Vicariato Apostólico del Caroní: 100 años sembrando el Evangelio
El centenario ha sido ocasión para agradecer y revaluar la presencia de los capuchinos que han acompañado toda su historia
Macky Arenas:
Como recordó la Conferencia Episcopal Venezolana el 4 de marzo en su hermoso comunicado: “Hoy se celebran cien años de aquel día memorable en que el Papa Pío XI a través de la Bula “Quoties Romani Pontifices” dispuso: “Por las presentes letras separamos de la predicha Diócesis de Guayana una parte de su territorio y la erigimos y constituimos en Vicariato Apostólico con el nombre de Caroní… lo encomendamos a la benemérita Orden de Frailes Menores Capuchinos de San Francisco”.
Esa sede de la Iglesia Católica fue confiada, desde su fundación, a la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, que desarrollaron un largo y diligente ministerio pastoral en ese territorio, pero debido a la falta de vocaciones misioneras tuvieron que dejar el cargo.
El comunicado de los obispos venezolanos no los ignora: “Hacemos memoria agradecida de los obispos capuchinos que la han regido a lo largo de su historia: Mons. Diego Antonio Alonso Nistal (1923-1938), Mons. Constantino Gómez Villa (1938-1968), Mons. Mariano Gutiérrez Salazar (1968-1993), Mons. Santiago Pérez Sánchez (1993- 1994), Mons. Jesús Alfonso Guerrero Contreras (1996-2011) y Mons. Felipe González González (2014-2021). Gracias a su cuidado pastoral y a la amplia y abnegada labor de tantos frailes Capuchinos, sacerdotes y laicos, que allí han trabajado en estos cien años, surgieron y se sostuvieron en eltiempo numerosas obras evangelizadoras, educativas, de estudio y profundización de la cultura de los pueblos que allí habitan, de formación de agentes de pastoral indígena”. Ese trabajo fue reforzado y acompañado por las Terciarias Capuchinas (Bajo Delta) y las Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús (Santa Elena y Kavanayén).
Contribución a la cultura y las lenguas
“Los misioneros capuchinos fueron conscientes de la importancia de la cultura en sí misma y para la evangelización –sigue el comunicado episcopal- Contribuyeron de manera significativa al estudio y a la divulgación de la cultura del pueblo pemón. Destacan especialmente los aportes de Fray Cesáreo de Armellada, quien aprendió el idioma pemón e identificó sus variedades dialectales (arekuna, kamarakoto y taurepán). Escribió una gramática y un diccionario y compiló numerosas muestras literarias de su cultura. Para ello involucró a diversos colaboradores indígenas que al trabajar en la recolección, transcripción y análisis se iban entrenando para escribir en su propio idioma y ampliar el trabajo de recolección. Mons. Mariano Gutiérrez Salazar también escribió una gramática de dicho idioma, y colaboró en la segunda edición ampliada del diccionario, recolectó variadas tradiciones a la par que fomentó el uso escrito del pemón”.
Guayana, tierra exótica y prometedora
El Caroní es uno de los 11 municipios del estado Bolívar, Venezuela, ubicado en el extremo norte de la región; tiene una superficie de 1.612 km² y una población de unos dos millones. Su capital es Ciudad Guayana, la más importante de toda la región guayanesa al sur del río Orinoco.
Su geografía es difícil y peligrosa, selvática y salvaje; las distancias son muy largas, la comunicación entre sus dispersos pobladores es compleja, lo cual hace aún más admirable ese trabajo pionero de la labor evangelizadora por aquellos parajes. Son cien años de brega ininterrumpida, lo que se dice fácil pero ha sido un esfuerzo titánico.
Desde el 2 de diciembre de 1979, mediante Decreto de la Asamblea Legislativa del Estado Bolívar, pasó a llamarse Ciudad Guayana, enclave considerado la 6º ciudad más importante de Venezuela por ser asiento de las empresas básicas del Estado y líder de la producción metalúrgica mundial.
