El Papa, ante 10.000 personas en Chipre: «Se necesitan cristianos que enciendan luces de esperanza»
Casi 10.000 personas han asistido a la misa celebrada por el Papa Francisco este 3 de diciembre en el estadio GSP de Nicosia, donde el Santo Padre ha aprovechado para enviar un mensaje a toda la Iglesia, especialmente a la de Chipre: “Se necesitan cristianos luminosos que enciendan luces de esperanza en la oscuridad”.
En su homilía (que puedes leer aquí), Francisco profundizó en el Evangelio de san Mateo que relata la curación de dos ciegos por Jesús y extrajo algunas claves orientadas a “acoger al Señor que viene” durante el Adviento.
Solo Cristo puede iluminar en la oscuridad
Como primer consejo, propuso “ir a Jesús para sanar” como lo hicieron los dos ciegos que, “sin embargo, ven lo más importante: reconocen a Jesús como el Mesías que ha venido al mundo”. Su confianza, añadió, reside en que “en la oscuridad de la historia, Él es la luz que ilumina las noches del corazón y del mundo”.
“También nosotros, como los dos ciegos, tenemos cegueras de corazón” explicó.
Añadió que en muchas ocasiones, al contrario que los protagonistas del Evangelio, “nos resistimos a ir hacia Jesús, preferimos quedarnos encerrados en nosotros mismos, estar solos en nuestras oscuridades, auto compadecernos”. Olvidamos, añadió, “que Jesús es el médico, sólo Él, la luz verdadera que ilumina a todo hombre”.
Cerca de una cuarta parte de todos los católicos de Chipre asistió a la misa del Papa este viernes 3 de diciembre.
La comunidad cristiana, fortaleza ante el pecado
Sin embargo, señaló que este “primer paso” no es suficiente. “La curación requiere de otros dos, y el segundo es llevar las heridas juntos”.
Francisco recordó que en el Evangelio, “los ciegos son dos” y “lo hacen todo juntos: ambos siguen a Jesús y le piden la curación a gritos”. Por ello, previno sobre “el individualismo y la pretensión de autosuficiencia”, y llamó a perseguir “el signo elocuente de la vida cristiana: pensar, hablar y actuar como un `nosotros´”.
El pecado, advirtió, afecta a todos los hombres y, como la ceguera, “distorsiona la realidad”. “Es la obra del tentador, que nos hace ver a Dios como el amo y a los otros como problemas. Y la tristeza, que es peligrosa y no viene de Dios, anida bien en la soledad”.
“No se puede afrontar la oscuridad estando solos”, continuó: “Si permanecemos divididos, si cada uno piensa en sí mismo, si no nos juntamos, no dialogamos, si no caminamos unidos, no podremos curar la ceguera”. La curación, concluyó, solo llega con “la gracia de vivir en comunidad, cuando nos escuchamos y llevamos juntos las heridas”.
Ante la proximidad de la Navidad, Francisco ofreció en su homilía algunas claves para «acoger al Señor que viene» durante el Adviento y llamó a que los cristianos «enciendan luces de esperanza en la oscuridad».
La alegría, signo distintivo del cristiano
El tercero de los consejos del Papa fue llevar la luz recibida e iluminar a los demás con el Evangelio.
Explicó que una vez curados, los ciegos difundieron la noticia cuando Jesús les recomendó que no dijeran nada: “No era su intención desobedecer al Señor, simplemente no lograron contener el entusiasmo y la alegría por lo que habían vivido”.
De este modo señaló Francisco al “signo distintivo del cristiano” que es la “alegría incontenible del Evangelio” y que llamó a imitar.
El Papa se dirigió a los 40.000 católicos de Chipre, reconociendo su alegría para transmitir “el anuncio liberador del Evangelio” y les animó a continuar su labor apostólica.
“Salgamos a llevar la luz que hemos recibido, a iluminar la noche que a menudo nos rodea”, animó: “Se necesitan cristianos luminosos, que toquen con ternura las cegueras de los hermanos, que enciendan luces de esperanza en la oscuridad; que siembren brotes de Evangelio en la cotidianidad, que lleven caricias a las soledades del sufrimiento y de la pobreza”.
El Santo Padre concluyó su homilía invitando a renovar la confianza en Cristo y recordando que “Jesús también pasa por nuestras calles, escucha el grito de nuestras cegueras y quiere atraernos hacia la luz”, añadió. “Digámosle: `Tu luz es más grande que cualquiera de nuestras tinieblas, creemos que Tú puedes curarnos´”.
Al concluir la celebración, el Papa anticipó su despedida antes de que el próximo 4 de diciembre continúe su viaje a Grecia. Expresó su gratitud “de corazón” por la acogida y afecto de la iglesia de Chipre, donde “la variedad de tradiciones cristianas enriquecen al peregrino”. “Esto me hace bien, y hace bien encontrar comunidades de creyentes que viven el presente con esperanza. ¡Gracias!”.
Al concluir la celebración, el Papa agradeció a los fieles chipriotas su alegría y afecto, y comparó la «antigüedad y variedad de tradiciones cristianas» de Chipre con Tierra Santa.
Un hombre armado detenido en el acceso
Pese a que la visita del Papa en Chipre se está desarrollando sin incidentes, Europa Press informaba esta mañana de la detención de un hombre que intentó entrar con un cuchillo al estadio en el que el Papa celebraba la misa. El detenido, que tiene 43 años y no es de nacionalidad chipriota, no logró acceder al recinto y argumentó que llevaba el arma blanca para su defensa personal.
Puedes ver aquí la misa completa del Papa ante 10.000 personas en Nicosia.
«No podemos callar» ante el drama de los migrantes
Concluida la Santa Misa, el Papa Francisco se trasladó a la Iglesia parroquial de la Santa Cruz de Nicosia, donde ha tenido lugar un encuentro de oración ecuménica con migrantes, el último acto de su segunda jornada en Chipre.
El evento comenzó con el saludo del Patriarca de los Latinos de Jerusalén y la intervención de una representante de Cáritas Chipre. Tras la presentación, dieron paso a las historias de cuatro jóvenes migrantes a los que el Papa respondió personalmente
Durante el encuentro, Francisco habló sobre la necesidad de avanzar hacia la unidad de los cristianos con la mirada fija en Dios que “es nuestra paz” y nuestra “piedra principal”.
Francisco lamentó el trato ejercido contra los migrantes que deben regresar a sus hogares y que, en muchos casos, «terminaron en verdaderos campos de concentración donde las mujeres son vendidas, los hombres torturados, esclavizados».
El Papa se refirió a este problema que afecta a migrantes, refugiados y desplazados como «la guerra de este momento«, ante la que «no podemos quedarnos callados y mirar para otro lado en esta cultura de la indiferencia».