San Juan Clímaco, el monje que nos enseña cómo subir al cielo
Hoy, 30 de marzo, la Iglesia Católica celebra a uno de los más grandes maestros espirituales de la historia: San Juan Clímaco (San Juan ‘de la Escalera’), monje cristiano que vivió entre el s. VI y la primera mitad del s. VII. Clímaco es el autor del célebre tratado espiritual “Escala del paraíso” o “Escalera al paraíso”, libro que se popularizó durante la Edad Media y que sigue aún hoy sigue siendo fuente de inspiración y enriquecimiento espiritual.
Para alcanzar el cielo
Aunque a San Juan Clímaco se le conoce también como Juan el Escolástico o Juan el Sinaíta, el nombre con el más se le recuerda en la cultura popular cristiana es el de ‘Clímaco’ en alusión directa a su famosa obra (‘Escala del paraíso’). El nombre ‘Clímaco’ es la transliteración del griego ‘Klímakos’, ‘escalera’ o, literalmente, ‘de la escala’; de ahí que algunos lo llamen ‘Juan de la escalera’.
Hoy, la más famosa obra de San Juan se divulga en español con títulos menos literales, pero que igual facilitan una primera aproximación al sentido del texto, tales como ‘Escalera espiritual’, ‘Escala espiritual’ o ‘La santa escala’. En ella se distinguen tres fases sucesivas que debe recorrer el alma para alcanzar la perfección en el amor (beatitud): la primera es la ruptura con el mundo con el fin de volver al estado de infancia evangélica; la segunda está constituida por el combate espiritual contra las pasiones; y la tercera consiste en el estado de perfección cristiana. Se trata, en consecuencia, de un camino ascendente, paulatino, cuyo único propósito es la perfección de la caridad, que se alcanza en el encuentro pleno y eterno con Dios.
Un monje en el Sinaí
Se cree que Juan nació en Palestina hacia el año 575. No hay muchos detalles sobre su infancia y juventud; tampoco se ha podido establecer una cronología segura sobre su vida. Sin embargo, en líneas generales, se sabe que vivió en Bizancio, capital del Imperio romano de Oriente, en momentos en que se encontraba en franca decadencia a causa de las invasiones bárbaras y la consiguiente pérdida de territorios.
Desde muy joven se formó leyendo a San Gregorio Nacianceno y a San Basilio. A los 16 años decidió ser monje y partió hacia el Monte Sinaí (Egipto), donde se ubicaba uno de los monasterios más influyentes de la cristiandad.
Según los escritos del monje Daniel de Raito, condensados en una “Vida” (biografía) de Clímaco, el santo tuvo como maestro al abad Martirio, cabeza del monasterio del Monte Sinaí, y después de cuatro años de preparación con este, fue admitido de manera definitiva.
Dios está en el silencio
Al cumplir veinte años empezó un nuevo tipo de vida, más retirada y silenciosa. Fue el inicio de su etapa como eremita. Se mudó a una gruta ubicada a los pies de una montaña, ubicada a ocho kilómetros del hoy monasterio de Santa Catalina (Monte Sinaí). Desde entonces se dedicó, a lo largo de cuarenta años, a la lectura y meditación de la Biblia, a la oración constante y al trabajo manual. Así se convirtió en uno de los más grandes conocedores de la Sagrada Escritura y una de las almas más sabias de Oriente, a quien acudían innumerables personas en busca de consejo.
En el epílogo de su vida fue elegido abad del monasterio del Monte Sinaí por los monjes que lo habitaban. En esos años se dedicó a redactar diversos textos, entre los que precisamente se encuentra la “Escalera Santa”, pensando en lo que debía ser la vida de todo monje en búsqueda de la perfección en el amor.
San Juan Clímaco murió cerca del año 650.-