Está conformada por las poblaciones de Puerto Ordaz y San Félix. Ambas se encuentran unidas por dos puentes y una represa (Macagua) sobre el río Caroní, el cual fluye hasta desembocar en el río Orinoco. Ciudad Guayana, ubicada en la confluencia de ambos ríos, ha sido concebida para aprovechar la belleza de los saltos y raudales del Caroní.
Ciudad Guayana es el escenario adecuado para el desarrollo del país, pues responde a la magnitud e importancia de los recursos regionales disponibles: hierro, energía hidroeléctrica, aluminio; las empresas básicas de Matanzas utilizan el Orinoco como vía de comunicación fluvial con el mundo. Se comunica con el norte de Brasil a través de 652 km de excelente carretera.
La Cruz del Papa
Ciudad Guayana, el 29 de enero de 1985, recibió la visita del Papa Juan Pablo II en la zona de Alta Vista, donde hoy día está en construcción la Catedral Metropolitana de Ciudad Guayana ¨Juan Pablo II¨, donde queda la llamada Cruz del Papa.
En 1888, bajo la advocación de Inmaculada Concepción de María como patrona de San Félix, el clero -que siempre ha definido el nombre de nuestras antiguas ciudades- estableció definitivamente el nombre de San Félix, dejando a un lado el Puerto de Tablas, el 9 de febrero de 1952.
Un fenómeno impresionante
Desde El Puente Angosturita que une Puerto Ordaz con San Félix se puede apreciar el grandioso fenómeno de la confluencia de ríos que parecen testimoniar la natural integración entre esos pueblos aborígenes, respetándose, no obstante, sus peculiaridades: El río Caroní se incorpora a la cuenca del río Orinoco los cuales, por el tipo de material orgánico e inorgánico que transportan, difieren en densidad y se juntan pero no se revuelven, como decimos en Venezuela. Van rumbo al Delta del Orinoco y de éste a la Hoya hidrográfica del Atlántico.
Aquí, un video que permite observar el impresionante fenómeno de la confluencia de ambos ríos en el estado Bolívar, Venezuela: https://youtu.be/jqV6IrBDnwI
El centenario Vicariato
El vicariato apostólico tiene una población de casi 100 mil habitantes, de los cuales 57.700 son católicos. Hay 6 parroquias, 2 sacerdotes diocesanos y 6 religiosos, 4 hermanos religiosos que no son sacerdotes y 3 religiosas. También misioneros laicos. En julio del año pasado fue confiado al cuidado pastoral de la diócesis de San Cristóbal, en Venezuela. Hoy, el Vicariato tiene como guía a monseñor Gonzalo Alfredo Ontiveros Vivas, quien fue nombrado para esa responsabilidad con apenas 54 años de edad por el papa Francisco el 28 de abril de 2021. Nacido en el Valle de Capacho, perteneciente a la diócesis de San Cristóbal, fue ordenado sacerdote en 1993.
En aquél momento, el cardenal Baltazar Porras, Arzobispo de Mérida e historiador de la Iglesia en Venezuela, escribía en su columna de prensa: “Apenas ha tenido relevancia mediática la toma de posesión de Mons. Ontiveros. Es un hecho histórico que debe tener resonancia nacional, pues buena parte del territorio venezolano a la margen derecha del Orinoco es desconocida para la mayoría de nosotros, ajenos a su realidad física, cultural, social y política, pues es una región estratégica por su configuración geológica, con presencia importante de etnias indígenas, con la explotación irracional de sus recursos».
Paso adelante en la historia de la Iglesia
El vicariato apostólico, que incluye el estado venezolano de Bolívar, fue erigido el 4 de marzo de 1922 por el Papa Pío XI. El 30 de julio de 1954 cedió parte de su territorio para la erección del vicariato apostólico de Tucupita. La sede del vicariato de Caroní es la ciudad de Santa Elena de Uairén, donde se encuentra la catedral dedicada a Santa Elena.
