ámbitos, tal vez a esta hora debe dar prioridad a los espacios “político” y “militar”.
Los ciudadanos venezolanos tenemos “derecho de participar libremente en los asuntos públicos”, tal como no los reconoce el artículo 62 de la Constitución, participar en la “ejecución y control de la gestión pública”, “para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo, tanto individual como colectivo”. Finaliza el artículo 62 estableciendo: “Es obligación del Estado y de la sociedad facilitar la generación de las condiciones más favorables para su práctica”. En atención a esta disposición, los ciudadanos que integramos VenAmérica decidimos atender el “deber” de “facilitar la generación de las condiciones más favorables” para actuar en los asuntos públicos de Venezuela, siendo la primera prioridad el fin de la dictadura y la refundación de la República.
Ya basta de dictadura, abramos juntos el camino a la libertad, con la participación de quienes residimos en el exterior, que ya hoy constituimos más de un 20 % de la totalidad de los venezolanos.
Octavo: Comprometer la voluntad y espíritu de lucha de VenAmérica para incentivar acuerdos solidarios con todos los factores de la sociedad civil organizada, para transitar juntos el camino de la libertad, trazar lineamientos de acción convenidos y coordinados de mutuo acuerdo.
Noveno: Proclamar orgullosos, de conformidad con nuestra inquebrantable decisión de trabajar junto a otras organizaciones de la sociedad civil, que hace ya más de dos años unimos nuestra voluntad a la de hermanos adherentes a otras organizaciones, para fundar Coalición por Venezuela, que hoy congrega a más de 70 organizaciones de la sociedad civil en 20 países. Con satisfacción proclamamos nuestra condición de cofundadores, hace ya más de un año, de CICIVEN, el Comité Internacional Contra la Impunidad en Venezuela, que lucha porque la justicia internacional sea aplicada a los crímenes de lesa humanidad que agobian a nuestro pueblo. Con esperanza, más recientemente, hace apenas un par de meses, fuimos cofundadores de la Plataforma Venezolanos en el Exterior, PLAVENEX, que tiene el propósito de hacer valer a quienes estamos en la diáspora, el ejercicio de nuestro derecho a participar activamente en la vida pública de Venezuela.
Juntos somos más fuertes, tal como ha sido dicho, “Seremos tan fuertes como unidos estemos, y tan débiles como divididos nos encontremos”.
Décimo: Avanzar hasta triunfar; la unión es el camino que abre paso a la esperanza.
Desde Doral, sur de La Florida, Estados Unidos, el veintinueve de octubre de dos mil veintiuno.
La Junta Directiva de VenAmérica, Gonzalo Aguerrevere, Eduardo Betancourt, Edda Caputto, Vladimiro Mujica, Nelson Oxford, Iván Ramos y Guillermo Wolf; Alejandro Oropeza, Director Ejecutivo, y
Paciano Padrón Luis Corona
Presidente Vicepresidente