El día que Kazajistán se alzó contra la autocracia
La protesta estalló por el precio del combustible, pero pronto mutó hacia una revuelta antigubernamental. Tokáyev reordena el aparato de seguridad y destituye al jefe de los espías por “traición”
Las principales ciudades de Kazajistán continúan en una tensa calma, las fuerzas armadas nacionales y los efectivos llegados desde otras repúblicas exsoviéticas, principalmente de Rusia, custodian las calles y edificios oficiales. A pesar de que el presidente, Kasim-Yomart Tokáyev, dió por concluidas las protestas con la orden de «disparar a matar», las calles se volvieron a llenar ayer de personas. Lejos de amedrentar a los manifestantes, miles de ciudadanos se siguen reuniendo de manera pacífica en las plazas públicas de Almaty, Taraz, Aktau, Aktobe, Nur-Sultán, Shymkent y Zhanaozen.
Manifestantes y policías se han enfrentado los últimos días al caer la noche, la violencia deja ciudades sumidas en el caos con edificios oficiales, vehículos policiales y contenedores incendiados. Las comunicaciones y los enlaces aéreos están interrumpidos desde el comienzo de las manifestaciones hace una semana, por lo que es difícil tener una imagen precisa y fiable de la evolución de la situación. El último balance oficial del Ministerio del Interior de Kazajstán fue de 26 manifestantes muertos, 18 heridos y 18 agentes de seguridad fallecidos. Las autoridades anunciaron la detención de hasta 4.000 «terroristas» en todo país, los detenidos podrían enfrentar cadena perpetua.
Kazajistán FOTO: ANTONIO CRUZ
La Misión Internacional de Vigilancia de los Derechos Laborales en Asia Central informó ayer sobre la desaparición en circunstancias desconocidas de líderes de sindicatos independientes, en particular del Sindicato de Trabajadores del Sector de Combustible y Energía. Sus familiares también están desaparecidos. La tarde de ayer el exjefe del Comité de Seguridad Nacional, Karim Massimov, fue detenido bajo sospecha de «traición». En Aktau las patrullas recorren las calles con un altavoz en el que se pide a los residentes que no abandonen sus hogares después de las 23:00 horas.
Tokáyev, mantiene que las fuerzas de seguridad han restablecido el «orden constitucional». Auxiliado por el presidente ruso, Vladímir Putin, el líder kazajo sigue controlando las instituciones oficiales; las dudas que suscita esta nueva amistad llevan a preguntarse a los expertos de qué manera cambiará la dinámica entre Kazajistán y Rusia, y el temor de que esta ex república soviética vuelva a la órbita del Kremlin. Putin movilizó a 3.000 soldados en menos de veinticuatro horas, según el Ministerio de Defensa las tropas rusas están encargadas de «proteger instalaciones vitales, aeródromos e infraestructuras sociales clave». El despliegue ruso incluye equipo logístico para mantener el cerco a los líderes sindicalistas.
Putin se juega en Kazajistán más que un vecino favorable y un socio económico, quiere evitar un efecto dominó y que el resto de países de la región se puedan contagiar de los ánimos de cambio del pueblo kazajo. Las protestas se extendieron rápidamente por las grandes urbes de todo el país y lo que empezó como una manifestación por el aumento del precio del combustible mutó en una revuelta contra el régimen, su gestión de la economía y la corrupción generalizada. Consciente de las peticiones de cambio, Tokayev destituyó al Gobierno al completo, despojó al exdirigente Nursultán Nazarbayev del puesto de presidente del Consejo de Seguridad y ahora también ha cesado al subsecretario del Consejo de Seguridad, Azamat Abdymomunov. La élite gobernante utiliza al Estado para acumular riqueza a través del control de la industria del petróleo y el gas. El estilo de vida, el lujo que rodea a la familia Nazarbayev y a sus amigos es una de las grandes razones de las protestas actuales. Durante años, miles de ciudadanos de las empresas estatales se beneficiaron de la jubilación anticipada, y el aumento de sus prestaciones por hijos y las pensiones; pero la inflación y el alto costo de vida los ha obligado a endeudarse con préstamos para cubrir sus necesidades básicas. Con la llegada de la pandemia la desigualdad se hizo más grande, mientras miles de personas perdieron su trabajo, la lista oficial de multimillonarios del país aumentó de cuatro a siete.
Conocedores de que la gran brecha entre quienes poseen la mayor riqueza del país y la gran mayoría que se ahoga en deudas, las manifestaciones han tomado una nueva dimensión, la de un cambio social real y que va más allá del precio de los carburantes. Según la consultora KPMG, el 50% de la riqueza de todo el país está en manos de 162 personas. El sector energético es el mayor contribuyente a la economía, el país posee la undécima reserva de petróleo más grande del mundo, por lo que es el motor económico de la región. La corrupción de la élite llegó con el progreso y se extendió cuando los gigantes energéticos de países occidentales competían por el acceso a los campos de petróleo y gas en la década de 1990 los convirtió en millonarios. Después de Rusia y China, Estados Unidos es el mayor inversor a través de la industria petrolera. En cuanto a los partidos de la oposición, en el país no hay espacio para voces críticas. Nur Otan, el partido fundado por Nazarbayev, monopoliza el espacio político gracias al un poder que mantiene sobre los medios de comunicación públicos y privados. Una gran cantidad de líderes de la oposición están en exilio, en calidad de refugiados por las acusaciones a las que se enfrentan en Kazajistán y por la falta de un juicio justo.-
- TAYLIN AROCHE-La Razón, España
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