A 60 años del «Porteñazo»
Este vívido relato de Rafael Rodríguez Cedeño, recrea de manera directa y amena, uno de los más sangrientos episodios de la gesta de consolidación de la democracia en Venezuela
Rafael Rodríguez Cedeño:
La asamblea anual de Fedecámaras debía instalarse el sábado 02 de junio.
El presidente Betancourt tenía programado salir por tierra, como lo hacía habitualmente cuando salía de gira al interior.
El gobierno tenía información de que se estaba fraguando un nuevo golpe de Estado, sin embargo, no se sabía donde, ni quien o quienes eran los cabecillas.
La Digepol con Erasto Fernández y Santos Gómez trabajaban arduamente, tratando de descifrar algunas alertas que habían recibido y el SIFA husmeaba en los cuarteles.
A finales de mayo llegan señales de que podría ser Puerto Cabello, el lugar de la conjura.
Carlos Andrés Pérez ministro de Relaciones Interiores diría años más tarde -Solo manejábamos que se había coordinado una insurrección general, para desatar una guerra civil…conocíamos de un plan para asesinar a Rómulo. La Escuela de Policía Militar estaba encargada de liquidarlo en Mérida.
Carlos Soto Tamayo, edecán del presidente dice -El 27 de mayo el ministro de la Defensa envió una circular a las diferentes dependencias militares, alertando sobre la posibilidad de un alzamiento militar.
Ante la sugerencia de no viajar a Mérida, Betancourt le responde a Soto Tamayo -Cuando asumí la presidencia acepté correr esos riesgos. Instruya al mayor Gustavo Carnevali para que se traslade a Mérida con tropas del Destacamento de la Guardia Presidencial y se responsabilice por mi seguridad…disponga todo para salir mañana.
Carlos Andrés esta de acuerdo con el viaje y les dice -Si Rómulo no va será una señal para los conspiradores, de que algo sabemos.
A las 6am sale la caravana hacia Mérida, en la tarde pernoctan en el hotel Los Llanos de Barinas.
El gobierno estaba atento, se producen varias detenciones extremistas en Caracas. Como algo habitual en democracia, el ministro Pérez asistió el viernes 01 de junio a la Cámara de Diputados en manos de la oposición, para ser interpelado por los hechos de Carúpano. Cuando llevaba más de cinco horas bajo el fuego de los diputados, le llega un papelito con un mensaje en el que se reclamaba urgentemente su presencia en el Despacho de Carmelitas, para una entrevista con alguien que le traía un informe confidencial.
En vista de que no terminaban con la interpelación, le manda a decir al presidente de la subcomisión de Defensa, Ignacio Luis Arcaya, que ya llevaba más de cinco horas en la Cámara y que había recibido un papelito de su esposa, informándole que su hija menor estaba mal y que tenía que ir a ver, que le estaba pasando.
Luego de escuchar atentamente al confidente, el ministro Pérez convoca una reunión con el general Briceño Linares, el capitán de navío Jesús Carbonell Izquierdo y el capitán de fragata Guillermo Ginnari Troconis, quienes fungían como jefes de la Base Naval Agustín Armario de Puerto Cabello.
Les advierte: A excepción de ustedes dos , casi toda la oficialidad importante está comprometida. Desde ahora deben estar en vigilia permanente. Esta noche va a estallar la revuelta. Ordené al coronel Alfredo Monch que movilice al Batallón Carabobo de Valencia hacia Puerto Cabello. Yo me encargo de llamar al dueño de la radio de Puerto Cabello para que apague la radio a medianoche, y luego la destruya. El gobierno pagará los gastos.
Betancourt prefirió esperar en Barinas, diciéndole a Soto Tamayo, en el momento de retirarse a su habitación -Avíseme cualquier novedad, esperamos que la revuelta comience en cualquier momento.
Como se sospechaba, el alzamiento se inicia a las cinco de la mañana en la Base Naval de Puerto Cabello. Betancourt regresa inmediatamente a Caracas, por avión.
Pedro Medina Silva a nombre de los insurgentes se dirige a la población a través de Radio Puerto Cabello, que no había sido lo suficientemente dañada.
Los capitanes Carbonell Izquierdo, Ginnari y Moreno Piña fueron sorprendidos y detenidos a las 6:30 am por el teniente de fragata Pastor Pausides González. Una vez detenidos, Víctor Hugo Morales les dice -Este movimiento de liberación nacional es continuación de Carúpano, pero ahora, con participación de todas las fuerzas.
