Testimonios

San Juan Bosco y el impacto que le causó ponerse la sotana

Las emotivas oraciones que san Juan Bosco, fundador de los salesianos, rezó al recibir su sotana de sacerdote y usarla por primera vez

Dice un refrán que “el hábito no hace al monje”, pero la ropa que lleva una persona puede llegar a adquirir un profundo significado. El sacerdote san Juan Bosco escribe en sus Memorias del Oratorio que ponerse por primera vez una sotana fue un momento decisivo de conversión que marcó un antes y un después en su vida.

Don Bosco tomó su vestido de sacerdote el 25 de noviembre del año 1835 en el caserío de la pequeña aldea castelnovense de Bardella, después de varios días de preparación.

Ropa vieja, hombre nuevo

JOHN BOSCO
San Juan Bosco (1885 – 1888)

La vestición fue muy impactante para el fundador de los salesianos, que siguió cada gesto con emotivas oraciones. Lo recordó siempre, y lo describió así en su autobiografía:

“Cuando me mandó quitarme los hábitos seglares con aquellas palabras (que el Señor te despoje del hombre viejo y de sus actos), dije en mi corazón: ¡Oh cuánta ropa vieja hay para quitar! Mi Dios, destruid en mí todas mis malas costumbres.

Cuando después, al darme el alzacuello, agregó: revístate el Señor del hombre nuevo, creado por Dios en la justicia y en la santidad de la verdad, me sentí profundamente conmovido y agregué dentro de mí: Sí, Dios mío, haced que en este momento yo vista un hombre nuevo, es decir que desde este momento yo comience una vida nueva, toda según el querer divino y que la justicia y la santidad sean el objeto constante de mis pensamientos, de mis palabras y de mis obras.

Así sea. Oh María sed vos mi salvación”.

Propósitos y consagración

Para asegurar su fidelidad, el entonces aspirante a sacerdote notó que tenía que “reformar radicalmente la vida que había llevado hasta entonces”.

“No es que hubiese sido malo en los años precedentes, pero sí disipado, vanidoso y muy metido en partidas, juegos, pasatiempos y cosas semejantes que, aunque de momento proporcionaban satisfacciones, no llegaban a llenar el corazón”, reconoció.

“Para estabilizar mi nueva vida y no correr peligro de echar al olvido mis buenas resoluciones”, el joven Juan escribió 7 “propósitos de mi toma de sotana”.

“Y para que quedaran bien impresos en mi corazón fui ante una imagen de la Santísima Virgen, los leí, y después de encomendarme a su protección, le prometí guardarlos aun a costa de cualquier sacrificio”, recordó.

“No es la apariencia sino las virtudes”

Su madre, Margarita, contribuyó con estos consejos que ofreció a su hijo la víspera de su partida al seminario:

“Querido Juan, has recibido la sotana sacerdotal y yo he experimentado el más grande consuelo que una madre puede sentir al ver la felicidad de su hijo. Pero recuerda bien que no es la apariencia sino las virtudes lo que da prestigio a un sacerdote.

De manera que si alguna vez llegaras a dudar de tu vocación, ¡por amor de Dios! No dudes en dejar la sotana, antes que deshonrarla. Bien sabes que yo prefiero que seas un pobre campesino y no un sacerdote negligente.

Cuando viniste al mundo te consagré a la Santísima Virgen y te recomendé la devoción a nuestra Madre cuando comenzaste los estudios, ahora te digo que te entregues del todo a Ella, aprecia a los compañeros devotos de María, y si llegas a sacerdote, inculca y propaga siempre su devoción”.

Patricia Navas – publicado el 28/07/25-Aleteia.org

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