Pedro Corzo:
He apreciado en conversaciones con algunos amigos de firmes convicciones democráticas una discreta defensa de la agresión del coronel de la KGB, Vladimir Putin, a Ucrania, algo difícil de entender cuando se tiene el conocimiento de que son personas que invariablemente han repudiado a los dictadores, en particular, aquellos que, como Putin, Xi Jimping y el ayatolá Ali Jamenei son aliados de los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua y sostén directo del genocida sirio Bashar al Assad.
La embestida dirigida por Putin contra una nación independiente no tiene relación con una posible conspiración internacional que pretende conculcar nuestros derechos y oportunidades. Esa acción criminal solo busca satisfacer las ambiciones imperiales de un antiguo coronel de la KGB, una fuerza criminal solo comparable por su brutalidad con la Gestapo, que además entrenó a la policía política cubana y por derivación la de Maduro, Ortega y Evo Morales.
Putin no es un hombre de buena voluntad, realidad que se evidenció con el alto grado militar que alcanzó en las fuerzas de seguridad soviéticas, la que sostuvo al castrismo y pretendió imponer el comunismo en todo el orbe. Mi amigo el escritor José Antonio Albertini, dice que los defectos se acentúan con los años, y el déspota ruso no sería una excepción.
Este autócrata fue primer ministro en 1999, en el 2000 ocupó la presidencia, que alternaba con el puesto de Premier cuando la legislación le impedía reelegirse, lo que lo asemeja al típico caudillo latinoamericano del corte de Ortega y Maduro
Abordar este tema puede repercutir negativamente en algunos amigos y, lo lamento, pero es qué considero necesario recordar que, en el año 2008, el aspirante a Zar de toda Europa, a la sazón Primer Ministro de Rusia, atacó Georgia, por un diferendo territorial en una región en cuyo subsuelo hay importantes reservas de petróleo y gas, un tema que la prensa y los expertos en asuntos internacionales apenas abordaron porque para muchos de ellos los únicos que inician guerras por el petróleo es Estados Unidos.
Ese mismo coronel ha impedido en gran medida que el pueblo sirio conquiste su libertad con bombardeos masivos similares a los que ocurren en Ucrania, motivo por el cual la ciudad siria de Alepo debe hermanarse con la ucraniana Mariúpol, ambas han sido victimas de los bombardeos injustificados de Vladimir Putin.
La guerra de Georgia fue beneficioso para Rusia, porque impuso gobiernos que representan sus intereses en Abjasia y Osetia del Sur, en fin, en pleno siglo XXI un caprichoso dictador crea ducados como si estuviéramos en plena edad media.
Los conflictos bélicos desde que Putin llegó al poder han tenido distintas consecuencias, tanto a nivel humano como político. El jerarca del Kremlin estableció gobiernos afines a los intereses de Moscú, en regiones de Georgia, también en la República de Chechenia, parte de la Federación Rusa, que buscaba independizarse de Rusia. Los bombardeos del coronel destruyeron la ciudad de Grozny, la capital.
Como si este prontuario no fuera suficiente el dictador ruso está acusado de ordenar la muerte de varios opositores, así como el encarcelamiento de otros como es el caso de Aleksei Nalvany, quien después de ser envenenado se encuentra recluido en una cárcel rusa como sucede en Cuba con Félix Navarro Rodríguez y José Daniel Ferrer y un millar de cubanos más, como también ocurre en Nicaragua, Venezuela y Bolivia.
Para no pocos analistas la independencia de Ucrania fue un fortísimo golpe para Moscú, por eso incentivó la separación del Donetsk y Lugansk, 2014, regiones pro rusas, algo similar a lo que ocurrió en Georgia en el 2008. Le suministro a sus partidarios armas, entre ellas la lanza misil que derribó el vuelo MH17 matando 298 personas ajenas al diferendo ruso con Ucrania.
Putin, en el mismo 2014 se anexo la península de Crimea, territorio de Ucrania desde la disolución de la Unión Soviética, 1991, después de haberla ocupado con militares que no vestían el uniforme ruso y de haber afirmado repetidas veces que no pretendía incorporar esa región a su país. Posteriormente organizo un referendo en Crimea que fue calificado de invalido por Naciones Unidas.
El régimen de Vladimir Putin es una amenaza cierta y peligrosa para todos los que creemos en la democracia.