Iglesia Venezolana

In Memoriam: Monseñor Mario Lizarazo García

Diócesis de La Guaira

 

Con sentimientos de dolor, pero de inmensa gratitud a Dios, la diócesis de La Guaira comunica la sensible muerte de Mons. Mario Lizarazo García, acaecida el martes 1 de marzo de 2022, a los 84 años y tres meses en la ciudad de Cúcuta.

Mons. Mario nació el 3 de diciembre de 1937 en San José de Pamplona, Cucutilla (Colombia). Sus padres fueron Isidro Lizarazo y María del Carmen García. Realizó sus estudios de primaria en Santa Librada. En una entrevista a la revista Mar Adentro en al año 2009, Mons. Mario contaba que “desde niño pertenecía a una comunidad religiosa llamada Misioneros Javerianos de Yarumal… Yo pienso que el llamamiento de Dios me vino desde muy pequeño. Yo estudié en un colegio de religiosas y tuve mucho contacto con los Misioneros Javerianos, me invitaron y me orientaron por el camino de la vocación religiosa. Faltando unos días muy cercanos a la entrada al seminario, tuve un accidente y entonces esto me impidió el ingreso, y seguí con la inquietud vocacional, y entré a la comunidad como estudiante para ser seglar misionero, y después decidí dar el paso para terminar los estudios para el sacerdocio”.  Culminó el bachillerato en el Seminario de Misiones Extranjeras en Antioquia, donde también cursó los estudios de filosofía. Por 20 años perteneció al Instituto de Yarumal como misionero javeriano, donde recibió el diaconado el 15 de agosto de 1975. La teología la cursó en la Universidad San Buenaventura en Bogotá (Colombia).

Vino a Venezuela como misionero en 1976, e inicialmente trabajó en la diócesis de Barinas. Posteriormente fue incardinado en La Guaira, donde recibió la ordenación sacerdotal en la Catedral de La Guaira el 29 de mayo de 1977, fiesta de Pentecostés, de manos de Mons. Francisco de Guruceaga. Fue el primer sacerdote ordenado en la diócesis, pues fue creada en 1970.  Se quiso hacer uno de nosotros y adquirió la nacionalidad venezolana. Su primer encargo fue Vicario cooperador de la Parroquia Catedral San Pedro Apóstol por unos meses.

Sus superiores en Colombia indican que “muestra un inclinación y dedicación al trabajo apostólico, especialmente con la Juventud; despierta simpatia y aceptación por parte de los fieles y demuestra aptitudes para el apostolado personal en la catequesis y orientación espiritual”.

En La Guaira, fue nombrado Vice-Rector del Seminario San Pedro Apóstol en Macuto en el curso académico 1977-1978, y ejerció como Rector Encargado. Desde 1978 hasta el 2004 fue párroco de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen en La Soublette, donde promovió la construcción de varias capillas, entre ellas las de La Roraima, la de Los Olivos, la de Marapa Marina, entre otras. Fundó el centro APEP en la Parroquia, y el comedor popular en Los Olivos. Inició la bella tradición de la bendición del mar en el Paseo de la Marina. Del 2004 al 2015 fue párroco de la Parroquia San Sebastián en Maiquetía. Promovió la peregrinación de la Virgen de Lourdes. En 1985 -1986 fue Director Espiritual del Seminario San Pedro Apóstol en Macuto, y posteriormente en el 2003

A partir de 1982 fue arcipreste de Catia la Mar. Fue miembro del Consejo Presbiteral. El 26 de enero de 1997 fue nombrado Capellán de Su Santidad, recibiendo el título de Monseñor. Desde el 2005 al 2014 fue Vicario General de la Diócesis, coadyuvando a los obispos Mons. Trino Valera, Mons. Tomás Zárraga y Mons. Raúl Biord.

Se destacó como asesor del Movimiento Cursillos de Cristiandad, de la Legión de María y de la Unión Diocesana de Cofradías del Santísimo Sacramento. Era un agudo director espiritual con una gran sensibilidad humana, y un fuerte sentido de caridad cristiana.

En el 2015 fue nombrado Capellán de la Residencia Planchart, y desde allí ayudaba con solicitud pastoral a la parroquia de Caraballeda como vicario parroquial, además de ser capellán del Colegio de La Merced. En el 2016 se residenció en La Soublette y apoyó con mucho cariño el trabajo pastoral de los Oblatos de María Inmaculada. Ante el avance de la enfermedad, se vio obligado a regresar a su familia en Cúcuta en el 2018. En estos últimos tres años prestó su servicio pastoral en la parroquia San Pío X de Cúcuta. Siempre se sintió parte de nuestra diócesis de La Guaira, hasta el día de su muerte como se lo comunicaba a su sobrina, quien le expresó nuestros saludos.

Demos la voz al mismo Mons. Mario que, en la entrevista antes señalada, nos revela algunos aspectos de su profunda espiritualidad.

“¿Qué significa para usted el sacerdocio? El sacerdocio para mí tiene un doble significado, es en primer lugar, una entrega incondicional a Dios Nuestro Señor y a su servicio, y al mismo tiempo una realización personal. Acá en Venezuela, ya como sacerdote, me siento muy bien. No he hecho grandes cosas, solo he hecho la voluntad de Dios, lo que tenía que hacer. He aceptado los cargos que me han dado y he tratado de realizarlos lo mejor posible”.

“¿Qué es la vocación? La vocación es el llamado que hace Dios a cada persona para trabajar en su viña, de distintas maneras cada quien responde al Señor. Unos en la vida matrimonial, otros en la vida de seglares solteros, y es un trabajo maravilloso, y otros dentro de la vida consagrada como sacerdotes o religiosos o religiosas, y también es una entrega maravillosa que se hace al Señor”.

“¿Cuál es el secreto de la perseverancia en la vocación? Tener muy clara la vocación que se eligió, y que el lugar donde uno está trabajando es el lugar donde el Señor lo necesita, el lugar donde la voluntad de Dios, a través del obispo, lo ha colocado. Es allí donde Dios lo necesita. Es muy importante la oración, a mí me ha ayudado mucho, creo mucho en la divina providencia, que Dios a través de los acontecimientos, aun muy sencillos, nos va orientando y dirigiendo”.

Agradecemos a Dios por el regalo que hizo a La Guaira en la persona de Mons. Mario Lizarazo, pedimos a Dios por su eterno descanso, por su familia y para que Dios envíe muchas vocaciones a nuestra Iglesia. Mons. Mario fue un hombre de Dios que se gastó en el servicio ministerial del sacerdocio. El cielo hoy se pinta de colores. Dios le pague todo su trabajo pastoral y el bien que hizo entre nosotros. El Señor les dé el consuelo a sus familiares y nos regale muchas vocaciones sacerdotales, diaconales, religiosas y laicales a nuestra querida diócesis de La Guaira. –

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