Caldera y la Política Exterior
Rafael Caldera, fue un maestro de la diplomacia y las relaciones exteriores, con un claro sentido de las proporciones, como solamente lo tienen los statemanship, con sobrada auctoritas
Jesús Mazzei Alfonzo:
Sí hay una política pública que puede calificarse de brillante, exitosa y eficiente entre otras, es la de la política exterior de ese gran venezolano que es Rafael Caldera, en el ejercicio de sus dos períodos constitucionales (1969-1974 y 1994-1999) en el balance de sus gobiernos, es la política exterior. Al recordarlo en la conmemoración del fin de su ciclo vital, mañana 24 de diciembre, veamos algunas ideas en torno a esta política pública.
En efecto, Caldera, cuando llega al gobierno la primera vez en 1969, no llega a improvisar, con experiencia internacional, tiene una pericia adquirida como representante de la OIT, como dirigente mundial de la democracia cristiana, obtenida tanto por su asistencia a las reuniones de ODCA y su posterior ejerció de la organización, como de la Unión Democráta Cristiana Mundial de la cual fue su Presidente, el ejerció de la Presidencia de la Cámara de Diputados (1959-62) además, de los diversos contactos que hizo en lo que podemos definir como los años de formación del político a lo largo de su vida, entre los años de 1933 y 1952, en entrevistas, encuentros con políticos de primer nivel, conferencias que dictó lo cual le permitió tener una visión, hacerse una idea, del entorno internacional y del conocimiento adquirido, por esos contactos, conversaciones con diversos líderes mundiales, jefes de estado, distintos Papas, acerca de la realidad política local y regional.
Ello unido, a una clara y robusta concepción desde el punto de vista doctrinario, basado en unos principios cardinales: la justicia social internacional, el pluralismo ideológico, la solidaridad pluralista y el bien común internacional, que le dio el sustrato y que complemento con los principios consagrados en la constitución nacional de 1961, en la acción del país en su primer gobierno y luego siendo un político más curtido en 1994 mantuvo dichas directrices fundamentales: promoción de la democracia y su fortalecimiento, la no intervención y autodeterminación de los pueblos; entre otros. Unido a ello a un claro criterio desde el punto de vista político-gerencial, en la escogencia de sus colaboradores, embajadores hombres o mujeres de su entera confianza por su experiencia diplomática o política, y la escogencia en el tren ejecutivo en materia de política exterior de dos venezolanos importantes: Arístides Calvani y Miguel Ángel Burelli Rivas, el primero, con afinidades e identificación plena con Calvani, para mi uno de los cancilleres más relucientes del siglo XX.
Por otra parte, Burelli, su adversario político, pero con una gran relación personal de respeto mutuo y político. A ambos cancilleres les unió a Caldera, la interpretación cabal de ellos como decisores políticos lo que el Jefe de Estado deseaba del desarrollo de la política exterior y el desenvolvimiento de las relaciones internacionales, en diversos frentes prioritarios como: Colombia, Brasil, El Grupo de los Tres (en los 90), Grupo de Río, las Dos Cumbres de las Américas a las cuales Caldera asiste, Europa, EEUU, Grupo Andino, ONU, entre otros.
Cada Presidencia, tuvo contextos internacionales diferentes, el primero, en un entorno de guerra fría, escasos países democráticos, el inicio de los procesos de integración latinoamericana, y una democracia venezolana estable, el segundo, en un proceso de no confrontación de bloques, el desarrollo de la última fase de la globalización, la irrupción de lo digital y el internet y una democracia precaria ocasionada por la falta de consenso de las élites a diferencia de 1958 y en agrietada, por los sucesos del 27 de febrero de 1989 y los intentos fallidos de golpe militar del 4 de febrero y 27 de noviembre de 1992, respectivamente, que ameritaba como decía Caldera, en aquél entonces, armar el rompecabezas y rescatar el orgullo de ser venezolanos.
En ese sentido, todo esto está vinculado a un exitoso uso de lo que yo he denominado una Diplomacia Presidencial asertiva, con sentido de las proporciones, que unido a la ejecución que tuvo de la cancillería, que como aparato institucional y administrativo, implantó la política exterior venezolana con sentido de estado, sin sentirse líder de un movimiento ideológico o del mal llamado tercer mundo o ungido por los dioses para tener actitudes injerencistas en otros países.
Esta Diplomacia Presidencial significó a fin de cuentas, la definición para comprender el significado y sentido, que ha cobrado la diplomacia presidencial en el mundo contemporáneo, y cito a Sergio Danese. “…asume el nombre de diplomacia presidencial: la conducción personal de asuntos de política exterior, fuera de la rutina o de las atribuciones ex-oficio por el Presidente, ó en el caso de régimen parlamentario por el jefe de gobierno…”.
En ese sentido, no es sólo la concepción de dirección de la política externa y el desarrollo de los objetivos de política externa donde hay un diseño que abarca y guía la formación de la política y la acción, le da sentido de dirección de prioridades, de coordinación política, coherencia y perspectivas, capacidad de planificar el futuro. Recibía cuenta con el ministro una o dos veces a la semana en sus dos períodos, detallista estaba al tanto de lo que sucedía en el seno del MRE, es también la organización y formación de un equipo encargado de las relaciones exteriores, es la administración y supervisión de la política externa, especialmente en los casos de crisis, la habilidad para construir y mantener consensos en torno a sus políticas y la realización que hay de ella.
En otras palabras, es la conducción personal del proceso decisorio de política externa; que va de una diplomacia de doctrinas a otra de diplomacia de encuentros, que tiene 18 modalidades que van desde el viaje cuando se es candidato a Presidente, encuentros regionales, subregionales, protocolares, escalas técnicas, visitas bilaterales unitarias que reúnen tres subcategorizas: Visita de Estado, visita oficial y visita de trabajo, luego están los encuentros bilaterales, a compromisos regionales o multilaterales, encuentros de fronteras Encuentros de coaliciones limitadas a coaliciones pluriregionales como por ejemplo el La Comunidad Andina, Grupo de Río. En estos diferentes escenarios Caldera, represento a Venezuela, con prestancia y majestad, no haciendo el ridículo y respetando las normas protocolares de los países visitados. Sentimos un gran orgullo como venezolano y sin subordinarse a países regionales autocráticos como Cuba.
Siguiendo a Danese, tendremos que la Diplomacia Presidencial en cuanto el Presidente, él se envuelve directamente en el proceso decisorio de determinada acción de política externa donde encontramos tres límites que la marcan: a saber: los márgenes protocolarios y rutinarios, el uso intensivo y general de este instrumento y además, la promoción interna por la acción internacional, del Jefe del Estado ó de Gobierno, lo cual muestra el grado de compromiso del jefe de estado con la acción exterior. En esto Rafael Caldera, fue un maestro de la diplomacia y las relaciones exteriores, con un claro sentido de las proporciones, como solamente lo tienen los statemanship, con sobrada auctoritas. En materia internacional, el país, estuvo bien representado con prestancia y majestad.
23/12/2021
jesusmazzei@gmail.com