¿Crees que la Iglesia está muy mal hoy? Mira cómo estaban estas 40 parroquias hace siete siglos
El obispo dedicó 5 meses a recorrer la zona, tomó nota... y esto es lo que se encontró
La Iglesia Católica es muy grande, pertenecen a ella unos 1.300 millones de personas en todo tipo de países y situaciones y crece al ritmo de unos 15 millones más cada año. Acumula dos mil años de historia y ha visto prácticamente de todo.
En los noticiarios y en los periódicos de este siglo XXI se habla mucho de casos de abusos sexuales e inmoralidades. Algunos lo intentan relacionar con «la represión del celibato»; otros con «el caos del postconcilio». También hay quien ve confusión doctrinal y falta de liderazgo. Algunos dicen «nunca estuvo tan mal la Iglesia».
Para ganar perspectiva puede ser útil «viajar en el tiempo» y trasladarnos al año 1303 a las comarcas del Garraf y el Penedés, en Cataluña. ¿Cómo era la vida de los cristianos en esa época? La conocemos bien porque el obispo de Barcelona, Ponç de Gualba, emprendió una visita pastoral por esas 40 parroquias y tomó nota de lo que encontraba, y su informe nos ha llegado.
Encontró problemas serios en el 90%: solo 4 parroquias estaban bien.
Un papa que encarcelaba a otro… y le asediaban mercenarios
Para entender un poco mejor el contexto, hemos de pensar que en el año 1300 pasaban bastantes cosas grandes.
Se fundó Villajoyosa en Alicante y Bilbao en el País Vasco, y el Papa Bonifacio VIII proclamó el primer Año Santo con Jubileo, atrayendo cientos de miles de peregrinos (quizá dos millones) a Roma. Los moros en España controlaban solo ya el reino de Granada.
Bonifacio VIII arrestado por mercenarios franceses… años antes él había arrestado diez meses en una torre a su predecesor Celestino V
Pero el Papado no era una institución muy prestigiosa. En 1303, el Papa Bonifacio VIII lo pasaba mal en plena lucha con el rey francés Felipe IV. Muchos nobles acusaban al Papa de herejía (enseñar errores), simonía (vender por dinero la obra de Dios), blasfemia (actos y declaraciones contra el honor de Dios), hechicería y de ser culpable de la muerte del Papa Celestino V: Celestino murió preso en una torre donde Bonifacio lo tenía encarcelado desde hacía ya 10 meses.
El Papa Bonifacio VIII intentó excomulgar al rey francés, pero una compañía de mercenarios franceses detuvieron al Papa el 7 de septiembre en la ciudad de Anagni (a 50 km de Roma, con la ayuda de cientos de milicianos locales). El pueblo de Anagni se sublevó contra los atacantes y el Papa pudo huir y refugiarse en el Vaticano… donde murió un mes después.
Mientras eso pasaba en Roma, el obispo Ponç (Ponce o Poncio), visitaba sus parroquias del Garraf y el Penedés, del 1 de abril al 1 de septiembre. Y lo que encontraba no era muy edificante, como recoge un artículo de 2008 del historiador Roger Benito (aquí en PDF, en catalán).
En el año 1303, el obispo de Barcelona recorrió el Penedés y el Garraf (en amarillo en el mapa), visitó sus 40 parroquias, y todas, excepto 4, tenían problemas serios
El obispo visitaba el lugar y recogía las denuncias de los habitantes
El obispo, cuando llegaba a un lugar, hablaba con los habitantes, laicos o clérigos y recogía las críticas y denuncias. A los clérigos que se comportaban mal les podía castigar con multas o con penas más graves (excomunión).
A los laicos implicados en fornicación, blasfemia (normalmente en el fragor de los juegos de azar), bigamias, etc… no les podía castigar directamente, al menos durante la visita en sí, pero quedaba constancia pública y todo el pueblo lo veía.
En 23 de las 40 parroquias, encontró problemas serios con los párrocos y clérigos, o con los edificios.
En Cubellas, población costera donde siglos después nacería el famoso payaso Charlie Ribel, el párroco no era nada ejemplar: hacía pagar a los novios que eran de fuera y no enterraba a quienes fueran forasteros, ni les hacía funerales; realizó al menos una boda clandestina (para enfado de las familias y complicaciones en testamentos) y firmó un testamento falso. Al menos no tenía pecados sexuales, pero a uno de sus presbíteros se le acusaba de tener relaciones con una sirvienta sarracena (al parecer ya bautizada). Este mismo presbítero tenía varios hijos, el menor tenía 13 años.
En Sant Vicenç de Calders (famosa hoy por la línea de trenes de cercanías), el párroco era de lo peor. Tenía una concubina, aunque al menos no tenía hijos. La gente se quejaba de que no visitaba a los enfermos, ni los confesaba, ni hacía misas por los difuntos, ni acogía a los frailes mendicantes. Daba licencia para casarse a cualquiera, pedía dinero para enterrar junto a la capilla de Santa Ana, era jugador (es decir, apostaba) y dejaba que otra persona se encargase de los sacramentos.
