Elecciones y cambio político
Rafael Díaz Blanco:
En la Venezuela del siglo XXI se han realizado elecciones de todo tipo. Ninguna llevó al cambio del régimen político. No ocurrió en 2007 cuando se derrotó la propuesta de reforma constitucional de Hugo Chávez. Tampoco en 2015 cuando la oposición democrática obtuvo una mayoría de 2/3 en el parlamento, mucho menos, cuando el gobierno perdió las gobernaciones más importantes o las alcaldías de las ciudades de mayor población. Por el contrario, cuando reconocían la derrota, nombraban en inconstitucional actuación autoridades paralelas a las electas. Las denominaban de colonial manera, protectores del pueblo invistiendo generalmente con tal condición a los candidatos derrotados. En esta oportunidad, probablemente, las disminuidas competencias de gobernadores y alcaldes terminen siendo asumidas por las llamadas comunas. En noviembre de 2021, una vez más, el resultado estará lejos de hacer realidad el cambio político. No conocemos razones que nos permitan pensar distinto.
En todos los procesos electorales el régimen ha violado normas constitucionales, legales y reglamentarias. En las primeras elecciones de este siglo, habida cuenta de contar con un respaldo popular importante, era suficiente para obtener resultados favorables al chavismo el ventajismo y el abuso del poder. Después, bastaba agregar la estrategia del miedo para impedir que el ya mayoritario rechazo popular se expresará electoralmente. Luego, para conservar el poder la represión selectiva comenzó gradualmente a hacerse generalizada. Se adulteraron abiertamente los resultados y la fuerza armada devenida guardia pretoriana se convirtió en el único sostén efectivo del gobierno.
Para el 21 de noviembre se han convocado elecciones. Una vez más muchos venezolanos veremos unos comicios donde su realización y resultado dependerán más de las conveniencias de la dictadura que de la voluntad popular. Se trata de unas elecciones regionales las cuales generalmente tienen mucho menos participación e importancia que los procesos nacionales. Adicionalmente no podrán votar los millones de venezolanos que han emigrado. Tampoco tendrán mayor repercusión internacional habida cuenta de que la conducción del Estado se mantendrá en las mismas manos. No obstante, variadas son las posiciones que ha venido asumiendo la oposición como diferentes han sido la de los aliados del exterior. Dicho de otra manera, la unidad democrática mínima por alcanzar, en esta oportunidad no ha logrado ni siquiera la unidad electoral interna. Aunque en elecciones anteriores se demostró que era posible que la mayoría democrática y el rechazo al régimen se expresará en las urnas, el reconocimiento de la derrota no significó nunca que la dictadura aceptará la mayoría democrática adversa. Cuando ocurrió era un reconocimiento más formal que real.-