El Mundo
El arzobispo de Santiago de Cuba pide «que se revisen todas las penas de los presos del 11 de julio»
"Madre, quizás ha sido un poquito larga esta petición, pero también es larga la petición del pueblo cubano"
«Madre te suplicamos, que muevas los corazones de los que tienen en sus manos modificar las situaciones, dar un paso adelante, para que se revisen de nuevo todas las penas de los presos del 11 de julio»
«Te pedimos por nuestra Patria, te pedimos para que seamos hermanos»
«Muchos miles de cubanos han decidido marcharse de su país, de su Patria. Sienten que no encuentran las condiciones para poder desarrollarse plenamente, sienten eso y son muchos miles. Y son muchos miles de familias divididas, y son muchos miles de ancianos que se quedan solos»
En medio de los debates que ha suscitado dentro del laicado cubano las recientes declaraciones del Papa Francisco sobre la realidad nacional, el arzobispo de Santiago de Cuba ha compartido con todos los católicos cubanos una oración encarnada que denota el sentir de todo un pueblo. De alguna manera varios laicos han visto en esta plegaria una respuesta del clero nacional ante los reclamos de sus fieles.
Por su importancia compartimos de forma íntegra la oración compartida por el arzobispo de la diócesis primada de Cuba
Hermanos vamos a despedirnos de la Virgen poniendo todas nuestras inquietudes, nuestros deseos, nuestras peticiones y anhelos en las manos de Ella, para que a través de su Hijo Jesús se las presente a Dios nuestro Padre.
Dios te salve María, llena eres de gracia,
el Señor está contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Nuestra Señora de la Caridad / Ruega por nosotros
Nuestra Señora de la Caridad / Ruega por nosotros
Nuestra Señora de la Caridad / Ruega por nosotros
Madre y Patrona nuestra…
Hace un año más o menos en estas fechas, elevamos nuestra oración de manera especial por los acontecimientos que habían pasado el domingo anterior, el 11 de julio, en el que en muchas ciudades de nuestra Patria, hubo manifestaciones, personas que querían expresar sus criterios. Como todas las cosas humanas, muy pacíficas la mayoría y algunas desgraciadamente con violencia. Con cierta violencia, violencia en la cual muchas familias sufrieron y en la que hubo un fallecido.
Te pedimos por nuestra Patria, te pedimos para que seamos hermanos.
Lo dicho en aquel momento te lo vuelvo a presentar Madre. ¿Po qué? Porque aquí está el corazón de los cubanos, y aquí las personas vienen a pedir que nosotros podamos vivir en paz como hermanos, respetándonos unos a otros, considerándonos todos como iguales ante Dios y ante los hombres; que queremos vivir en nuestra Patria, donde encontremos las posibilidades para desarrollarnos plenamente, respetándonos unos a otros.
Ése es el anhelo de nuestro pueblo, el que viene aquí y el que no viene aquí, el que se lo pide a la Virgen en su casa, en la capilla de su pueblo, lo que anhela y desea. O se lo pide a Dios de otra manera. Eso es lo que deseamos.
Todavía aquella situación tiene secuelas. Las secuelas más duras están en los detenidos. Por eso Madre te suplicamos, que muevas los corazones de todos los cubanos y de todos los que tienen en sus manos modificar las situaciones, dar un paso adelante, para que se revisen de nuevo todas las penas, y para que puedan salir en libertad todos aquellos que quisieron expresar su opinión sobre la situación. Hay muchas familias sufriendo, hay muchas madres sufriendo, muchas. Sería un paso de fraternidad, de entendimiento social, el que estas personas estén en sus hogares, y que nadie, también los que no fueron presos, pague ninguna consecuencia posterior. Que no queden marcados por lo que hicieron. Sí, que no queden marcados, que puedan vivir en sus trabajos, en sus estudios, y puedan seguir opinando porque todo hombre tiene derecho a dar su visión de las cosas en paz, sosiego, como ciudadanos que somos.
También a esto se agrega el éxodo. ¿Se podría llamar así? Bueno, cada uno de nosotros vive esa situación de una manera diferente, pero muchos miles de cubanos han decidido marcharse de su país, de su Patria. Sienten que no encuentran las condiciones para poder desarrollarse plenamente, sienten eso y son muchos miles. Y son muchos miles de familias divididas, y son muchos miles de ancianos que se quedan solos. Muchas familias que sufren porque algunos han muerto en la travesía, ya sea en el mar o por tierra.
Hermanos, esta es la Patria de todos y para el bien de todos. Aunque haya muchos cubanos, como de tantos otros países, que se han marchado, las personas quieren vivir en su tierra, la que les vio nacer; pongamos todas nuestras intenciones, posibilidades, disposiciones, para que todos podamos vivir como hermanos aunque pensemos diferente, porque nunca se podrá lograr que todo el mundo piense igual, pero sí podemos pensar diferente y respetarnos unos a otros. No imponiéndose nadie.
Yo hago mías las palabras de los Obispos en el documento del pasado año en el que nosotros dijimos, que toda persona es libre, con derechos y deberes, porque es criatura de Dios, hecha a imagen y semejanza de Dios, y que toda persona tiene derecho a expresarse y dar opinión sobre las situaciones que nos conciernen a todos, a todos. Lo que hay que, civilizadamente, poder entendernos, buscar soluciones.
Te pedimos, para que se den los cambios necesarios para que nos podamos sentir contentos, y seguros aquí. El cubano se siente que está en su tierra, se siente dueño de ella; pero los cubanos necesitamos que se den las condiciones, como dije antes. Que se hagan los cambios necesarios para que todo ese nivel intelectual, técnico, social que hemos adquirido como pueblo, nosotros podamos desarrollarlo en esta tierra, y nos sintamos entonces contentos. Tenemos que hacer producir ese talento que tenemos los cubanos aquí, aquí.
Pero para eso tienen que darse las condiciones, hay que hacer los cambios necesarios, hay que hacerlos, sobre todo Madre, que los cubanos no seamos enemigos los unos de los otros, no seamos enemigos. Que todas nuestras diferencias puedan resolverse a través del diálogo y de la misericordia, y del perdón, y nunca con la violencia y la intolerancia.
Te lo pedimos Madre.
Siempre me gusta decir que en la medida en que los cubanos sepamos respetarnos unos a otros, también nosotros además de sentirnos más contentos y felices en esta tierra, otras personas nos van a respetar más a nosotros. Una familia que vive unida, esa familia es ejemplo en el barrio. Que nosotros también procuremos ser ejemplo de solidaridad, de respeto, de tolerancia los unos para con los otros. Pero para eso Madre, leyendo el Evangelio, siento la necesidad de decirles a ustedes, que tenemos que decirle a Dios que siempre pasa a nuestro encuentro que no siga de largo, que se quede, que se quede con su Palabra, que se quede enseñándonos a vivir en paz.
Ya que nosotros no podemos lograr eso, que el Señor nos enseñe y nosotros sepamos buscarlo. Ese es el drama del hombre, del cubano y del no cubano, que muchas veces queremos hacer las cosas según nuestros criterios, nuestras maneras de pensar, nuestras ideologías, y no según Dios, que en definitiva el centro ha puesto al hombre.
Madre, quizás ha sido un poquito larga esta petición, pero también es larga la petición del pueblo cubano.
Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios,
no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todos los peligros,
Virgen Gloriosa y Bendita. Amén.-