Cuidar la creación, de lo contrario nos enfrentaremos al juicio de Dios
La Oficina de Prensa de la Santa Sede publico la Carta que el Pontífice firmó en Roma, San Juan de Letrán, el 9 de noviembre, dirigida a los católicos de Escocia en la que se complace con los queridos hermanos y hermanas en Cristo que se unan en oración por sus intenciones y por el resultado fructífero de la reunión de la COP26 en Glasgow “destinada a abordar una de las grandes cuestiones morales de nuestro tiempo: la preservación de la creación de Dios, que se nos ha dado como un jardín que hay que cultivar y como una casa común para nuestra familia humana”.
Ser fieles administradores del mundo
Francisco recuerda que esperaba participar en esta reunión y transcurrir un tiempo breve con ellos, a la vez que lamenta que esto no haya sido posible.
Sin embargo, el Santo Padre los invita a implorar “los dones de la sabiduría y la fuerza de Dios a los encargados de guiar a la comunidad internacional en su intento de responder a este grave desafío con decisiones concretas inspiradas en la responsabilidad hacia las generaciones presentes y futuras”.
En el día de la celebración de la fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán, que, como catedral del Obispo de Roma, simboliza la comunión de la Iglesia en la fe y la caridad con la Sede de Pedro, el Papa escribe que le emociona profundamente expresar a todos los católicos de Escocia su afecto en el Señor y su ánimo “para perseverar en su probada fidelidad al Señor y a su Iglesia”.
Oración del Papa
«Saludo a cada uno de corazón, y les aseguro mis oraciones por ustedes y por sus familias, por los jóvenes, los ancianos, los enfermos y los que de alguna manera están sufriendo los efectos de la pandemia».
Después de pedirles que recen por él y por sus hermanos obispos en la fiesta de nuestra comunión al servicio del Evangelio y de la construcción de la unidad de la Iglesia, el Pontífice añade:
Con estos sentimientos, el Papa se despide asegurando, una vez más, su oración por todos ellos y sus familias, sin olvidar a los miembros de las parroquias y otras comunidades. Y encomendando a todos a la amorosa intercesión de María, Madre de la Iglesia, les imparte su bendición como prenda de alegría y paz permanentes en el Señor.-
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