Más de 60 guerrilleros detenidos en La Azulita y Humocaro, que se encontraban confinados en el Castillo de Puerto Cabello fueron puestos en libertad. Las células comunistas de Puerto Cabello dirigidas por Germán Lairet, Carvallo y Manuel Quijada habían tomado los accesos a la ciudad, y estaban armados con fusiles, ametralladoras, granadas y bombas molotov.
El Destacamento de la Guardia Nacional destinado al servicio de los muelles, tenía la misión de bloquear la carretera Valencia-Puerto Cabello para evitar la entrada de las fuerzas leales, formada por los batallones: Carabobo, Blindado Bravos de Apure y Girardot. Esto no sucedió.
El sublevado Batallón de Infantería de Marina No 2 estaba comandado por el capitán de fragata Víctor Hugo Morales , la Jefatura del Comando a cargo del capitán de navío Manuel Ponte Rodríguez y el jefe de operaciones navales era el capitán de fragata Pedro Medina Silva.
Contaban con el destructor D21 Zulia (capitán de fragata Manuel Rojas) que se encontraba atracado en la Base por avería. El resto de la escuadra formada por el D22 MORÁN y el D12 Clemente, no se sumaron a la asonada y lograron zarpar en la mañana para situarse mar afuera, en frente de las playas de Puerto Cabello. A las 12:30 pm se ordena a los destructores abrir fuego contra la Base, con proyectiles 40mm.
La operación de los destructores fue conducida por el capitán de navío Miguel Benatuil.
El bombardeo a la Base aisló e hizo replegar a los insurgentes. Fue un bombardeo disuasivo.
Los insurrectos Pedro Medina Silva y Pausides González se subieron a bordo de los destructores para convencer a los marinos de que se sumaran al movimiento subversivo, pero la respuesta fue negativa.
En momentos de confusión las fuerzas leales logran recuperar el edificio del Comando de la Base, los detenidos logran escapar, y en lanchas se unen a los destructores leales.
En la noche del sábado las fuerzas del gobierno capturan a Victor Hugo Morales y a Pedro Medina Silva. Ya liberado el capitán de navío Carbonell Izquierdo, se reúne con Víctor Hugo Morales, que ahora es el detenido y le propone que diera a sus tropas la orden de rendirse, que ya las tropas leales tenían el control de la situación , que lo más sensato era la rendición para evitar mayor derramamiento de sangre.
Morales respondió -de ninguna manera lo haría, porque la orden que tengo es la de resistir hasta morir.
En la madrugada del 03, cae detenido en el Castillo Libertador, el tercer cabecilla de la insurrección, Manuel Ponte Rodríguez, sin embargo, siguen los combates en el centro de la ciudad. Ahora sin jefes.
La Fuerza Aérea ametralla las posiciones rebeldes, mientras los tanques entran al sector de la Alcantarilla, por la calle que lleva al centro de la ciudad. Los soldados se escudan detrás de los tanques, pero la guerrilla urbana los embosca.
Escondidos en las casas y edificios circunvecinos, los civiles armados provocan innumerables muertos y heridos. En las primeras cuadras cayeron más de 40 muertos.
El fotógrafo del diario La República, Héctor Rondón Lovera logra confundirse con los soldados que iban detrás de los tanques. En medio del fuego cruzado, logra meterse en una sastrería para realizar su trabajo fotográfico. -«luego de que habían pasado mas de 10 tanques empezaron a disparar de todos lados. Los muertos iban cayendo. No se veía quienes disparaban ocultos desde las casas. Cayeron 10 en la esquina, de los que iban conmigo. Los insurrectos no se veían, lanzaban hasta granadas’.
Por la acera derecha aparece el sacerdote Luis María Padilla, capellán de la Base de Puerto Cabello y párroco de Borburata.
Rondón continúa -el cura frente a nosotros se puso a revisar los heridos. Uno en el medio de la calle levantó la cabeza. El cura trató de de socorrer a otro. Lo levantó, trató de cargarlo. Yo tomé la foto
Aplastado el golpe, la foto de Rondón apareció en la primera pagina del diario La República, el 04 de junio. Todavía hay dudas sobre la identidad del soldado, no se sabe si era el subteniente Luis Rivera o el cabo Andrés de Jesús Garcés.
La foto dio la vuelta al mundo. Los comunistas dijeron que era propaganda del imperio para mostrarlos como salvajes e inhumanos.
Medina silva dijo que ese era un cura mujeriego y singón .
Lo cierto es que Rondón ganó el premio Pulitzer, la Mejor Fotografia de la Prensa y el Reportaje Gráfico del año.