Nuestra Señora de la Esperanza, ¿quién es?
Una fiesta muy española en la que la Virgen se apareció a un importante obispo
Hoy es una fiesta de menor relieve, pero durante los siglos, el 18 de diciembre fue, junto al 15 de agosto, la fiesta más grande de la Virgen María en todos los países que hablan español.
Tal es así que Colón y sus hombres celebraron este día con salvas y mucha emoción durante el primer viaje en 1492.
Por eso cabe pensar que podría haber sido la primera gran fiesta de la Virgen celebrada en el Nuevo Mundo. Lo cuenta así el Almirante en su diario de a bordo:
«Luego, en amaneciendo, mandé ataviar la nao y la carabela de armas y banderas por la fiesta que era este día, de Santa María de la O, o conmemoración de la Anunciación: tiráronse muchos tiros de lombardas…».
Cristóbal Colón: diario de a bordo, edición de Alberto Mario Salas
Expectación y esperanza
El Concilio de Toledo fijó la fiesta en el año 656. Y en ella se celebraba la Encarnación (que el resto de la Iglesia celebraba el 25 de marzo), pues a los padres conciliares españoles les preocupaba mucho que, al caer en Cuaresma, la Encarnación no se celebraba con suficiente esplendor.
Aunque con el tiempo se volviera al 25 de marzo, la fiesta quedó como la «Expectación del Parto».
San Ildefonso de Toledo, que amaba muchísimo esta fiesta, tuvo una aparición de la Virgen el 18 de diciembre del año 665, poco después del Concilio.
Era tan amada por los toledanos esta fiesta que dicen las crónicas que, cuando los musulmanes invadieron Toledo, convirtieron la basílica en mezquita, pero no se atrevieron a tocar el lugar de la aparición, pues ellos también veneran a la Virgen María.
El 18 de diciembre fue también la fiesta de la conversión de los musulmanes de Granada, después de la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos.
En fin, que para los españoles, el 18 de diciembre fue durante siglos un día muy grande, la fiesta más importante de la Virgen María.
María de la O
Ese día la Virgen recibe un nombre curioso, «Virgen de la O». Y no era por su vientre abultado a punto de dar a luz, sino por las antífonas marianas de las vísperas de estos días: O Sapientia, O Adonai, O Enmanuel… veni! Superponiéndose las letras, las antífonas revelan un mensaje oculto que llena de esperanza, como relata el artículo a continuación.-
Inma Álvarez – publicado el 18/12/14-Aleteia.org