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Combates a cabezazos por sexo alargaron el cuello de las jirafas

Unos extraños fósiles hallados en China sugieren que el cuello de estos animales evolucionó para competir por las hembras, no solo para alcanzar las hojas de los árboles

Las imponentes jirafas han maravillado a los seres humanos desde hace miles de años. Quienes las representaron en los famosos petroglifos neolíticos de Dabous, en el desierto de Teneré (Níger), probablemente se admiraron igual que los habitantes de Florencia del siglo XV cuando le regalaron un ejemplar vivo a Lorenzo de Médici, y aún siguen siendo una de las principales atracciones de los zoológicos. Especialmente por su largo y elegante cuello, una excentricidad estética que no es otra cosa que un prodigio de la evolución.

Durante mucho tiempo, esa estructura asombrosa se ha considerado un ejemplo clásico de lo que Charles Darwin describió como evolución adaptativa selección natural. Existe el consenso científico de que fue la competencia por la comida lo que impulsó el alargamiento del cuello y permitió a las jirafas alimentarse de las hojas de los árboles, fuera del alcance de otras especies de rumiantes en los bosques de la sabana africana.

Sin embargo, la historia puede ser más compleja. El hallazgo de unos extraños fósiles de una nueva especie de jirafa de hace 17 millones de años en la cuenca de Junggar, Xinjiang (China), ha llevado a un grupo de investigadores a concluir que, además de la competencia por la comida, fue otra competencia, la de los machos por las hembras, la impulsora de los cuellos largos. La investigación aparece publicada en la revista ‘Science’.

Un casco en la cabeza

Los fósiles, un cráneo completo y cuatro vértebras cervicales, pertenecen a Discokeryx xiezhi, nombrado así porque recuerda a una criatura de un solo cuerno de la antigua mitología china. La jirafa antigua destaca por una gran protuberancia (osicono) en forma de casco en medio de su cabeza. Además, sus vértebras cervicales son muy robustas y sus articulaciones entre la cabeza y las vértebras cervicales, las más complejas jamás vistas en un mamífero.

El equipo demostró que esas complejas articulaciones estaban particularmente adaptadas al impacto cabeza a cabeza a alta velocidad. Descubrieron que esta estructura era mucho más efectiva que la de los animales actuales, como los bueyes almizcleros, que están adaptados a dar ese tipo de golpes. De hecho, según los autores, Discokeryx xiezhi pudo haber sido el vertebrado mejor adaptado al impacto en la cabeza que haya existido.

«Tanto las jirafas vivas como Discokeryx xiezhi pertenecen a Giraffoidea, una superfamilia. Aunque sus morfologías de cráneo y cuello difieren mucho, ambas están asociadas con luchas de cortejo masculino y ambas han evolucionado en una dirección extrema», dice Wang Shiqi, de la Academia de Ciencias de China y primer autor del estudio.

El equipo comparó la morfología de los cuernos de varios grupos de rumiantes, incluidos jirafas, vacas, ovejas, ciervos y antílopes americanos. Descubrieron que la diversidad de cuernos en las jirafas es mucho mayor que en otros grupos, con una tendencia hacia diferencias extremas en la morfología, lo que indica que las luchas de cortejo son más intensas y diversas en ellas que en otros rumiantes.

La comunidad de fósiles en la cuenca de Junggar hace unos 17 millones de años. Ejemplares de Discokeryx xiezhi están en el medio
La comunidad de fósiles en la cuenca de Junggar hace unos 17 millones de años. Ejemplares de Discokeryx xiezhi están en el medio – GUO Xiaocong

Pastizales abiertos

El ambiente que habitaba Discokeryx xiezhi pudo influir en este comportamiento de lucha violenta. Entonces, la Tierra estaba en un período cálido y, en general, densamente cubierta de bosques, pero la región de Xinjiang, donde fueron hallados los fósiles, era algo más seca porque la meseta tibetana hacia el sur se había elevado drásticamente, bloqueando así la transferencia de vapor de agua.

El análisis del esmalte dental de la jirafa antigua indica que vivía en pastizales abiertos y podía haber migrado estacionalmente. Para los animales de la época, el entorno de los pastizales era más árido y menos cómodo que los bosques. Y ese estrés por la supervivencia pudo hacer que Discokeryx xiezhi se diera de cabezazos.

Al comienzo de la aparición del género Giraffa, hace unos siete millones de años, existía un entorno similar. La meseta de África Oriental también cambió de un entorno boscoso a una pradera abierta, y los ancestros directos de las jirafas tuvieron que adaptarse a los nuevos cambios. Es posible que, entre los antepasados ​​de las jirafas durante este período, los machos en apareamiento desarrollaran una forma de atacar a sus competidores balanceando el cuello y la cabeza. Esta lucha extrema, apoyada por la selección sexual, condujo al rápido alargamiento del cuello de la jirafa durante un período de dos millones de años.

Jerarquía social

Las jirafas modernas usan sus cuellos oscilantes de dos a tres metros de largo para lanzar sus pesados ​​cráneos, equipados con pequeños osiconos y osteomas, contra las partes débiles de los competidores. Como resultado, cuanto más largo sea el cuello, mayor será el daño que provoquen. De hecho, el tamaño del cuello de las jirafas macho está directamente relacionado con la jerarquía social, y la competencia de cortejo es la fuerza impulsora detrás de la evolución de los cuellos largos.

Con el cuello largo, las jirafas ya podían alcanzar las hojas de los árboles y encontrar un nicho biológico sin competencia. Sin embargo, según los investigadores, su estado ecológico era menos seguro que el de los bóvidos y cérvidos. Ese ambiente pudo haber promovido una competencia de cortejo extrema, que a su vez pudo haber promovido una evolución morfológica extrema. En resumen, todo es sexo y comida.-

Judith de Jorge/ABC Madrid

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