Opinión

Paciencia para aprender

Las políticas públicas pueden ayudar a crear buenos hábitos; sin embargo, hay modos de ver y desempeñarse que la familia los enseña y encausa: solo ella

Mons Fernando Castro Aguayo:

La verdad es que la tarea de educar requiere constancia y esfuerzo, y preparación: no se improvisa. Hoy en día hay lamentos estériles que denotan ausencia de valores familiares: el orden, el amor al trabajo honesto, la fidelidad, imprimen un estilo de vida. Los malos ejemplos se interpretan a veces como “cultura”: gran error.

Las políticas públicas pueden ayudar a crear buenos hábitos; sin embargo, hay modos de ver y desempeñarse que la familia los enseña y encausa: solo ella. Así la familia es la primera escuela de niños y jóvenes, para conseguir una vida digna, de superación, de donación para el servicio, de respeto hacia las mujeres, de caballerosidad, de compromiso con Dios.

San Pablo lo dice a los Filipenses 4, 8: “…, hermanos, fíjense en todo lo que encuentren de verdadero, noble, justo, limpio; en todo lo que es fraternal y hermoso; en todos los valores morales que merecen alabanza». Esto nos da una pauta para descubrir, buscar e incorporar a la vida ese modo de ser verdadero, noble, santo, justo y limpio.

Así se depura la cultura, los estilos de vida y se alejan los vicios. Acabamos de vivir las fiestas patronales del Santo Cristo del Buen Viaje. Es evidente que nunca faltarán borrachos y vagos, pero vivir lo religioso es muy importante: la presencia de Cristo crucificado ayuda a que entendamos que los modos buenos de ser: educados, trabajadores, familiares, llenos de buen humor, ajenos al chisme y cotilleo, generosos con quien nos necesita y emprendedores pequeños de desarrollo, requieren aprender, requieren paciencia y determinación. A trabajar se aprende trabajando, a ser amigo se aprende compartiendo lo bueno, a ser familiar se aprende pensando cómo puedo en familia idear actividades en equipo.

Aprender a hacer el bien, es el gran reto. Huir, como lo haríamos de cualquier peligro, de la mediocridad, los vicios y las malas costumbres. El Dr. José Gregorio Hernández es un ejemplo de paciencia y determinación de aprender para servir. El es un venezolano sencillo de una aldea de los andes trujillano. es posible.

Fernando Castro Aguayo

fcastroa@gmail.com

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