A finales del siglo pasado, se estimaba que la población mundial estaba conformada por 2.000 millones de habitantes. Hoy, luego de apenas 102 años, se considera que ya está en 7.700 millones. Es decir, casi se ha cuadruplicado. Obviamente, el acceso o posesión a las materias primas o insumos necesarias para satisfacer el consumo y necesidades de esa enorme población, ha creado grandes conflictos a nivel mundial.
Esta situación ha dividido al mundo en dos grupos. En uno, conformado por países más preparados y desarrollados tecnológicamente,y llamados «Países del primer mundo». Y en otro integrado por los menos desarrollados, más poblados, denominados «Países en vías de desarrollo» o » Países subdesarrollados», pero poseedores de la mayor parte de materias primas o recursos naturales no renovables, y lo cual les permite fomentar competencia entre los desarrollados por el acceso a los mismos, aunque creando tensiones, conflictos bélicos y diferencias de todo tipo.
América Latina y el Caribe está conformada por 46 países que, sin excepción, son considerados sub-desarrollados o en vías de desarrollo, y sus respectivas poblaciones con altos niveles de pobreza y analfabetismo. Lamentablemente, gobiernos pseudo democráticos, lejos de haber propiciado el desarrollo y progreso de sus países, han privilegiado individualidades o grupos partidistas, excusándose siempre de sus malas gestiones por haber sido víctimas de amenazas, conspiraciones, intromisión o explotación de parte de potencias extranjeras.
Evidentemente, que esa última afirmación no es la realidad. En América, el nacimiento o independencias de casi todos los países americanos y del Caribe datan, más o menos, de la misma época y tuvieron la misma oportunidad evolutiva. En el Norte, están Canadá, uno de los países más jóvenes en independencia y Constitución, y Estados Unidos de Norte América, que conforman innegablemente una parte importante de los países más prósperos y desarrollados del mundo.
¿Cómo se puede justificar el atraso y pobreza del resto en el continente, que no sea por sus malos gobiernos?.
En Venezuela, hoy convertida en el ojo del huracán conflictivo de América, no se ha querido aceptar que los culpables de la situación somos los propios venezolanos, mientras señalamos que dichas consecuencias corresponden a la responsabilidad de otros. Nunca hemos aprendido a ser -o querer ser- CIUDADANOS, con deberes y derechos, y no tan sólo HABITANTES de la mano con la falsa «viveza criolla». Tal viveza ha funcionado como instrumento que impera sobre la justicia, a la vez que, simultáneamente, sirve de soporte para que el poder del estado pueda ser usado para usurpar y someter a la mayoría ciudadana, mientras que ciertas personas y grupos minoritarios se lucran descaradamente, fomentan el odio, mientras que también se ocupan de envenenar ideológicamente a la población con falsas consignas comunistoides.
En conclusión, hasta el momento, no existe un mejor gobierno que uno democrático, respetuoso de los derechos y de las libertades. Por lo que es preciso que, en Venezuela, la mayoritaria y opositora Sociedad Civil Organizada y los partidos políticos de oposición, sin mezquindad ni intereses personales, se unan y asuman la responsabilidad de refundar al país.
La meta única y común es una sola: «RECUPERAR AL PAÍS». Los partidos políticos deben aprovechar y dedicarse internamente a depurarse y a reconstituirse. Asimismo, a revisar principios y valores, objetivos sociales, y sumarse a un nuevo orden temporal de conducción o de «Gobierno Transitorio,» para refundar al país, con un gobierno integrado por un equipo de ciudadanos políticamente independientes, experimentados y capacitados para esa gran tarea.
Desde luego, una vez lograda la pacificación, reestructuración (Nueva Constitución), estabilización económica y cívica del país, en un plazo prudencial se convocaría a unas elecciones generales debidamente normadas y administradas por un nuevo ente electoral imparcial. Adicionalmente, debería ser supervisado por los organismos internacionales pertinentes, mientras se hace posible la concurrencia de todos los partidos legalmente constituidos, independientemente de ideologías, sin presos políticos en el país, ni venezolanos exilados.
¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO¡