Entre la Fuerza y la Luz
Beatriz Briceño Picón:
Enero de 2022. Incertidumbre, sorpresas, afanes e ilusiones. Inmensa esperanza de paz, en una Venezuela en la que pocos recibieron a los reyes magos con fervor de Navidad.
Pero continúan en el horizonte los Herodes de hoy: Soros y su sequito; tantos que siguen empeñados en acabar con la fuerza, la Luz que resplandeció de nuevo en la tierra el pasado 25 de diciembre. Frente a la gran Noticia que recorre el planeta desde la primera Navidad, la fuerza y el poder de entonces se adelantó a la conducta futura de Pilatos y Nerón por solo nombrar dos antecesores del Nuevo Orden Mundial. Con Herodes se fortaleció el proceso de la discordia moral entre la Fuerza y la Luz.
Muchas veces en el curso de la historia, la razón ha iluminado los bajos instintos que potencian la fuerza y rompen el equilibrio de los sistemas. El mundo inferior, que se apoya en el desorden de nuestra naturaleza humana, gana terreno con los razonamientos falsos de algunos sabios, hasta querer aniquilar los derechos del espíritu. Y eso está a la vista este nuevo año 2022, donde lo políticamente correcto pretende acallar las voces de la Verdad, de la Justicia y del Amor. Al poner la ciencia y las artes de la comunicación e información al servicio del poder político, económico y social, hemos visto instalarse entre nosotros los nuevos degolladores de inocentes, los fabricantes de bombas nucleares, los mercaderes de la dignidad humana y los impulsores de la ideología de género que sutilmente han inventado su nuevo caballo de Troya.
Los magos de oriente tuvieron que arrodillarse en Belén ante esa Luz oculta en un cuerpecito de Niño recién nacido. De esa forma pudieron regresar sanos y salvos, con un gran dominio sobre sí mismos, que no hubieran logrado solo con su ciencia. También descubrieron que los caminos que llevan al verdadero Amor siempre se alejan de los hombres de poder o de Fuerza. Es interesante resaltar que esos magos, engreídos calculadores del mundo de los astros, no vieron ni sintieron frente a Jesús, nada distinto de lo que sintieron y vieron los humildes pastores que llegaron de primero a adorar al Niño, junto a sus padres. De rodillas, los magos se hicieron parte del “pueblo” humilde a quien vino a salvar el Hijo de Dios.
En su sencillez, comprendieron los magos que no adoraban al rey de los judíos, sino al Rey de los hombres. Allí mismo entendieron que la nueva situación nada tenía que ver con la soberbia de los gobernantes de fuerza como Herodes o con la falta de humildad de científicos y astrólogos. Y, añadimos nosotros, o con cualquiera de sus seguidores en estos tiempos de confusión y relativismo, donde hasta un virus con varias mutaciones nos tiene a todos de cabeza.
Esa Luz que no es otra cosa que el Amor, imposible de ser sometida a una experimentación mensurable, nos pide a todos doblar las rodillas, bajar la cabeza y hablar con el corazón. Hoy muchos cristianos tenemos que descubrir frente a Jesús, Señor nuestro, la verdad de la existencia y esa Luz que nos permite ver los verdaderos caminos que nos mantienen en la fe de un futuro perfectible, donde se engarzan los amores auténticos: El Amor de Dios y a Dios, el amor filial, el de amistad, el social, el conyugal; el amor al trabajo, al servicio; el amor misericordioso y el eterno, que se aprenden a vivir cuando nos despojamos de los ropajes materialistas de una sociedad sin estrellas. Este es el Amor al que aspiramos todos para salvar el vacío en el que nos encontramos por falta de Luz y exceso de Fuerza.
Beatriz Briceño Picón
Periodista UCV-CNP
Fundación Mario Briceño Iragorry