El poder de una bendición, ¿lo conoces?
Es un poderoso acto de fe con el que pides a Dios su protección Divina sobre una persona o cosa (tu casa, el auto) sabiendo que lo hará
«Bendeciré a quienes te bendigan»
Génesis 12,
¿Conoces el valor de la bendición? Creo que en alguna ocasión te he contado que mi familia, por parte de mi mama, es de Costa Rica.
Solíamos pasar los veranos en la casona de madera de mi abuelita. La llamaba: “Mamita”. No imaginas cuánto la extraño.
Era una dulce abuelita, y como todas las abuelitas, era consentidora, vivía preocupada por sus nietos. Antes de salir de la casa nos signaba la frente y nos bendecía. Siempre nos bendecía antes de salir.
¿Por qué bendecir?
Al bendecir demuestras tu confianza en Dios. Es un acto de fe con el que pides a Dios su protección Divina sobre una persona o cosa (tu casa, el auto) sabiendo que lo hará.
De joven no le das mucha importancia a este maravillosa gesto, una tradición que hoy día se está perdiendo, y casi no lo ves en los hogares. ¿Lo has notado también?
El diccionario de la Real Academia Española lo define como:
- Alabar, engrandecer, ensalzar a alguien.
- Dicho de la Providencia: Colmar de bienes a alguien o hacer que
prospere.
- Invocar en favor de alguien o de algo la bendición divina.
- Consagrar al culto divino algo, mediante determinada ceremonia.
Y tiene mucha razón.
Bendiciones en la Biblia y el Catecismo
Las primeras referencias de una bendición las encontré en la Biblia en Génesis 1 y era un acto de amor que hacia Dios por la humanidad.
«Los bendijo Dios, diciendo: «Crezcan, multiplíquense y llenen las aguas del mar, y multiplíquense asimismo las aves sobre la tierra”-
El Catecismo de la Iglesia Católica nos explica:
2626 La bendición expresa el movimiento de fondo de la oración cristiana: es encuentro de Dios con el hombre; en ella, el don de Dios y la acogida del hombre se convocan y se unen. La oración de bendición es la respuesta del hombre a los dones de Dios: porque Dios bendice, el corazón del hombre puede bendecir a su vez a Aquel que es la fuente de toda bendición.
Hay una bendición que emociona el corazón. ¿La conoces? La decimos a diario si rezas el Santo Rosario. Y ocurre cuando Isabel queda llena del Espíritu Santo…
«Exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno».
Lucas 1, 42
Acostúmbrate a bendecir
Puede ser con un sencillo: “Dios te bendiga”. La bendición es de gran importancia en nuestra vida diaria. Agobiados por las dificultades y el trabajo lo olvidamos.
Te haré tres preguntas sencillas:
- ¿Bendices los alimentos antes de comer?
- ¿Bendices a Dios, agradeciendo sus beneficios?
- ¿Bendices a tus hijos antes que salgan de tu casa?
La bendición tiene más alcance del que podemos imaginar. Jesús en su amor por la humanidad lo lleva al límite y nos pide:
«Bendigan a quienes los persigan: bendigan y no maldigan»
Romanos 12, 14
¿Por qué hacerlo? Es muy sencillo. Primero porque Jesús lo pide. Segundo porque ya no seguimos la corriente del mundo. Y tercero, porque todos, hijos de Dios, somos hermanos.
Y si aún sigues la corriente del mundo, en Romanos 12, 2 te dicen:
«No sigan la corriente del mundo en que vivimos, sino más bien transfórmense a partir de una renovación interior. Así sabrán distinguir cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto.»
Una bendición especial
Voy a cerrar este artículo de la mejor manera, con la bendición franciscana para ti.
El Señor te bendiga y te guarde;
te muestre su faz y tenga misericordia de ti.
Vuelva su rostro a ti y te dé la paz.
El Señor te bendiga.
¿Te gustaría compartir tus experiencias con Dios? Te dejo mi email personal. cv2decastro@hotmail.com
¡Dios te bendiga!
Claudio de Castro – publicado el 10/06/22-Aleteia.org