El mártir Fructuoso Pérez, director de periódico: «Por encima de todas las cosas, Dios y la Iglesia»
Fructuoso Pérez es el primer director de periódico español beatificado como mártir
El 15 de agosto de 1936 milicianos del Frente Popular fusilaron en la playa de La Garrofa, en Almería, al director del periódico católico La Independencia, Fructuoso Pérez Márquez, y a varios colaboradores. Junto a él cayeron bajo las balas sus colaboradores y redactores: el cuñado de Fructuoso, Antonio Barceló Toro; el sacerdote y redactor religioso, Rafael Román Donaire; Alejandro Salazar Salvador, Jesús Salazar Ruiz y los colaboradores Rafael Calatrava Ros, Jaime Calatrava Romero, Francisco Florido, Pablo Sáez de Bares, Ginés Céspedes Jerez y el doctor Juan Banqueri Salazar. Esa madrugada mataron a 26 personas en esa playa y echaron al mar los cuerpos.
El sindicato socialista UGT confiscó el periódico, su maquinaria e instalaciones y lo utilizó para publicar su revista, “¡Adelante!”, cuyo número uno salió el 4 de agosto. La Independencia llegaba a su final, tras 28 años de existencia y más de 8.650 números.
De los fusilados en la playa, Fructuoso Pérez destaca ahora porque a partir de este sábado podrá ser venerado por la Iglesia como mártir y beato. Forma parte de la causa de los 27 mártires dominicos que serán beatificados en una ceremonia en la catedral de Sevilla el sábado 18 de junio (incluyen a los frailes dominicos de Almagro, protagonistas de la película Bajo un manto de estrellas).
Una familia cristiana de rosario diario
Fructuoso Pérez era laico, casado, padre de familia, de cuatro hijos. De niño se había formado en el seminario de Almería y había aprendido Filosofía y Humanidades. Luego viajó unos años a Chile con su tío, que era canónigo, y volvió a España para dedicarse al periodismo. De redactor pasaría a ser administrador de La Independencia y más tarde su director, a partir de 1922.
Se casó en 1911, con 27 años, con María Barceló Toro, de 24, que también era de Almería. En la casa se vivía una fuerte espiritualidad dominica. En el hogar se rezaba el rosario todos los días y se leía con cierta frecuencia el santoral del «año cristiano».
Su hijo explicó que en ese hogar todos los adultos eran terciarios dominicos: «mi padre, mi madre, mi tía, y las dos muchachas. Una de ellas, María Carretero, se hizo dominica de clausura; creo que en el convento de Zafra y, luego, en uno de Barcelona». Otra de las hijas se hizo religiosa adoratriz. Los hijos estudiaron en el colegio de las Hijas de la Caridad. Los chicos, tras la primera comunión, pasaron al de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
Su hijo escribió de él: «Fue un ferviente católico, defensor valiente de la verdad, sin respetos humanos, a riesgo de todo, era afable, caritativo, vivía la fe. Era simpático, sencillo, ejemplarísimo, al servicio de la Iglesia siempre. Era un santo, le gustaba hablar con los pobres, inmejorable, educado, muy religioso, bondadoso, y de buen carácter».
También se le daba muy bien tocar el piano y de hecho de joven le habían ofrecido un cargo musical en la catedral, pero él lo rechazó y se centró en el periodismo.
Llega la República: «nosotros estamos donde estábamos; en primer término, católicos»
En las elecciones municipales de abril de 1931 las derechas obtuvieron más votos que las izquierdas, pero en las grandes ciudades ganaron las izquierdas. El rey Alfonso XIII huyó del país tras 29 años de reinado, esperando evitar así una guerra civil. Se proclamó la Segunda República.
La Independencia, que siempre defendió la monarquía, con Fructuoso al frente publicó enseguida su posicionamiento ante la nueva situación: «Somos quienes éramos. Estamos donde estábamos. En primer término, católicos, apostólicos, romanos. Nuestra actuación, con Monarquía o con República, será en adelante lo que ha sido hasta hoy; por encima de todas las cosas, Dios y la Iglesia, cuyas doctrinas y mandatos acatamos ciegamente», declaraba el editorial.
