Marianella Fuenmayor: “Cuando naces con la misión de servir sin importar las adversidades”
Marianella Fuenmayor: “Cuando naces con la misión de servir das sin importar las adversidades”
La odontóloga Marianella Fuenmayor es presidenta desde hace 17 años de la Fundación Guayana Sonríe, institución que opera gratuitamente a los niños con labio leporino y paladar hendido y a su vez acompaña, empodera y orienta a sus madres.
Nacida en Caracas, pero con más de treinta años residiendo en Puerto Ordaz, Fuenmayor ha hecho un balance entre su labor como madre, sus compromisos profesionales, el luto por la muerte de una hija, su divorcio, su paso por la política y los techos de cristal que la sociedad le impone a las mujeres.
Pero son el optimismo, el sentido de pertenencia y sus ganas de ayudar al prójimo, los que la mantienen de pie pese a las dificultades de la vida. Pues, como dice ella: “cuando uno nace con la misión de servir, das sin recibir nada a cambio. Es algo que siempre está en ti sin importar las adversidades”.
Vengo de un hogar donde mi madre fue secretaria y mi padre obrero y siempre me inculcaron que los estudios iban primero, me exigían buenas notas en el bachillerato, porque de eso dependía mis estudios en la UCV. Aprendí que sí se puede, aunque no es fácil” |
Admite que su presidencia no ha sido fácil, pues en principio tuvo que luchar contra doctores que desestimaban su trabajo por el hecho de ser mujer. Sin embargo, actualmente lidera un grupo de 25 mujeres odontólogas, pediatras y voluntarias que, desde Guayana, laboran incansablemente por devolverle la sonrisa a los niños que padecen de esta malformación congénita.
“Y aquí estoy, presidiendo esta institución con mucho temple y con mucho trabajo, sobre todo porque en esta pandemia nos tocó difícil, pero estamos con mucho ánimo, amor, arranque y empuje para seguir con nuestra labor”, expresó.
Afirma que durante este tiempo la evolución de la institución se ha logrado, en gran medida, al orden que establecen en las áreas legal, social y administrativa y eso, a su juicio, es la marca de un equipo liderado por mujeres.
“Uno es mujer, es madre y nos gusta tener nuestra casa (la fundación) en orden. También empecé a darme cuenta que necesitábamos otros programas al plan inicial y así comenzamos con Mamá, no me escondas, Barriguita Llena, Diente Fuerte, que se fueron dando a medida que descubrimos que habían otras necesidades en los niños con labio leporino”.
“Mamá, no me escondas”
Según cifras de la fundación, por la alta contaminación de metilmercurio entre los municipios Caroní, Cedeño y Angostura del Orinoco -en el estado Bolívar-, cada año nacen un aproximado de cuarenta niños con labio leporino y paladar hendido. Y esta es la única institución gratuita que se preocupa por ayudarlos.
Esta malformación congénita también afecta emocionalmente a los niños que la padecen, quienes en sus primeros años de interacción con la sociedad se enfrentan a preguntas incómodas, burlas e indolentes comentarios acerca de su labio o su nariz.
Por ello, desde hace seis años la fundación con el programa Mamá, no me escondas empodera a las madres para que sean el apoyo que sus hijos necesitan.
“Notaba su tristeza, sus ojos llorosos y su baja vibración por haber traído un niño así al mundo y eso se lo transmitían al niño desde que lo amamantaban. Incluso los escondían, pero no por su físico sino para protegerlos de una sociedad que califica y que a veces es injusta con estos niños”, expresó.
El programa se encarga exclusivamente de empoderar a las madres y familias que tienen niños con labio leporino, paladar hendido u otra malformación congénita, para que a su vez puedan apoyarlo e insertarlo en el mundo educativo y laboral sin resentimiento social ni complejos.
“Porque eso es lo que queremos, venezolanos sin complejos. Es una simple hendidura, una rayita, con una operación se arregla. Muchos niños con labio leporino nacen con otras patologías asociadas, pero la mayoría son niños completamente normales que no pertenecen a la lista de los niños discapacitados ni a la de los niños especiales”, expresó.
El programa ha sido una cadena porque las mujeres han traído a otras madres con niños con hidrocefalia u otras malformaciones. Además, Barriguita Llena y Diente Fuerte se han ido integrando hermanos, primos y vecinos de los niños con labio leporino o paladar hendido.
Ser mujer: el trabajo de la vida
En la sociedad muchas mujeres dejan a un lado sus sueños o metas para dedicarse de lleno a la crianza de sus hijos, pero Marianella logró hacer un balance entre la formación de sus cuatro retoños y las labores profesionales.
Se casó a los 21 años y luego de graduarse en la Universidad Central de Venezuela se vino a vivir a Guayana. Admite que no es fácil trabajar y cuidar a cuatro chamos, pero asegura que la mujer venezolana lo puede todo.