Los párrocos vecinos no eran nada ejemplares: el párroco de Calafell tenía hijos que ayudaban en misa como monaguillos. También en Bellveí el párroco hacía la misa con su hijo. En Santa Oliva un fraile -no sacerdote- administraba sacramentos por su cuenta.
Mercado medieval en Calafell con el castillo al fondo… se celebra cada año
En L’Arboç el párroco tenía una hija con una mujer. Además, había 3 adivinas, una de ellas hacía «conjuros con ovejas» (solía implicar matar la oveja para adivinar con sus tripas).
Los usureros no eran los judíos… sino el párroco
En Vilafranca del Penedés, aunque había judíos, a quien los vecinos acusan del pecado y delito eclesiástico de usura es al párroco. Además, tenía la escuela de chicos deteriorada. En el pueblo había un par de bastardos y un hombre (laico) cometía incesto con su ahijada.
La muy hermosa basílica de Santa María en Vilafranca del Penedés
Vilafranca y Cubellas son los únicos pueblos con prostíbulo de toda la zona, pero aunque queda constancia no es tema parroquial que el obispo pueda solucionar.
En el Monasterio de Lavern la situación es caótica: los monjes comen carne cuando no deben y no ayunan por santa Eulalia. De hecho, varios de ellos llevan armas, más concretamente «espadas grandes» y «lanzas» (cosa absolutamente prohibida) y las exhiben y amenazan a vecinos. Son desobedientes y dos se han fugado. Para colmo, alguien ha robado en la iglesia.
El Monasterio de Sant Quintí de Mediona quizá es peor: un presbítero tiene descendencia ¡con sus hermanas! Los parroquianos juegan a la entrada del templo y vociferan gritos blasfemos «contra Dios y los santos». Hay un vecino excomulgado por no ejecutar un testamento, y otro que se niega a hablar con su mujer pese a que es su deber.
En Pacs, los vecinos dicen que el rector (es decir, el párroco) es negligente y gandul. Además, hay una adivina en la parroquia de San Valentín.
La inspección del obispo es meticulosa y no sólo apunta temas sexuales y sacramentales: en Sant Vicenç de Morrocurt «la gente habla mal de sus vecinos», anota. En Sant Martí Sarroca sólo lo hace un parroquiano.
¡El párroco comete incesto con su hija!
En Torrelles de Foix el prior de La Llacuna y el párroco de Màger están enfrentados. El párroco no es persona ejemplar, tampoco: comete incesto con su hija. Y prohíbe usar el agua bendita. Para colmo, el pueblo tiene su propia adivina. Hay un presbítero en Torrelles, que vive con el rector, pero que «tiene públicamente una mujer» (una concubina) en Vilafranca.
Sant Pere de Vilamàger… ¡el párroco cometía incesto con su hija!, según anotó la visita pastoral del obispo
En Sant Jaume del Domenys hay otra adivina, y hay siervos liberados que se dedican a insultar a los difuntos. En Pontons, además de su adivina local, ¡hay un marido que se niega a volver a vivir con su esposa pese a las sentencias judiciales favorables a ella!
En Sitges hay tres jugadores, y un clérigo que se llama Pere de Pont y blasfema contra Dios y sus santos.
Recordemos que no es una investigación sobre casos antiguos sino actuales: al obispo no le cuentan lo que pasó 10 o 20 o 30 años antes, sino lo que está pasando en el momento de la visita, o recientemente.
En total, en 40 parroquias, el obispo encuentra:
– 5 casos de clérigos con armas
– 30 casos de clérigos relacionados indebidamente con mujeres
– 20 casos de usura (entre laicos y clérigos)
– 20 casos de adulterio (de laicos… se menciona a los varones casi siempre como los culpables)
– 77 casos de concubinato y fornicio (de laicos)
– 4 casos de lugares donde se blasfema abiertamente (a veces es en el burdel, donde también se juega)
¿Comparamos con nuestra situación?
Comparando la situación actual del clero en España, se puede considerar que la situación en las parroquias españolas está mucho mejor.
El hecho de que el obispo Ponce se molestara en dedicar varios meses a ir parroquia por parroquia, con los medios de transporte del siglo XIV, y que levantara acta de tantos casos con nombres y apellidos (no sólo de clérigos, sino también de laicos) muestra una voluntad seria de supervisar (que es lo que significa la palabra griega «epíscopo»). Por otra parte, las multas que imponía a los malos clérigos servían para financiar las obras de la catedral de Barcelona.
Para los historiadores, los archivos de estas visitas pastorales son una ventana al pasado. Para los cristianos actuales, un recordatorio de que, desde siempre, el trigo y la cizaña crecen juntos… y cada época tiene su propio estilo de pecar, desgraciadamente.
(Artículo de la Hemeroteca de ReL, publicado originariamente en abril de 2019)