Lecturas recomendadas

Valorar a los jóvenes

El Concilio Plenario de Venezuela (Documento 8, n.1) se hizo eco de las grandes posibilidades de los jóvenes

Rafael María de Balbín:

<<Son ustedes, jóvenes, los que van a recibir la antorcha de manos de los mayores (…) Edifiquen con entusiasmo un mundo mejor que el de sus mayores>> (VATICANO  II,  Mensaje del Concilio. A los Jóvenes).

El Concilio Plenario de Venezuela (Documento 8, n.1) se hizo eco de las grandes posibilidades de los jóvenes: <<La alegría, ilusión y entusiasmo que han caracterizado los encuentros del Papa Juan Pablo II con los jóvenes del mundo entero han puesto de manifiesto que el mensaje, la persona y el proyecto de Jesucristo son la respuesta a las inquietudes y esperanzas de la juventud de nuestro tiempo. Sigue resonando el mensaje que el Santo Padre lanzara a los jóvenes de Venezuela: Jóvenes, abrid las puertas del corazón a Cristo. Él nunca defrauda (…). Ante el miedo al futuro, al compromiso, al fracaso (…) Él es la roca firme (Cf. 1 Co 10, 4). Frente a doctrinas falaces y destructivas del ser humano, Él es la luz que viene de lo alto (Cf. Lc 1,78). Ante la tentación de los ídolos del poder, del dinero y del placer, Él nos hace libres (Cf. Ga 5, 1)>>.

Es preciso valorar adecuadamente a los jóvenes en su precisa realidad, más allá de posturas superficiales, como la moda presente en los adultos de considerarse  jóvenes, o al menos de parecerlo.  <<La Iglesia latinoamericana ha asumido en forma especial el tema “Juventud”. Las reflexiones y orientaciones de las Conferencias Generales del Episcopado en Medellín, Puebla y Santo Domingo lo evidencian, así como los numerosos congresos y documentos que se han producido. La “opción preferencial por los jóvenes” (DP 1166), que asumió en Puebla, resume esta prioridad>> (CONCILIO PLENARIO DE VENEZUELA, Documento 8, n. 2).

<<Estas pinceladas nos sirven de marco para nuestra reflexión en Venezuela. Nuestra Iglesia se siente solidaria con la juventud y quiere ofrecer su aporte para que se colmen sus esperanzas y el Mensaje de Salvación de Jesucristo llegue e a todos. Tiene presente la inmensa y profunda problemática juvenil que exige respuestas adecuadas. Y se pregunta: ¿Qué mundo de valores vive, hoy, la juventud? ¿Cuál es el horizonte de desarrollo humano que las culturas emergentes le presentan como deseable? ¿Qué apertura tienen al mensaje cristiano? “¿Sobre qué cimientos, sobre qué certezas deberíamos construir nuestras vidas y la vida de la comunidad a la que pertenecemos?”. Estas son preguntas a las que quiere dar respuesta el Concilio, en la línea de Puebla: “Presentar a los jóvenes el Cristo vivo, como único Salvador, para que, evangelizados, evangelicen y contribuyan, con una respuesta de amor a Cristo, a la liberación integral del hombre y de la sociedad, llevando una vida de comunión y participación” (DP 1166)>> (Idem, n. 4).

Con un análisis valorativo advertimos luces y sombras: <<Al contemplar la realidad juvenil comprobamos que Venezuela es una nación mayoritariamente joven, lo que significa poder contar con una fuerza renovadora de gran vitalidad, y encontramos rasgos que caracterizan, en general, a los jóvenes venezolanos, más allá del sector social a que pertenezca cada uno. Son alegres, comunicativos, amigables; exigen libertad; se entusiasman fácilmente, aunque no siempre sean constantes; son sinceros, cariñosos; con sentido de fiesta y afán de celebrar; solidarios; en general no dados a una reflexión profunda, sino más bien movidos por sentimientos; un poco superficiales en la asunción de los problemas; capaces de arriesgarse por algo importante, pero también de dejar todo de lado, con facilidad, cuando hay contratiempos>>  (Idem, n. 5).

Ciertamente las dificultades no faltan: <<Este talante común que percibimos, se vive en situaciones concretas, caracterizadas por amplias diferencias sociales, que van generando perfiles y estilos de vida juveniles muy diferentes. No se pueden comprender las actitudes de los jóvenes y las inmensas dificultades a las que deben hacer frente, sin tener en cuenta la reciente historia nacional y el nuevo paradigma de la globalización. A diferencia de las generaciones anteriores de jóvenes, que vivieron en un país en avance constante, en las últimas décadas las nuevas generaciones se levantaron en un país que perdió el rumbo histórico, la confianza en sí mismo y con una crisis económica, política y social cada vez más profundizada. Crecieron sin modelos, sin propuestas, sin puestos de trabajo, sin hogar. Y sentimos, también, los embates de la mundialización, que es un fenómeno extremadamente dinámico y compulsivo, la cual, al estar centrada en el mercado, ha entronizado la cultura del consumo y de la competencia, estimulada sin cesar por los medios de comunicación social, condicionando y moldeando, en buena medida, la vida de los jóvenes venezolanos>> (Idem, n.6).