Para ella, ser mujer es sinónimo de amor, ser y dar vida, impulso, desarrollo, firmeza y lucha. “Cuando tú pares a un muchacho, y más cuando tiene una malformación, tú te armas de valor, te da fuerza, firmeza y puedes con todo en el mundo”, expresó.
Además hizo énfasis en que la mujer cuando lucha y tiene su norte y su foco bien puesto nada la va a vencer y podrá alcanzar todo lo que se proponga.
“Vengo de un hogar donde mi madre fue secretaria y mi padre obrero y siempre me inculcaron que los estudios iban primero, me exigían buenas notas en el bachillerato, porque de eso dependía mis estudios en la UCV. Aprendí que sí se puede, aunque no es fácil”, dijo.
Paso por la política
Para las elecciones parlamentarias de 2015, Marianella Fuenmayor se postuló como diputada por el partido OPG Gente Nueva y vivió de cerca las trabas que le imponen a las mujeres que deciden incursionar en el mundo de la política.
Considera que en la política venezolana las barreras impuestas a las mujeres se ven desde lo regional hasta lo nacional. Durante su experiencia vio que muchas veces los partidos políticos no valoran a las mujeres por su inteligencia ni habilidades, sino para rellenar un tarjetón con el fin de que se vea equitativa la participación de ambos géneros.
“En la política es donde más te ponen un techo de cristal, vivimos en un país donde los altos cargos de ministros son liderados por hombres y jamás hemos tenido una presidenta”, afirmó.
Militó en el partido de la tolda naranja y se dedicó a entender, procesar y comenzar a aplicar las redes populares en el municipio Caroní. Este es un modelo comunitario, conocido como el libro naranja de Voluntad Popular, que se encarga de promover la participación social y política mediante vecinos líderes en defensa de los derechos de las comunidades con el fin de “lograr el desarrollo en paz y democracia”.
Por ello fue reconocida por el partido y se convirtió en líder nacional interna, lo que le permitió capacitar sobre las redes populares a dirigentes de Carabobo y Maracay. Sin embargo, por diferencias y trabas impuestas por líderes regionales, se desligó de VP.
“Los hombres cuando ven una mujer que viene a brillar ahí mismo te ponen un techo de cristal. Me lo hicieron en Voluntad Popular y me lo hubiesen hecho en cualquier otro partido. El hombre siempre te hace bullying (…) Cuando empiezan a ver que estás haciendo engranaje allí mismo te empiezan a cortar”, expresó.
También forma parte de la mesa de finanzas del consejo comunal donde reside y fue una de las más votadas. “Pese a todo sigo adelante por mi país”, dijo.
Guayanesa de corazón y vocación por servir
Marianella guarda en su memoria la primera vez que vio el río Orinoco en el puente Angostura como si fuese ayer, también recuerda cuando de niña escuchó por primera vez la gaita de Rincón Morales referente al río “fue una conexión, desde pequeña yo sentía un llamamiento”.
Desde hace más de tres décadas se siente una guayanesa más y ha trabajado por el bienestar de sus paisanos adoptivos. “Soy guayanesa, tuve a mis hijos aquí, una de mis hijas está enterrada en el cementerio de Chirica (…) Es nuestra tierra, Guayana es la capital energética, Guayana tiene todo”, expresó.
En 1999 la entonces presidenta de Guayana Sonríe, María Eugenia Guevara, la invitó como odontóloga regente a la primera jornada de Operación Sonrisa y Operación Smile. Desde entonces comenzó a operar a niños con labio y paladar hendido en la región.
Con el paso de los años, la fundación ha establecido programas de voluntarios en las zonas más críticas de la ciudad, la mayoría conformados por amas de casas, donde periódicamente ofrecen charlas y consultas a las comunidades, a la vez que capacitan a las voluntarias.
“Yo pienso que la mujer guayanesa es el pilar de la familia y la columna vertebral de nuestra ciudad. Con su ejemplo y con su fuerza quieren lo mejor para sus hijos, su ciudad y su país”, expresó.
Techo de cristal
Durante la entrevista, Fuenmayor utilizó muchas veces el término “techo de cristal”, al preguntarle su significado explicó que en 1978 la periodista Marilyn Loden lo usó por primera vez debido a que estaba en una lucha laboral y no la dejaban ascender. “A partir de ese año se empezó a utilizar ese término en la literatura de género para identificar esa limitación velada que le imponen a las mujeres a nivel laboral. Luego psicólogos, sociólogos y antropólogos determinaron que el techo de cristal no solo se le impone a la mujer en el área laboral, sino en la militar y política, entre otros”, comentó. Su consejo para que las mujeres se quiten ese techo es seguir en la lucha y no decaer. “Cuando nos pongan la barrera ahí es donde vamos a seguir luchando. No se trata de una competencia con el hombre, se trata de que nos den el reconocimiento si nos lo merecemos”, dijo.- @joelnixb/Correo del Caroní |