Fructuoso era el director desde 1922. Entre algunas medidas pioneras, el periódico admitía a mujeres como columnistas, entre ellas la poetisa Carmen Giménez García (1883-1951), habitual en sus páginas. En 1931 puso en marcha una moderna máquina de linotipia, artefacto enorme y revolucionario que siguió en funcionamiento hasta los años 70.
El 10 de agosto de 1932 unos policías -por orden del nuevo gobernador republicano Isidro Liarte Lausín- cerraron redacción y periódico hasta el 15 de septiembre. Sin ingresos por ventas ni publicidad, Pérez Márquez se las arregló para pagar el sueldo de toda la plantilla. Al retomar el periódico un mes después, el editorial proclamaba: “Sin que se tome a arrogancia, podemos decir que no habrá fuerza humana capaz de hacernos cambiar de rumbos, contando con el auxilio de Dios a quien consagramos nuestros trabajos, nuestros intereses y la propia vida”. Cuatro años después, efectivamente, entregaría esa vida.
A Fructuoso las autoridades republicanas le detuvieron algunas veces más, sin mayor motivo. Una vez fue el 29 de octubre de 1932, cuando estaba en el Café Colón, detenido con otras 8 personas (un clérigo, dos médicos, un abogado…), al parecer porque uno tenía terrones de azúcar envueltos en un papel con escenas monárquicas.
En abril de 1936 lo arrestaron otra vez y su vivienda fue registrada, sin más acusación que las opiniones que publicaba el diario. Otros medios de la ciudad protestaron y pidieron su libertad al gobernador, que lo soltó, pero siempre bajo vigilancia.
Apresado y fusilado
El 18 de julio de 1936 empezó la Guerra Civil. Almería quedó bajo control del Frente Popular. El 28 de ese mismo mes Pérez Márquez fue detenido y encarcelado. Su familia no supo nada más de él por parte de las autoridades, aunque bien entrada la guerra llegaría a la casa una carta dirigida a la «Viuda de Fructuoso Pérez Márquez»: fue la única notificación oficial de su muerte. Su hijo escapó para evitar ser asesinado. La mujer enfermó y murió poco después.
Se sabe que Fructuoso fue llevado convento de las religiosas Adoratrices, reconvertido en cárcel improvisada. El 3 de agosto lo llevaron al barco-prisión “Segarra”, hasta la madrugada del día 15. Fue fusilado al amanecer en la playa La Garrofa con otros 26 almerienses. Sus cadáveres fueron arrojados al mar, pero tras la guerra pudieron recuperarse los restos y enterrarse en el cementerio municipal.
Reconocimientos al acabar la guerra
En agosto de 1939, acabada la guerra, la Asociación de la Prensa de Almería acordó evocar con tristeza el asesinato de Fructuoso Pérez Márquez, Antonio Barceló Toro, Jesús Salazar Ruiz, José Guirado Román y también de Ramón Guijo Alcaide, articulista y compositor lírico, fusilado en octubre de 1936. El ayuntamiento en 1940 decidió homenajear al periodista y cambiar el nombre de la estrecha calle donde había vivido: antes se llamaba “Wamba” y desde entonces se llama “Calle de Fructuoso Pérez”. Un grupo de 68 viviendas sociales construidas en 1961 también recibieron su nombre en un rótulo que aún se mantiene.
Hay otro director de periódico mártir, asesinado 10 días antes
Al ser proclamado mártir y beato, Fructuoso Pérez se convierte así en el primer español director de periódico que asciende a los altares, adelantándose en la proclamación a su «rival» (o compañero) Francisco Martínez García, que fue alcalde de Murcia y luego director del diario La Verdad, quien fue fusilado por milicianos del Frente Popular estando de vacaciones en el pueblo de su mujer en Tribaldos (Cuenca).
Hay que detallar que el periodista murciano derramó la sangre antes que el periodista almeriense: Francisco, el 5 de agosto; Fructuoso, el 15. La causa de beatificación de Francisco Martínez García, junto con la de otros mártires murcianos, está en Roma desde 2012.-