Testimonios

Que la violencia y el miedo no tengan la última palabra

Alfredo Infante, SJ-

Desde Signos de los Tiempos nos solidarizamos con la comunidad tarahumara, con todos los pueblos originarios, con la Iglesia católica mexicana, con la Compañía de Jesús -especialmente con la Provincia de México- y con los familiares de los padres jesuitas Javier Morales y César Mora Salazar, dos insignes testigos de la fe en Cristo Jesús insertos en la comunidad indígena tarahumara, a la cual servían con total entrega en la defensa de las tierras, la cultura y la vida.

Según ha reseñado la prensa, los padres intentaron proteger en el templo de la comunidad a un guía turístico perseguido por sujetos vinculados al crimen organizado que opera y controla la región. Este acto de defensa y cuidado de la vida terminó en tragedia, pues uno de los delincuentes asesinó al guía y a los dos sacerdotes y, como modus operandi, se llevó los cuerpos de las víctimas.

La solidaridad nacional e internacional, tanto a nivel de la Iglesia como de la sociedad civil, no se hizo esperar.

El papa Francisco manifestó «dolor y consternación» ante el hecho y expresó su cercanía y oración a los feligreses y familiares de los sacerdotes. “¡Cuántos asesinatos en México! Estoy cerca con afecto y oración a la comunidad católica afectada por esta tragedia. Una vez más repito que la violencia no resuelve los problemas, sino que aumenta el sufrimiento innecesario”, dijo el Santo Padre. [1]

El superior general de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, SJ, también declaró estar “conmocionado y entristecido” y señaló que  “tenemos que parar la violencia en nuestro mundo y tanto sufrimiento innecesario”. [2]

El representante en México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Guillermo Fernández-Maldonado,  condenó el crimen y advirtió que el mismo “nos recuerda la situación de violencia extrema y vulnerabilidad que enfrentan las comunidades de la Sierra Tarahumara en Chihuahua». [3]

Lo mismo hizo la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), que expresó su indignación y exigió «seguridad para la comunidad y todos los sacerdotes del país». [4]

El provincial de los jesuitas en México, Luis Gerardo Moro, SJ, hizo un llamado a las autoridades para que hagan justicia en este caso y ratificó el compromiso de lucha de la Compañía de Jesús contra la violencia en las comunidades. «No callaremos ante la realidad que lacera a toda la sociedad. Seguiremos presentes y trabajando por la misión de justicia, reconciliación y paz, a través de nuestras obras pastorales, educativas y sociales», dijo Moro en una misa en honor a los fallecidos. [5]

Este crimen es una muestra de cómo la delincuencia organizada en sus múltiples formas, en América Latina y el mundo, va controlando población, territorio e instituciones; esto es, pues, un problema estructural que atenta contra los derechos humanos y, muy especialmente, los de los pueblos originarios de nuestro continente.

No podemos ser indiferentes ante estos hechos. Es nuestro deber como cristianos y, sobre todo como seres humanos, alzar la voz contra cualquier acto que vulnere el sagrado derecho a la vida. Pero la solidaridad debe convertirse en acción y en compromiso, desde cualquier ámbito en el que nos desenvolvamos, para acompañar a los más vulnerables, a los que sufren, en su lucha por la justicia.

Hagamos nuestras las palabras del provincial jesuita mexicano, Luis Gerardo Moro: “no permitamos que la violencia, el terror, el miedo, tengan la última palabra”.

Boletín del Centro Arquidiocesano Monseñor Arias Blanco
17 al 23 de junio de 2022/ N
° 149

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