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Fe y convicción: A un año de la reinauguración del Museo Sacro y el Palacio Arzobispal de Caracas

 

Bernardo Moncada Cárdenas:

«Y si el Templo ha de ser destruido / Debemos antes construir el Templo / […] nada es imposible / Para hombres de fe y convicción […] / Y así construyeron como debe el hombre hacerlo / Con la espada en una mano y la llana en la otra»

T.S. Eliot. Coros de la Roca

Para los venezolanos, seamos o no creyentes, la existencia del Museo sacro en el centro de la capital venezolana valoriza incalculablemente el patrimonio cultural, histórico y, obviamente, religioso, de toda Venezuela.

En la ocasión, 12 de noviembre de 2022, declaraba Su Eminencia, cardenal Porras: «con gran emoción hemos podido inaugurar el Museo Sacro y el Palacio Arzobispal, rebosando con esta belleza, con un equipo especializado que lo ha hecho con cariño, con tesón, con profesionalidad y con esa fe que es la que realmente mueve montañas». El padre Rino Salerno, emprendedor director del reinaugurado museo, ha ofrecido desde ese momento siete salas acondicionadas y dotadas, en el antiguo seminario edificado sobre el otrora cementerio colonial, excelentemente restaurado tras un breve cese de funcionamiento… ¡un auténtico milagro!

Celebrando, este lunes 12, el año de exitosa labor tras la reinauguración, ha tenido lugar la II Jornada de Reflexión: “Arte, Fe y Patrimonio”, tema por demás apropiado para conmemorar y destacar el reinicio que -en las presentes condiciones- muchos habrían juzgado imposible.

Empero, en palabras del eminente poeta del siglo XX, nada es imposible / Para hombres de fe y convicción, de manera que a manos de una Iglesia desprovista de antiguos apoyos que ayudaban a subsistir, y persistente factor de primer orden en el auxilio a los desfavorecidos del país, no solamente ha vuelto a levantarse el Museo Sacro, sino lo ha hecho en mejores condiciones que nunca, brindando los más dignos espacios para evangelización y enaltecimiento de la cultura.

Un año de triunfante desempeño, que no debe haber estado exento de dificultades y carencias, constituye esplendente signo de esperanza y fe, para una nación que cada día las ve torpedeadas por gestos y declaraciones de los profesionales del pesimismo en que varios voceros de uno u otro bando se han convertido.

Se logró un equipo que, con cariño, con tesón, con profesionalidad y con esa fe que es la que realmente mueve montañas, ha creado un espacio donde Cristo se encarna en la belleza, plantado en pleno centro de la capital, a disposición de caraqueños y visitantes, sea cual sea su proveniencia. Nuestra Iglesia está demostrando que “el poder del abismo no la vencerá” (Mateo 16).

La II Jornada de Reflexión: “Arte, Fe y Patrimonio” da acertadamente inicio a un nuevo año de gestión, y nos invita a tomar como ejemplo a seguir este florecimiento de la unidad indestructible entre arte y fe, para sobreponernos a dificultades y desalientos en la puesta en valor del hermoso patrimonio que custodia nuestra Iglesia. –

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