Destaquemos los factores positivos: <<En todos los ambientes encontramos jóvenes que llaman la atención por los valores que viven, por su entusiasmo por los grandes ideales, porque tienen un proyecto de vida que les orienta. Son jóvenes que dan importancia al amor y a la amistad; que maduran en un ejercicio responsable y generoso de la libertad; que enfrentan con sencillez y creatividad los problemas de cada día; que quieren superarse; aspiran, además, a un mejor nivel de vida y exigen una educación de calidad, que los prepare y les ayude a promover sus potencialidades; que valoran la profesión, el deporte, las artes>> (Idem, n. 9).

Descubrimos una potencial apertura al mensaje cristiano: <<Muchos jóvenes se han encontrado con Cristo, están abiertos al mensaje del Evangelio, valoran el camino que han recorrido y piden el fortalecimiento de espacios de formación para todos ellos. Otros han descubierto, también, la posibilidad de “evangelizar” a los demás jóvenes, sienten la necesidad de acompañamiento por parte de la Iglesia y quieren que se les ofrezca oportunidades para proyectarse con un compromiso evangelizador. Una expresión destacable de este compromiso es el voluntariado juvenil: numerosos jóvenes ofrecen desinteresadamente, a instituciones diversas, su tiempo, energías y entusiasmo, durante períodos de tiempo más o menos prolongados. Todo ello contribuye a que se desarrolle una actitud de solidaridad y disponibilidad que les enriquece a ellos y a las comunidades que les acogen>> (Idem, n. 12).

Pero <<Al lado de tantos jóvenes que viven según estos valores, encontramos otros desorientados. Hay mentalidades y conductas que demuestran una profunda crisis de valores y que no llevan a un crecimiento en humanidad ni aportan algo positivo a la convivencia social; más bien expresan y difunden una desmesurada imitación de modelos efímeros que dificultan una identidad definida y positiva>>  (Idem, n.12).

Y así <<Muchos jóvenes rehúyen las responsabilidades y los compromisos duraderos y se dejan arrastrar por la superficialidad y el facilismo al afrontar la realidad de cada día. Han crecido con una mentalidad hedonista, consumista, materialista y alienada. Tienen una valoración desenfrenada por el tener, por el gozar, por un dejarse llevar por los propios instintos y apetencias, sin tener límite alguno. Su horizonte de felicidad son las experiencias excitantes, los estímulos sensoriales: libertinaje sexual, alcohol, drogas…>> (Idem, n. 14).

En consecuencia: <<Muchos jóvenes se muestran apáticos e indiferentes ante los acuciantes problemas del país. Al mismo tiempo critican, a menudo, el mundo de los adultos y rechazan una generalizada corrupción, pública y privada, y aquellos estilos de vida que no quieren para sí. De hecho no se comprometen ni se implican, porque no perciben unos objetivos por alcanzar, un modelo de sociedad por el que luchar. No faltan jóvenes que sienten hastío, aburrimiento, y viven en una constante monotonía. Lo han probado todo y no están satisfechos. Su vida se convierte en una especie de máquina programada, que necesita estímulos cada vez mayores, y en una carrera por conseguirlos. Y construyen un mundo propio, con lugares y espacios de tiempo exclusivos (los fines de semana, fiestas, discotecas, pandillas, juegos y realidad virtual que hace posible la informática…)>> (Idem, n 16).

Es preciso tomar en cuenta los factores que influyen hoy poderosamente en la sociedad, especialmente entre los jóvenes. <<Nos encontramos ante una nueva cultura que exalta la autonomía, que apela a la conciencia subjetiva, pero que favorece también el individualismo, el hedonismo y el subjetivismo ético; el horizonte de felicidad que ofrece la sociedad se centra en la satisfacción de los sentidos y en las apetencias materiales: la excitación y el placer, el culto del cuerpo, la apariencia; el consumo y el goce permanente; lo fácil, “usar y botar”, la apoteosis de los deseos, la droga, el alcohol, la satisfacción sexual, lo inmediato. También esta cultura presenta un conjunto de mensajes confusos, pues, por una parte, genera entusiasmo por los grandes valores: paz, tolerancia, lealtad, solidaridad, ecología, pero, por otra, no estimula las virtudes y actitudes necesarias para lograrlos: esfuerzo, responsabilidad, dominio de sí, fidelidad y espíritu de sacrificio>>. (Idem, n. 29).