El Vicariato del Caroní abarcaba en sus inicios todo el Estado Delta Amacuro, el territorio del Estado Bolívar comprendido entre San Félix y El Dorado, la Gran Sabana y La Paragua. Su primera sede fue la población de Upata. Esta nueva circunscripción eclesiástica fue la pionera entre las iglesias particulares erigidas en nuestra patria en el siglo XX. Al momento de su creación solo existían en Venezuela seis diócesis: Caracas, Mérida, Guayana, Barquisimeto, Calabozo y Maracaibo. El siglo XX conocerá una gran expansión de la Iglesia con la creación de veintiséis Diócesis y tres Vicariatos Apostólicos para la evangelización de los pueblos indígenas.
“En aquel momento –resaltan los pastores venezolanos- la creación de estas circunscripciones supuso un paso adelante en la vida e historia de la Iglesia en Venezuela. Hoy esta nueva experiencia, que se abre en nuestra nación, nos permite redescubrir cómo la acción del Espíritu Santo se sigue manifestando para mirar con ojos de confianza al futuro”.
En 1954 se creó el Vicariato y se anexaron parroquias a la diócesis de Guayana. Se mudan a Santa Elena de Uairén y el Seminario a Kavanayén donde funcionará hasta su cierre en 1958. De ese seminario egresó el sacerdote indígena Lucio Fierro. Hoy, el Vicariato ordena diáconos de las diferentes etnias indígenas.
Una nota en el portal de la CEV anunciaba el año 2020: “El sábado 21 de noviembre, fiesta de la Presentación de la Santísima Virgen María, fue ordenado diácono transitorio el joven Luis Alberto Pino Sifontes, nativo de la comunidad de Canaima y perteneciente a la etnia Pemón Kamaracoto. La celebración fue presidida por Mons. Felipe González González, OFM cap., Vicario Apostólico del Caroní, en compañía de sacerdotes de parroquias cercanas”. Para ese momento, el Vicariato Apostólico del Caroní contaba con seis seminaristas cuya formación realizaban en el Seminario Mayor Jesús Buen Pastor de Ciudad Bolívar».
Todos los aspirantes al sacerdocio provienen de comunidades indígenas pemones arekunas, taurepanes y kamaracotos, y son el resultado de un arduo y constante trabajo pastoral y de evangelización entre los pueblos originarios de la Gran Sabana venezolana.
La distancia es sólo geográfica
Son cien años haciendo camino en la Gran Sabana, por una Iglesia consciente de la importancia de la unidad y continuidad en el trabajo evangelizador, así como practicando el dinamismo misionero y la comunión eclesial entre las diócesis, abierta siempre a la universalidad de la Iglesia y a sus necesidades en Venezuela y mostrando sinodalidad, caminando juntos en medio de las particularidades pero todos con el mismo Espíritu y el mismo Evangelio del único Señor Jesús. Agregan los obispos en este aniversario: “Los hermanos del Caroní, como de los otros Vicariatos Apostólicos existentes en Venezuela, sabrán que podrán estar distantes por razones geográficas, pero no por la falta de comunión eclesial”.
Crisis generalizada fortalece la acción pastoral
Innegable es que en los últimos años, las poblaciones indígenas han sufrido un gran abandono en todos los sentidos, que han desmejorado sus condiciones de vida.
Los obispos no dejan de lado este aspecto en el mensaje centenario: “La crisis generalizada se palpa en ámbitos como salud, educación, alimentación y transporte, unida a una violación sistemática de derechos humanos fundamentales, especialmente los de los pueblos originarios. Asistimos a una explotación irracional de los minerales con un despiadado extractivismo que está dañando irreversiblemente el ambiente, con consecuencias nefastas para la población, aunado a todo el ambiente de degradación humana que se vive en las minas. La presencia de los misioneros ha sido siempre voz de los que no tienen voz y defensa de los derechos de la población y de la ecología integral a las que nos llama el Papa Francisco”.
Finalmente, el cierre esperanzador de nuestros obispos: “Pedimos al Espíritu Santo que siga dando fuerzas y luz a todos los miembros del Vicariato Apostólico del Caroní, para que logrando fortalecer la atención pastoral, especialmente a las comunidades indígenas, sigan anunciando a Jesucristo y su proyecto de una manera alegre, inculturada, intercultural y liberadora”.-