El Vaticano publica documentos reservados de cómo Pío XII ayudó a miles de judíos
Proceden del Archivo Secreto Vaticano y se trata de cartas que recibió en las que judíos le pedían ayuda
Convencido de que «hay que recordar la historia para evitar que se repita» e intentando hacer justicia con uno de sus predecesores, el Papa Francisco ha ordenado por sorpresa que, desde este mismo jueves a las tres de la tarde, la web del Archivo Vaticano, el antiguo «archivo secreto vaticano» publique miles de documentos reservados del pontificado de Pío XII.
En concreto, de trata de la serie documental «Ebrei» (la palabra en italiano de «Judíos»), que reúne las «peticiones de ayuda dirigidas al Papa por parte de judíos de toda Europa, tras el inicio de la persecución nazi-fascista», desde 1939 a 1948.
Según Paul Richard Gallagher, ministro de exteriores del Vaticano, los nuevos documentos «permitirán a los descendientes de quienes solicitaron ayuda al Papa, buscar rastros de sus seres queridos en todo el mundo.
Al mismo tiempo, permitirá a los estudiosos y a cualquier persona interesada, examinar este especial patrimonio archivístico de forma libre y a distancia».
Los documentos estaban disponibles a estudiosos que visitaran el archivo desde marzo de 2020. Se trata de «170 volúmenes, que equivalen digitalmente a casi 40.000 archivos». El Vaticano ha explicado que ahora publica el 70% del material total, y que lo irá completando a medida que se procesen los volúmenes que faltan.
Una petición de ayuda desde Miranda de Ebro
Para hacerse una idea del peso de la iniciativa, el Vaticano ha seleccionado la carta que envió al Papa un prisionero alemán del campo de concentración de Miranda de Ebro, donde eran encerrados los judíos que atravesaban los pirineos para escapar de los nazis. Son dos cuartillas, en papel marfil, redactadas en italiano con caligrafía limpia y cuidada, firmadas por un tal Werner Barasch en «Miranda» el 17 de enero de 1942.
«Si hoy te escribo es para rogarte que me ayudes desde la distancia», solicita desde allí un universitario alemán «de origen israelí» de 23 años a una amiga romana. Le explica que su madre está en EE.UU. y que había surgido la posibilidad de tomar un barco desde Lisboa, pero que las autoridades exigen un aval exterior. Le ruega que pida al Papa Pío XII que intervenga ante el nuncio, «pues otros con esta intervención desde Roma han podido dejar el campo de concentración».
Extracto de una de las cartas desde Miranda de Ebro – Archivo Ciudad del Vaticano
En los documentos que publica el archivo, se recoge que el Vaticano «lo señala nuevamente» al entonces nuncio del Papa en Madrid, pero justo ahí se interrumpen.
Google ayuda a completar la historia. En 2001, Werner Barasch, de 82 años, dio una entrevista al Museo del Holocausto de EE.UU. y contó que en 1943, un año después de la carta pudo salir del campo de concentración. En 1945 llegó a EE.UU., estudió en Berkeley y en Colorado y trabajó como químico en California.
«Este patrimonio, por voluntad del Papa Francisco, se hace ahora fácilmente accesible a todo el mundo, gracias a un proyecto destinado a publicar en Internet la digitalización completa de la series» explica Gallagher.
Gallagher asegura que en las cartas pedían especialmente «visados o pasaportes para la expatriación, refugio, reunificación con un familiar, liberación de la detención, traslado de un campo de concentración a otro, noticias sobre una persona deportada, suministro de alimentos o ropa, apoyo financiero, apoyo espiritual, entre otras cosas». Estas solicitudes eran atendidas por la entonces llamada «Sagrada Congregación para Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios», equivalente al ministerio de Exteriores del Vaticano.
Recibieron unas 2.700 solicitudes de ayuda. «Eran peticiones de ayuda de familias o grupos de personas enteras», explica Paul Richard Gallagher. «Miles de personas perseguidas por su pertenencia a la religión judía, o por una mera ascendencia «no ariana«, se dirigieron al Vaticano sabiendo que otros habían recibido ayuda, como hizo Werner Barasch», añade.
Muestra cómo en el Vaticano, a petición de Pío XII, «se activaron los canales diplomáticos para intentar prestar toda la ayuda posible, teniendo en cuenta la complejidad de la situación política a escala mundial».
El actual ministro de exteriores del Vaticano recuerda que cuando en marzo de 2020 se autorizó la apertura de los archivos relativos al pontificado de Pío XII, «esta lista particular de personas se denominó «La lista Pacelli», con el apellido de Pío XII, evocando la famosa ‘ Lista de Schindler‘». Añade que, «aunque los dos casos son diferentes, la analogía plasma perfectamente la idea de cómo, en los pasillos de la institución al servicio del pontífice, se hacían enormes esfuerzos para proporcionar a los judíos una ayuda concreta».
Con cada una de estas solicitudes se abría un expediente que, una vez procesado, pasaba a ser conservado en la serie del archivo llamada «Judíos». La que ahora está totalmente disponible en Internet.-
Javier Martínez-Brocal/ABC de Madrid