Han venido apareciendo demasiados agentes de deformación. <<Nos encontramos ante una nueva cultura que exalta la autonomía, que apela a la conciencia subjetiva, pero que favorece también el individualismo, el hedonismo y el subjetivismo ético; el horizonte de felicidad que ofrece la sociedad se centra en la satisfacción de los sentidos y en las apetencias materiales: la excitación y el placer, el culto del cuerpo, la apariencia; el consumo y el goce permanente; lo fácil, “usar y botar”, la apoteosis de los deseos, la droga, el alcohol, la satisfacción sexual, lo inmediato. También esta cultura presenta un conjunto de mensajes confusos, pues, por una parte, genera entusiasmo por los grandes valores: paz, tolerancia, lealtad, solidaridad, ecología, pero, por otra, no estimula las virtudes y actitudes necesarias para lograrlos: esfuerzo, responsabilidad, dominio de sí, fidelidad y espíritu de sacrificio>> (Idem, n.29).

Se hace necesario fortalecer la familia y las instituciones educativas. Todo lo que se logre en estos campos tendrá un influjo muy positivo en la buena formación de los jóvenes. <<Las instituciones tradicionales educativas, la familia, la escuela, la Iglesia, se ven envueltas en el proceso vertiginoso y acelerado que caracteriza a nuestra época y encuentran dificultades para educar para la vida. La crisis en la institución familiar afecta la creación de un sistema de valores en los jóvenes y hace difícil que ellos elaboren conscientemente su proyecto de vida. Tampoco la educación formal logra ser el espacio que garantiza al joven la posibilidad de lograr sus objetivos. Aunque es justo reconocerle su esfuerzo de expansión y democratización, carece, sin embargo, de la fuerza suficiente para contrarrestar tantos influjos negativos. Sin embargo, el substrato católico en nuestra cultura e identidad venezolana ha permitido que muchos jóvenes, sobre todo en la familia y la escuela, aprendan y asimilen valores como la generosidad, la solidaridad, el respeto por la vida, el amor a Dios y a los hermanos>> (Idem, n. 31).

El panorama es muy amplio y a la vez urgente. Y nos implica a todos:

<<Llegar a los jóvenes con valentía, asumiendo su cultura, ofreciéndoles el “mensaje de salvación” que amplía su horizonte de realización y evangelizando las instituciones y medios de la sociedad que generan, reproducen y afianzan una visión reducida de desarrollo juvenil>>.

<<Ofrecer a los jóvenes numerosas oportunidades de reflexión (convivencias, retiros, encuentros…) , que les ayuden a conocerse a sí mismos, a sincerarse, y a profundizar en lo que está detrás de aquellas actividades que más les atraen y que, a través de las mismas, dan rienda suelta a su personalidad e intereses>>.

<< Proclamar la propuesta de vida cristiana, con todas las exigencias de Cruz que implica para un joven el seguimiento y discipulado de Jesús y presentar con valentía, frente a una cultura permisiva, modelos de realización juvenil, con todo lo que conllevan de dominio de sí mismo, formación de carácter, madurez afectiva y relación solidaria con los demás>>.

<<Promover acciones dirigidas a que las familias y la sociedad, en general, exijan a los Medios de Comunicación Social que tomen conciencia de su responsabilidad en la promoción de valores humanos y cristianos tendientes a modelar conductas en los jóvenes >>

<<Generar elementos de cercanía que permitan a la Iglesia hacerse presente en la gran masa juvenil, con la palabra y con los hechos, y proclamar la buena noticia de Jesucristo, de modo que se abran posibilidades de mayor sintonía, de diálogo y de apertura al mensaje cristiano>>.

<<Hacer una proclamación vigorosa de Jesucristo, que se ofrece a cada uno como amigo y compañero en la vida, y proponer el mensaje del evangelio como camino de realización personal>>.

<<Promover con creatividad programas de educación en valores aprovechando, como medio de evangelización, las oportunidades que abren las nuevas tecnologías>>.

<<Ofrecer aportes que alimenten el desarrollo de una espiritualidad juvenil desde la cotidianidad: la amistad e intimidad con el Señor, la orientación de la propia vida siguiendo los pasos de Jesús, la seguridad de la cercanía de la Virgen, la apertura generosa a las grandes causas, el entusiasmo que producen los ideales, la capacidad de comenzar de nuevo, de aceptar riesgos…>>.

<<Alentarles en su misión de colaborar y ser levadura en la construcción de una nueva sociedad, desde la fe, y ofrecer oportunidades para que estudien, profundicen y pongan en práctica la Doctrina Social de la Iglesia>>.

<<Promover el voluntariado juvenil (hospitales, centros asistenciales, centros penitenciarios, con niños de la calle, misiones…) como actitud de vida y expresión de su compromiso cristiano>>.

<<Tener en cuenta las características culturales de los ambientes específicos (rural, indígena, urbano, suburbano, obrero, estudiantil…) y de los que se encuentran en situaciones críticas (drogas, alcohol, prostitución, prisión, delincuencia, (“niños de la calle”…), en la acción de acompañar a los jóvenes en la maduración de su fe>>.-

(rbalbin19@gmail.com)

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