Polonia confirma que ha dejado de recibir gas ruso
La compañía polaca de gas natural ha confirmado la interrupción del flujo y ha garantizado en un comunicado que «la situación no afecta al suministro de los clientes, que seguirán recibiendo el combustible»
Gazprom ha dejado esta noche de suministrar gas a Polonia y Bulgaria. Ambos gobiernos se habían negado a pagar en rublos, como establece la reforma que Putin acaba de implementar y la empresa estatal rusa ha tomado esta medida de represalia. El flujo de gas a través del gasoducto Yamal de Bielorrusia a Polonia es de cero kilovatios hora a primera hora de la mañana. La compañía polaca de gas natural PGNiG ha confirmado la interrupción del flujo y ha garantizado en un comunicado que «la situación no afecta al suministro de los clientes, que seguirán recibiendo el combustible». La empresa considera que se trata de un incumplimiento de contrato, en vigor hasta final del año, por el que se podrían reclamar daños y perjuicios.
El primer ministro Morawiecki va más allá y habla de un intento de chantaje. Advierte que se tomarán medidas para asegurar el suministro de gas de acuerdo con los acuerdos contractuales con PGNiG a largo plazo.
Polonia estaba preparada para esta medida. Morawiecki dijo ayer en Berlín, después de una reunión con el canciller Olaf Scholz, que Rusia podría estar tratando de presionar a Polonia de esta manera y que ya había acometido previamente un proceso de diversificación del suministro de gas para evitar consecuencias fatales. Aseguró que «la economía no está en riesgo» y que las instalaciones de almacenamiento de gas están llenas en un 76%. Está previsto que Baltic Pipe entre en funcionamiento en octubre y, por lo tanto, al comienzo del próximo período de calefacción, un producto que compite con el controvertido gasoducto germano-ruso Nord Stream, y que llevará el gas noruego a Polonia a través de Dinamarca. Polonia también tiene fuentes alternativas de suministro, incluida una terminal de gas natural licuado (GNL) en la ciudad de Swinoujscie. Además, a partir del 1 de mayo entrará en funcionamiento un nuevo gasoducto que dará a Polonia acceso al gas desde una terminal de GNL en Lituania.
Más allá de las consecuencias para Polonia, esta decisión de Gazprom afecta al mapa de sumnistro ruso a Europa. El gas ruso fluye a través del gasoducto Yamal hacia Alemania, Nord Stream 1 está operativo, pero Nord Stream 2 no. El oleoducto South Stream nunca se materializó y Gazprom opera las instalaciones de almacenamiento de gas natural en Rheden, Haidach, Jemgum y Etzel en parte en cooperación con corporaciones europeas. El Gobierno alemán ha comunicado que «el suministro está garantizado» en este país, pero la situación será difícilmente sostenible a partir de octubre.
Bulgaria, aparentemente menos preparada para esta eventualidad que Polonia, busca rápidamente alternativas. Con la ayuda de empresas estatales, el gobierno búlgaro busca alternativas a los suministros rusos, muy exigentes. Bulgaria, con sus aproximadamente 6,5 millones de habitantes, cubre más del 90% de sus necesidades de gas con importaciones rusas. Aún así el gobierno asegura también que por el momento no habrá restricciones en el suministro de gas a domicilios particulares.
El hecho de que estos dos países se vean obligados a prescindir abruptamente de las importaciones de gas ruso eleva la compentecia por el producto en los mercados europeos. Cuando la temporada de calefacción comience de nuevo en otoño y la demanda aumente, se volverá más caro y difícil asegurar un suministro suficiente. El gas de Rusia representa alrededor del 40% de las importaciones de gas natural de la Unión Europea. Sin embargo, muchos países se han comprometido a cortar el suministro de energía de Rusia en respuesta a su invasión de Ucrania y Estados Unidos ha declarado una prohibición total a las importaciones rusas de petróleo, gas y carbón, mientras que Reino Unido eliminará el consumo de petróleo ruso a finales de año, seguido del gas lo antes posible. La UE está recortando las importaciones de gas en al menos dos tercios desde el nivel anterior a la invasión de Ucrania.-
CORRESPONSAL EN BERLÍN