Beata María del Divino Corazón, apóstol del Sagrado Corazón de Jesús
Cada 8 de junio la Iglesia recuerda a María Droste zu Vischering, conocida universalmente como la Beata María del Divino Corazón, religiosa de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, quien influyó de manera decisiva para que el Papa León XIII consagrara el mundo al Sagrado Corazón de Jesús.
“Es imposible resistirse a la voz de Dios”
María Droste zu Vischering nació en Münster (Alemania) el 8 de septiembre de 1863, día de la Solemnidad de la Natividad de la Virgen María. Junto a ella vino al mundo un hermano mellizo, Max. Sus padres eran fervientes católicos y pertenecían a la nobleza germana, manteniéndose fieles incluso durante los difíciles años del “Kulturkampf” (“Combate cultural”, 1871-1878), en los que el Imperio Alemán hostilizó jurídica y culturalmente a los católicos del país.
En su primera infancia, María aprende a tocar el piano y vive una niñez serena al lado de su familia. De estos días proviene su encuentro con la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Recibe la Primera Comunión junto a Max en abril de 1875 y meses después, en septiembre, hace la Confirmación. Por su cabeza pasan las primeras inquietudes religiosas, aunque sin mayor solidez.
En 1878, María queda impactada por un sermón en torno al gran mandamiento de la Ley, del que habla Jesús en el Evangelio de San Mateo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma». Relata ella misma lo que esas palabras suscitaron en su alma: «En ese momento pensé: ¡Tengo que llegar a ser religiosa! Hubiera preferido que mis oídos no lo hubieran escuchado, pero es imposible resistirse a la voz de Dios».
Un corazón abierto al Espíritu
Para 1879, estando en el internado de las Hermanas del Sagrado Corazón en Riedenburg, María comprendió una verdad fundamental que la marcaría para el resto de su vida: «Empecé a entender que sin espíritu de sacrificio el amor al Corazón de Jesús es sólo una ilusión», escribe la beata.
Al cumplir los 20 años, María escucha mientras ora una voz que le dice: «Tú serás la esposa de mi Corazón». El 5 de agosto de ese mismo año, 1883, María le expresa a sus padres el deseo definitivo de hacerse religiosa.
«Tú serás la esposa de mi Corazón»
Diez años después de haber escuchado el sermón que cambió su vida, en 1888, María ingresa al convento de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor en Münster, respondiendo a una inspiración que el Sagrado Corazón suscitó en su interior.
En 1889 tomó los hábitos religiosos, el mismo día -10 de enero- en el que en Lisieux hacía lo propio la carmelita Santa Teresita del Niño Jesús. La beata adopta el nombre de “Sor María del Divino Corazón».
Consagración del mundo al Sagrado Corazón
En algún momento entre 1887 y 1888, Sor María, por pedido expreso del mismo Jesús -quien le continuó revelando su voluntad por medio de locuciones interiores-, escribió una carta dirigida al Papa León XIII para pedir la consagración de la humanidad al Sagrado Corazón de Jesús.
El Papa León XIII no sólo accedió a la petición, sino que señaló expresamente que aquella había sido “la decisión más importante de su pontificado”. El 25 de mayo de 1899 el Papa publica la encíclica “Annum Sacrum” (Año sagrado) en la que explica la necesidad de consagrar el mundo al Sagrado Corazón de Cristo. Sor María recibió la noticia con profunda alegría, sin embargo, su salud estaba deteriorada y no viviría para el día en que la consagración se realizó.
El 8 de junio de 1889 Sor María entregó su alma al Señor en Oporto (Portugal), en la casa madre de la Congregación, después de haber padecido una parálisis durante tres años. Solo 3 días después, el 11 de junio, el Santo Padre presidió la ceremonia de Consagración del mundo al Sagrado Corazón de Jesús.
Al encuentro definitivo del Corazón que tanto amó
El día de la Solemnidad de Todos los Santos, 1 de noviembre de 1975, Sor María fue beatificada por el Papa San Pablo VI, al cumplirse los 300 años de las revelaciones del Corazón de Jesús a Santa Margarita María Alacoque, a cuyo lado la Beata María del Divino Corazón se distingue como gran apóstol de la misericordia del Sagrado Corazón de Cristo.-