¿Brasil giro en Política Exterior?
La economía brasileña busca insertarse en una economía internacional altamente integrada y competitiva. este reto es un desafío aun mayor, dados los constreñimientos que tendrá la economía mundial
Jesús Mazzei:
Con la guerra e invasión rusa a Ucrania se ha abierto un debate y crítica, en el seno de la sociedad brasileña entre intelectuales, académicos, políticos, opinión publica en general sobre el giro de la política exterior con respecto a la posición de Brasil ante este lamentable y condenable conflicto. Brasil, tiene relaciones con ambos países y ha adoptado una posición ambigua y tratando de ser equilibrada, entre ambas posiciones, porque Brasil, depende de la exportación de fertilizantes de Rusia entre otros comodities y la colocación de productos primarios en el mercado ruso y de Ucrania recibe el trigo, indispensable para su industria del pan. Esta dualidad de posiciones se observó tanto en la votación en el consejo de seguridad, de la ONU donde Brasil, condeno la invasión como en la resolución en la Asamblea General, donde Brasil, se abstuvo. Trata de tener una posición equidistante de posiciones polarizadas de acuerdo al principal decisor en materia exterior, que es Jair Bolsonaro.
Efectivamente, los principios rectores que han regido históricamente la política exterior del Brasil y que son sus ejes en la formulación e implementación son los siguientes:
Pacifismo: Se fundamenta en la no-confrontación, la búsqueda de soluciones pacíficas negociadas de las controversias, la condena del uso de la fuerza para la obtención de resultados externos.
El universalismo: Entendido este como el todo el acervo de contactos bilaterales que constituyen el patrimonio histórico del Brasil, su vocación universalista. También la diversidad de contactos bilaterales y multilaterales sirve para la realización de los intereses nacionales.
Juridicismo: Respeto a los tratados y convenciones, entendidas como manifestaciones sacrosantas del Derecho Internacional y que son asumidas por la voluntad nacional.
Realismo, autonomía heterodoxa, pragmatismo: Acciones vinculadas a los intereses nacionales. Se abandona la idea de construcción y el uso del papel de potencia del país, para ganancias internacionales, se despolitiza y desideologiza la acción internacional (cosa que en el gobierno de Bolsonaro no se hizo).
Autodeterminación y no intervención: Son alimentados por el carácter pacificista de la política exterior y sobre todo por el realismo que ilumina a su ejecutoria internacional, basado en la cooperación y negociación.
Por lo tanto, hay una tradición de la praxis diplomática, la cual es radicalmente contraria a la intervención, el rechazo que podría dar el legitimar eventuales intervenciones o acciones correctivas fuera del sistema o ambiente de poder internacional. Se defienden en forma contundente los principios de autodeterminación y no intervención de los pueblos. Hoy se ha asumido una posición pragmática en forma general, que choca con los otros principios históricos. Menudo problema tiene los diplomáticos brasileños para hacerle entender a sus pares occidentales su posición ambivalente si se quiere conceptualizar en mejor forma.
Si partimos de los años noventa durante los Gobiernos de Collor, Itamar Franco y Fernando Henrique Cardoso, podemos apreciar en esa política pública esos hilos conductores, que se afianzan en la época de Luis Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff y Temer, cuestionados por el canciller saliente.
La economía brasileña busca insertarse en una economía internacional altamente integrada y competitiva. este reto es un desafío aun mayor dados los constreñimientos que tendrá la economía mundial, postconflicto.
Además, siempre busco mantener los márgenes de maniobra, para no inviabilizar su histórico proyecto nacional, con base a los principios arriba enunciados algo que crítico Ernesto Araújo en forma ideológica.
Ahora bien, la política exterior de este país, tiene tres indagaciones que responder, sobre todo en esta época electoral, donde el debate de la política exterior será uno de los asuntos a analizar:
En primer lugar, ¿qué es lo que Brasil desea obtener de su relación con el medio internacional? la respuesta evidente y con un claro objetivo, es conseguir el intercambio externo para la realización del desarrollo, tanto en su dimensión económica como social, para lograr profundizar los derechos humanos y medio ambiente, elementos que sirvan y puedan ser complementados con acuerdos y sistemas que ayuden a las políticas internas.
En segundo lugar, ¿cómo el Brasil desea relacionarse con la comunidad internacional?, aquí están los principios que tradicionalmente han orientado su política exterior, tales como la no intervención, el respeto a la autodeterminación, la no injerencia en los asuntos internos y la solución pacífica de las controversias.
La tercera pregunta, cuál es el mundo que ellos desean?, puede estar resumida en algunas ideas fuerzas: paz, desarrollo, y participación amplia, por ello es que el Brasil de acuerdo a los especialistas buscará, esperamos vigorizar los valores de la democracia, los derechos humanos y la preservación del medio ambiente. Estas y otras interrogantes, la tendrán que responder la gestión del ministro Franca, que ha adquirido experiencia administrativa a nivel de Itamaraty, en estos años, y lidia con el rol de Eduardo Bolsonaro y Filipe Martins (dos pesos pesados de la ortodoxia bolsonarista en materia internacional), tiene sí experiencia en los órganos de la Presidencia de la República, lo que dará esperamos conocimiento de su acción como operador y ejecutor de las relaciones exteriores brasileñas. Y, por supuesto con el rol de Bolsonaro a nivel de que el es el principal decisor y ejecutor de su política exterior. Veremos si es un cambio de las formas, más no del contenido. Método y substancia este es el dilema que enfrenta Brasil y sobre todo si hay un nuevo gobierno el año que viene. ¿qué Política exterior?, por ejemplo, tendrá Lula o un segundo gobierno de Bolsonaro, en un entorno internacional cambiante y complejo.
jesusmazzei@gmail.com
25/03/2022